En las horas previas a que el Tribunal de la ciudad de San Rafael dictara su sentencia contra Julieta Silva por la muerte del rugbier Genaro Fortunato, se vivieron momentos de angustia y tensión cuando la madre de la víctima, Graciela Linares, pidió la palabra y le dedicó un mensaje cara a cara a la acusada.
La jornada se inició cerca de las diez de la mañana, cuando el Tribunal integrado por los jueces Rodolfo Luque, Julio Bittar y María Eugenia Laigle se disponía a darle la última palabra a Silva antes de anunciar la hora del veredicto, el juez de la familia Fortunato, Tíndaro Fernández, pidió que se le diera la palabra a la madre del joven muerto.
Linares no quiso sentarse en el banquillo y prefirió hablar desde la silla en la que presenció todo el juicio. Así, enfocó su mirada hacia la acusada y comenzó a hablarle con congoja.
"¿Por qué, Julieta? ¿Por qué? Quiero poder entenderlo (el juez le pidió que se dirija al estrado), estoy hablándole muy tranquila, me he mantenido muy tranquila. Necesito poder entender muchas cosas. No es para generar absolutamente nada. Ya demasiado, demasiado dolor tenemos y creo que tengo todo el derecho de poder preguntar por qué para poder entender qué pasó, qué tanto mal hizo Genaro", afirmó.
Y continuó: "Genaro te quería, Julieta. Genaro tenía proyectos con vos. Y vos sabés de lo que te estoy hablando".
Silva practicamente no pudo mirar a la mujer a los ojos. Mientras tanto, Linares, sin que se le cayera una lágrima y con un tono tenue y relajado, continuó: "Tengo pocas palabras y desearle desde el fondo de mi corazón que Dios le dé paz a su alma. A mí, a mi hijo no me lo devuelve nadie. He tenido que escuchar barbaridades acerca de Genaro y hasta una manipulación si se quiere morbosa a través de una defensa, que tiene todo el derecho a la defensa, no lo voy a discutir, pero no a través de una manipulación morbosa respecto de mi hijo".
Mientras Linares continuó con sus palabras, la angustia de Silva se hizo cada vez mayor. Fue entonces que en el final de las palabras de la madre de Fortunato, el abogado de la acusada, Alejandro Cazabán, solicitó al Tribunal que interrumpiera el discurso.
"Julieta, le pido a Dios, y no hay rencor, no hay venganza, que le dé paz a tu alma. En serio, porque destrozaste a esta familia y la tuya también. La tuya tampoco tiene la culpa", afirmó.
Instantes después, Silva abandonó el recinto y fue entonces cuando la madre de Fortunato rompió en llanto, abrazada por su marido Jorge, quien también lloró.
La fiscalía, comandada por Fernando Guzzo había pedido una pena de 14 años de prisión, mientras que Fernández, abogado de la familia, solicitado una pena de 20 años.
Por su parte, la defensa había reclamado la absolución de la acusada bajo la teoría de que Silva nunca vio a Fortunato tirado en el piso, antes de atropellarlo en la madrugada del 9 de septiembre de 2017.
Finalmente, tras un cuarto intermedio, el Tribunal Penal Colegiado Nº1 de San Rafael, a las 14:37 dio a conocer la decisión de condenar a Silva a tres años y nueve meses de prisión por "homicidio culposo agravado", además de inhabilitarla a conducir por ocho años.