El 1º de mayo pasado, un grupo de delincuentes forzó una entrada en el patio de una histórica ferretería de la avenida Córdoba al 5900 en Palermo para llevarse algunas herramientas, un típico robo en ausencia de moradores. Los dueños del lugar denunciaron el robo ante la Policía de la Ciudad, que despachó un equipo de efectivos al lugar, con una causa en la Fiscalía Nº52 del doctor Guillermo Cicchetti. Hasta aquí, nada fuera de lo común.
Una semana después, los ferreteros volverían a la Fiscalía con un video de unos 48 segundos que encontraron en la memoria de sus cámaras de seguridad y que los había indignado. "No lo podíamos creer", asegura un responsable de la ferretería en la avenida Córdoba detrás de una reja en el local.
En la filmación, uno de los policías que debía inspeccionar el lugar metía su mano derecha en un cajón con cierta alevosía y se llevaba billetes. "Aproximadamente diez mil pesos", dice el ferretero a Infobae.
Los dueños también lo acusaron de robar un medidor láser de distancias valuado en seis mil pesos que no habría sido tomado por los ladrones originales; encontraron la caja del medidor abollada en un rincón.
Ir a la Justicia fue una segunda opción: los ferreteros habían intentado denunciar al policía ladrón sin éxito en una comisaría cercana. "Fuimos a denunciar, a que nos devuelvan nuestras cosas que nos robaron y nos dijeron que vayamos a la fiscalía, que nos atiendan ahí", asegura el ferretero.
Tiempo después, el jefe de la división Planificación se presentó ante los investigadores del caso para reconocer al policía ladrón del video, el jefe dio su rango y nombre.
Mientras tanto, la filmación se viralizaba a través de WhatsApp: el paquete incluía una foto del policía con un fernet frente a una parrillita, su nombre completo, el mismo que el jefe de la Comuna 15 dio ante el fiscal Cicchetti. El paquete viral venía acompañado de otros comentarios de tenor dudoso, acusaciones poco agradables, difíciles de chequear. Pero el policía era el policía, el inspector Diego Guevara, de 46 años, miembro de la fuerza porteña al menos desde 2009.
Hoy, Guevara no solo tiene una causa penal en su contra: puede perder su trabajo. "Va camino a la exoneración", dice una voz en el Ministerio de Justicia porteño del que depende la Policía de la Ciudad. La Oficina de Transparencia y Control Externo de la fuerza, aseguran fuentes oficiales, ordenó su pase a disponibilidad. El miedo de los ferreteros, por otra parte, es mucho mayor.
"Nosotros no filtramos nada", dice el hombre tras la reja. "Salió el video y de repente vinieron periodistas y gente preguntando, no los vamos a recibir", afirma. La inquietud es lógica: "Tenemos miedo a represalias, a que venga el tipo a vengarse, a que vengan policías a vengarse."
Los dueños de la ferretería, asegura el hombre, todavía no fueron llamados a ratificar su acusación.