La novia del jugador de Boca Juniors, Agustín Almendra, identificada como Cecilia Fernanda Maciel, fue detenida en las últimas horas acusada de ser la cabecilla de una banda de mujeres, todas familiares entre sí, que vendían pastillas abortivas a través de las redes sociales.
La maniobra incluía la adquisición, acopio y comercialización de las sustancias. En base a ello, la Policía Federal Argentina (PFA) allanó cuatro viviendas en Capital Federal y Provincia de Buenos Aires, donde arrestó a las cuatro implicadas.
Según informaron fuentes policiales el procedimiento fue realizado por personal de la División Contra la Adulteración y Falsificación de Fármacos de la Policía Federal.
En relación al "modus operandi" las mismas fuentes detallaron: se ofrecían las pastillas en blogs de internet y se concretaban las operaciones por WhatsApp, con servicio de entrega en un lugar acordado con las compradoras.
El edificio en el que fue arrestada Maciel, en Almirante Brown al 300 de Quilmes
La principal investigada era Maciel, señalada como la encargada de adquirir este tipo de sustancias, ya sea a través de la falsificación de recetas, la utilización de sellos facultativos habilitados o el contrabando vía correos internacionales. Su hermana, su madre y su tía conformaban la red ilegal, con funciones tales como acopio y repartición de los comprimidos.
A partir de la investigación, el Juzgado Criminal y Correccional Federal N° 1, a cargo de María Servini, intervino a través de la Secretaría de María Inés Gambirasi y libró cuatro órdenes de allanamiento en la Ciudad de Buenos Aires y las localidades bonaerenses de Quilmes, Florencio Varela y Almirante Brown.
Tras detener a las cuatro involucradas, los uniformados secuestraron elementos que corroboraron todo lo actuado durante la pesquisa: 782 pastillas de Cytotec Misoprostol, 80 comprimidos de Oxaprost, 400 mil pesos en efectivo (distribuidos en fajos de mil), sellos, recetas médicas y ocho celulares que se utilizaban para las operaciones.
Durante uno de los procedimientos, la cabecilla de la red -a quien se le imputa la venta de cada pastilla por un valor de 500 pesos– arrojó su teléfono móvil por la ventana del departamento, siendo recuperado luego desde el techo de las cocheras del edificio donde se encontraba.
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