Un mes y dos días después de que entrara a una comisaría de Berazategui para anunciarles a los policías que había asesinado a su marido mientras él abusaba de su hija de 14 años, Soledad Magdalena recuperó la libertad. A horas de que se vencieran los plazos legales, el juez Gustavo Mora negó el pedido de prisión preventiva que había hecho la fiscalía y firmó la excarcelación de la mujer.
Magdalena (37) dejó el calabozo de mujeres de la comisaría 2ª de Berazategui, volvió a su casa en la tarde del jueves y se reencontró con sus tres hijos, un varón de 18, la nena de 14 y un chico de 4. Allí seguramente esperará el desarrollo de la investigación y seguirá procesada probablemente hasta el juicio, aunque en libertad.
Mora, que subroga al juez de Garantías Damián Vendola (con licencia), definió la excarcelación con el argumento de que no existían motivos para mantener privada de la libertad a Soledad. No obstante, el detalle de las razones del magistrado se conocerá el viernes.
"El juez dictaminó abstracta la prisión preventiva. Soledad siempre estuvo sujeta a derecho, se puso a disposición de la Justicia enseguida, entregó sus teléfonos, avisó a la seccional de lo que había hecho", comentó a Infobae Florencia Casamiquela, flamante abogada de Magdalena.
La mujer quedó presa el 2 de septiembre cuando se presentó en la comisaría 4ª de Berazategui y anunció que había asesinado a su marido, Cristian Senra (38), quien también era su violador, cuando el hombre, delante de ella y tras habérselo advertido, tocaba a su hija (Soledad tuvo a la adolescente con otro hombre).
Magdalena relató ante el fiscal Carlos Riera el calvario que vivió durante los últimos nueve meses con su marido, antes de ahorcarlo con un cordón desde el asiento trasero de una camioneta donde estaban ella, Senra y su hija.
En su declaración indagatoria, la acusada contó detalles de cómo Senra manipulaba la relación y explicó que la pareja se fue deformando como consecuencia de los celos del hombre, quien abusó de Soledad durante nueve meses hasta que un día le confesó: "Estoy obsesionado con tu hija".
"En ese momento me quedé turbada, congelada, no lo podía creer, también me confiesa que quería que yo estuviera presente en el momento en que él abusara de mi hija. La noche que me confiesa eso me da a elegir entre mi hija o yo", dijo Magdalena delante del fiscal.
Eso también es lo que piensa Soledad del momento del desenlace. "Era él o nosotras", le dijo a su entorno en los últimos días. La noche del 2 de septiembre, Senra iba a dejar el hogar que compartía con Soledad y sus hijos por el deterioro de la relación. Pero antes de irse insistió en hablar con la adolescente. Finalmente las mujeres accedieron y se subieron a su camioneta.
Senra estaba borracho. Ya en el vehículo le pidió a la chica que ella se sentara adelante y la madre atrás. "La empezó a amenazar y a echarle la culpa de todo, le decía que ella tenía la culpa de destruir el matrimonio, que ella había entrado en su cabeza, y era repetitivo, yo le dije ya está, es esto lo que tenés que decir, entonces acelera y nos lleva a 300 metros de casa. Estaciona y ahí vuelve otra vez a lo mismo, le empezó a decir que quería estar con ella y que yo tenía que estar presente".
Con una lata de cerveza en una de sus manos, el hombre le dijo a la hija de su esposa que iba a poder superarlo como su madre había podido superar el abuso que sufrió de joven. Magdalena le respondió que ninguna mujer podía superar una violación. Entonces, según el relato de la imputada por el crimen, Senra se tira encima de su hijastra.
"Empezó a tocarla en medio de las piernas, yo lo conozco, y me di cuenta de que estaba excitado por los gestos, la mirada, la manera de hablar, de balbucear, la manera de expresarse", dijo Soledad.
"Te va a gustar", le dijo el hombre a la menor. "Te va a a gustar mi pija", agregó, y le dijo que estaba "muy caliente" con ella, que le gustaba todo su cuerpo, su cola y, según Magdalena, en ese momento Senra volvió a meter la mano entre las piernas de la chica.
Soledad contó que intentó defenderla. Y se sacó el cordón de la capucha de su buzo y lo pasó por el cuello de su marido dos veces y luego tiró hasta matarlo.
"Solo recuerdo que le puse el cordón e hice un giro como para apartarlo de mi hija. Ahí pensé que nos iba a matar a las dos", explicó al fiscal la mujer, y argumentó que minutos antes él había sugerido: "No sé si se vuelven caminando".
Casamiquela adelantó que le pedirá al juez una ampliación de la declaración indagatoria para que Soledad relate con más detalle los hechos y la historia de su relación con Senra: "Tenemos varias medidas de prueba para producir, la circunstancia que precedió a este hecho es necesario incorporarla al expediente. Su declaración fue entrecortada, no se pudo explayar con tranquilidad".
Los investigadores, comandados por Riera, dudan de si el asesinato fue premeditado por las dos vueltas de cordón en el cuello de Senra. Tampoco entienden por qué ella dejó que su hija se sentara en el asiento delantero. Y esperan los resultados de pericias toxicológicas sobre el cuerpo de Senra para saber si al momento de morir tenía alguna sustancia en su sangre.
La familia de Senra tiene otra hipótesis. Asegura que la mujer lo mató "por plata". "Nosotros presenciamos peleas, él se quería separar y le había dicho que la relación no daba para más. Fue por plata", dijeron familiares.
"Lo vivido por Soledad es un caso de legítima defensa de tercerxs establecido en el Código Penal. Se dan todos los requisitos que exige el artículo 34: Soledad defendió a su hija de un ataque contra su integridad sexual. Soledad sólo pensó en defender a su hija de la violación, no en matar a su pareja", expresaron desde la agrupación feminista Futura, que trabajaron para la libertad de Magdalena desde 2 de septiembre, que finalmente se logró este este jueves.
Seguí leyendo: