Raúl Guerreño decía que era "sanador". Y que la nena de 11 años que lo acompañaba era su "sucesora". Pero en realidad era su víctima. Con sus presuntas capacidades místicas se había ganado un público fiel en pueblos del interior bonaerense. Le decían "Maestro" o "Hermano" y el nivel de feligresía alcanzaba entrega extrema. Llenaba microestadios en Bolívar, Ayacucho, Olavarría, Carlos Casares. Hasta que una tarde de abril de hace dos años se le acabó la magia, de la forma más aberrante: la madre de la niña, que la llevaba para un "proceso sanador", encontró al "curandero" encima de la nena en pleno abuso sexual. El hombre fue detenido, declarado culpable la semana pasada por un jurado popular y condenado este miércoles por un tribunal provincial a 16 años de prisión.
Guerreño fue encontrado responsable por el delito de abuso sexual con acceso carnal agravado por ser ministro de culto no reconocido y por abuso sexual simple; el primer hecho contra la niña y el segundo, contra una mujer mayor de edad. El fiscal de Azul Javier Barda había pedido 18 años de prisión.
La historia de Guerreño es oscura, o más que eso, e incluye protección política y policial. Vivía en Bolívar después de abandonar primero Carlos Casares y luego Olavarría, donde también lo habían acusado de violar niñas (una de Casares mismo y otra de Daireaux), aunque consiguió salir sobreseído en esas causas.
El curandero fue finalmente detenido el 5 de abril de 2016 por agentes de la Sub DDI Bolívar de la Policía Bonaerense, luego de que la madre de la nena lo sorprendiera en pleno abuso a su hija dentro de su habitación. Lo encontró en su cama, desnudo y arriba de su la chiquita, también desnuda. Allí mismo funcionaba una especie de templo de adoración al santo pagano "Gauchito Gil".
La niña y su madre, ambas muy humildes y en estado de vulnerabilidad, eran fieles del Maestro Raúl. La madre, que vive en Tandil concurría desde al menos septiembre de 2014 los sábados para desarrollar sus "poderes de sanación".
Ese don de manipulación, a partir de sus presuntas capacidades mágicas, le dio capacidad para convencer a la chica de que le transmitiría sus "poderes" a través de las relaciones sexuales de todo tipo.
La nena, que actualmente tiene 13 años, declaró en cámara Gesell que las violaciones duraron dos años y que el manosanta se amparaba en el fervor de sus seguidores para bloquear las sospechas que lo rodeaban.
"Raúl Guerreño violó a la niña sosteniéndose en la fe de una madre muy humilde con un problema cardiológico a quien el mansoanta convenció de que su hija tendría ciertos poderes para curar", explicó la fiscal Julia Sebastián durante el juicio.
La niña llegó al "Maestro Raúl" por las muestras de fe que tenía su madre hacia él y por su actividad mística. Fueron varias veces a la chacra de Bolívar. El "hermano Raúl" decía que era su "sucesora" e incluso se presentaba junto a ella, se dejaba sacar fotos en distintas presentación por todo el país.
"Lo cierto es que la mamá de la niña termina curándose de su problema cardíaco, lo cual aumentó aún más su fe en el sanador de Bolívar. Cuando este le dice que sería su sucesora y que él le iba a enseñar, la madre no duda. Hay que entender toda la situación", agregó Sebastián.
Con esa transmisión mística consiguió que a su chacra de Bolívar llegaran personas de todos lados: Catamarca, Caleta Olivia, incluso Brasil. "Atiendo más de 250 personas por día, todos los días", se jactaba Guerreño.
Una de ellas fue Fabiana Leticia Gómez, mayor de edad, quien la tarde del 11 de agosto de 2012 fue a visitarlo a su "templo". Con la misma técnica de engaño que usaba para la menor, el "hermano Raúl" le dijo a su víctima que necesitaba besarla en la boca y lo hizo. A pesar de la resistencia de la mujer, Guerreño expuso su pene y la obligó a que se lo toque. Por este hecho, ahora el "sanador" también fue condenado.
Durante el juicio por jurados se supo que, además, pedía dinero y objetos de valor a sus fieles a cambio de "sanarlos y curarlos". Llegó a recaudar más de 500.000 pesos por mes y quedó en la mira de la AFIP por sus bienes y autos de alta gama.
Guerreño tuvo al menos hasta ahora protección política y policial. Durante el juicio se probaron el tráfico de influencias y el cohecho (coimas) contra altos jefes policiales que lo encubrieron durante años, e incluso amedrentaron y amenazaron a la mamá de la víctima menor.
Una madre de otra nena abusada fue atacada para ser intimidada. Esa mujer lo había denunciado en Olavarría y la amenazaron para que no atestiguara en la causa de la nena de 11.
Por eso los jueces de la Cámara de Azul Eduardo Jorge Uhalde y Damián Pedro Cini separaron de la Policía al jefe de la Departamental 25 de Mayo, Abel Moussompés; al titular de la sub DDI de Bolívar, Dante Ferrante; y al comisario Oscar Urruchúa. Ahora, todos ellos están imputados por cohecho, coacción agravada y tráfico de influencias.
Guerreño tenía poder y capacidad de manipulación. La fiscal Julia Sebastián investigó a pesar de las amenazas. Semanas antes del juicio, la mamá de la nena abusada fue atacada por un hombre encapuchado que entró al patio de la casa donde la mujer vive y la molió a golpes y la amenazó: "El otro día te visitó un cana. Te conviene mantener la boca cerrada. ¿Entendiste el mensaje?", le susurró mientras le pegaba. Días después de eso, miles de fieles de Raúl marcharon en Bolívar para pedir la libertad del sanador.
Durante el juicio, el abogado Marcelo Biondi, defensor de Guerreño, acusó a la mamá de la víctima de poco creíble. "¿Qué credibilidad puede tener una madre que abandona a su hija de 11 años por el lapso de dos años y la deja en manos de un 'clérigo'?", argumentó. Pero los fiscales presentaron, entre otras pruebas, siete testimonios de mujeres abusadas por el "sanador". Y el jurado popular declaró culpable por unanimidad. Al "Maestro" se le acabaron la "magia" y la libertad.
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