Un doble homicidio de tinte mafioso sacudió la madrugada de la zona sur de la ciudad de Rosario. Según informaron autoridades judiciales, una de las víctimas había testificado contra Los Monos en el juicio que condenó a la banda por asociación ilícita y cuatro homicidios agravados.
Daiana Magalí Irrazábal, de 24 años y Gonzalo Urrieta, de 21, fallecieron después de ser acribillados a balazos contra una vivienda ubicada en Dorrego al 3.900. Un adolescente se salvó, aunque sufrió heridas en las piernas por el estallido de los vidrios de las ventanas de la casa.
Según pudo corroborar el diario La Capital, Irrazábal había declarado como testigo en el juicio a la banda de Los Monos, por un triple crimen en el que su pareja Nahuel César fue asesinado. Ocurrió pocos días después del asesinato de Claudio "Pájaro" Cantero, jefe de Los Monos.
Se asocia ese ataque a la familia Cantero porque le atribuían a Milton César la responsabilidad en la muerte de Pájaro. Por eso salieron en busca de venganza y lo ajusticiaron por propia cuenta.
El doble crimen de esta madrugada ocurrió alrededor de las 2:30. El sobreviviente de 17 años declaró ante la policía que dos hombres llegaron a la vivienda y, tras golpear la puerta, efectuaron varios disparos.
La mujer murió en el acto. La otra víctima fue trasladada de urgencia al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez, pero perdió la vida un rato después, pese a los esfuerzos realizados por los médicos.
El menor presentaba escoriaciones en las piernas producto del roce con los vidrios rotos de uno de los ventanales baleados.
El presunto ajuste de cuentas no es el primero del que se cree que está detrás la banda Los Monos, cuyos integrantes fueron condenados en mayo de este año. Pese a haber sido enjuiciados, la ola de violencia no se detuvo.
El último de los testigos asesinados fue Diego Romero, de 37 años, quien fue hallado sin vida el 4 de agosto pasado en la zona oeste de Rosario, tras recibir cinco disparos. Romero quedó involucrado porque había acusado a la banda de un ataque en su contra, ya que se negó a "trabajar" en uno de sus kioskos de droga, pero en el Tribunal se desdijo.
También hubo numerosos ataques contra diferentes propiedades antiguamente ocupadas por jueces y policías que participaron en el proceso que puso a la banda delictiva en prisión.
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