Un silbido. Es decir: una encadenación de notas producidas por un ser humano con el viento de sus pulmones para entonar una melodía, una canción. Sin embargo, para unas niñas el sonido de un silbido se convertía en algo tenebroso. Con un silbido el pastor evangélico Alejo Insaurralde anunciaba que iba a comenzar una nueva sesión de abusos sexuales en la cocina de la guardería que tenía a su cargo en Viedma. Un crimen que se repitió varias veces, por el que fue condenado en 2017 a un año de condena en suspenso debido al abuso de una niña de doce años y por el que hoy su misma nieta lo denuncia penalmente. La iglesia de la que Insaurralde era presidente se llama "La Asamblea de Dios" y era la más importante de esa rama cristiana en la provincia rionegrina. Sin embargo, Dios, la asamblea y su ministerio cesaban cuando comenzaba a silbar y corría el seguro de la cocina donde comenzaría el ritual macabro.
"Soy una sobreviviente", dice Mariana Vidal, nieta del pastor abusador y quien hoy lleva adelante un proceso penal por el calvario que atravesó entre los dos y los 14 años.
"Recuerdo ese silbido, era cómo él me llamaba. Luego me abusaba. Ese silbido sigue retumbando en mi memoria".
Así señala Mariana el método con el que el pastor Insaurralde abusaba de ella, su propia nieta, desde su más tierna infancia hasta la pubertad. "Contactando a las chicas que fueron a su guardería, nos juntamos siete mujeres que hoy podemos dar cuenta de esos abusos. Tres de nosotras hicimos las denuncias públicas. Mi abuelo me tocaba, me manoseaba, me hacía tocarlo, y antes de que todo comenzara hacía un silbido, un silbido que no voy a olvidar, pero que era la señal con la que me llamaba y me indicaba que todo iba a comenzar". En el caso de Vidal, por el vínculo la causa no prescribió y se encuentra en manos de la Justicia. No es el mismo caso de las otras denunciantes.
Anabela Riat, de 33 años, cuenta que su abuso ocurrió mientras estaba en preescolar hasta tercer grado. "Hubo tocamientos, besos en la boca, en la cara. Iba a la guardería con mi hermana y yo no quería abrir las piernas, no quería esa situación, entonces el pastor decía: '¿La llamamos a tu hermana?'. Yo sufría pensando que lo mismo le podía pasar lo mismo a mi hermana. Fue una experiencia terrible que deja huellas. No podía tener parejas. La desconfianza no se va. Cuando tenía relaciones, yo desaparecía. Sólo después de hacer la denuncia, aunque prescribió, pude ordenar mejor mi vida".
Camila Carrión Andrecich, de 31 años y que acaba de tener hace unas semanas una bebé, dice a Infobae: "Yo iba a la guardería que Insaurralde tenía con su mujer entre mis dos años hasta los seis. Durante ese tiempo fui abusada por ese hombre". La casa de la familia de Camila estaba enfrente de la casa del pastor.
"Cuando más grande lo veía me daba repulsión, no sabía por qué, pero luego cuando estaba en el terciario donde yo estudiaba fueron a dar una charla sobre abuso infantil y de repente me vi yo, vi mi cuerpo, en la cocina de esa casa, siendo manoseada por este hombre. Fue como una imagen de una película. Llamé a mi padre y le pregunté qué había pasado y percibí su dolor, pero me decía: 'No, vos ya te habías olvidado, ya te habías olvidado'. Él me había sacado de la guardería porque yo le había dicho que el abuelo Alejo, que así le decíamos, me había tocado la cola. Por eso decía así, y era lo único que él sabía. No los culpo ni a él ni a mi madre, hicieron lo que pensaban que era lo correcto, pensaban que no querían exponerme a pericias, abogados", contó.
Y continuó: "Hace 25 años no había información que existe hoy. Entonces comencé a tener ataques de pánico. Me decía: 'Ya pasó'. Fui a vivir a España un año y al volver me lo crucé. Entonces me dije: 'No pasó', hice terapia, empecé a recordar lo que pasaba en la cocina, él corría la trabita que tenía, me manoseaba, ponía mi mano en sus partes íntimas, me besaba, me penetraba con los dedos".
Camila también recuerda el silbido: "Este hombre hacía un silbido particular para que los perros de los vecinos empezaran a ladrar, era un silbido particular, juntaba los labios, inflaba los cachetes, y luego todo comenzaba".
Los signos eran notorios: "De pequeña me hacía pis, hasta los 12 años, hasta grande. Tenía fobia a los perros, y era por el silbido que él ejercía antes del abuso. En 2015 hice la denuncia, luego de nueve meses me dijeron que el caso estaba cerrado por prescripción'. Sin embargo, confía en lo que suceda con el juicio de Vidal: "Yo quiero justicia, no quiero que tenga acceso a más niñas, que se lo encierre. Quiero tratar de sanar también de esta manera".
La abogada Julia Mosquera patrocina la causa penal de Mariana Vidal contra su abuelo. "Tuvimos una audiencia en la que presentamos los cargos contra Insaurralde y él estaba a cinco metros. La presencia de su nieta acusadora hacía la sesión intensa", cuenta a Infobae. "Ahora estamos en la etapa de juicio y su abogado nos ofreció un juicio abreviado, lo cual implica que el acusado asume su responsabilidad. Él ya tuvo un año de prisión en suspenso por un juicio de esta manera por la acusación de una vecina, una de doce años que también fue abusada en 2014. La condena se dictó en 2017".
Infobae consultó a Débora Insaurralde, hija de Alejo, por el paradero de su padre. "Mi padre no va a hacer ningún descargo, que lo dirima la Justicia".
–Pero la Justicia ya lo condenó por otro caso de abuso.
–Porque nosotros arreglamos eso para que nos dejen en paz.
–Esa condena implica que asume las acusaciones.
–Sí, lo hicimos mal. Es Mariana la que está detrás de todo esto. Llamala a ella.
Hoy la Justicia tiene en sus manos la decisión sobre un pastor evangelista que ya fue condenado por abuso de una menor, a la que se suman varias otras denuncias. Porque la casa de Dios también puede ser escenario de los más siniestros comportamientos de los hombres cuando dan rienda suelta a sus perversiones.