Con armas, efectivo y máquinas de contar dinero en su poder, detuvieron a los jefes de la barra brava de Banfield

Son ocho personas, entre ellas, Miguel "Miguelito" Tuniñali y su madre, Nancy Burgos

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El jefe de la barra brava de Banfield, Miguel "Miguelito" Tuniñali (39), su mano derecha, Gastón Aralda (44), conocido como "El Pelado", y hasta la madre del "capo" de la banda, Nancy "La Nancy" Burgos (56), junto a otros seis integrantes de la barra brava de Banfield, conocida como "La Banda de Miguel" o "La Banda del Sur", cayeron esta madrugada en diferentes allanamientos realizados en el partido de Lomas de Zamora.

Los detenidos, que venían siendo investigados desde junio de 2017, están acusados de integrar una asociación ilícita que manejaba la venta y reventa de entradas, puestos de comida en los alrededores de la cancha y la sede social del club e incluso el negocio de los "trapitos" de los estacionamientos, no solo durante los partidos del equipo por el que "hinchan", también en los que jugaban otros, por ejemplo, durante la Copa Argentina.

Además, se sospecha que "Miguelito" extorsionaba a socios al reternerles sus carnets y obligarlos a ir a la cancha, bajo amenaza de castigarlos o robarles dinero. Fuentes de la investigación explicaron que investigan si esto no lo hacía incluso con empleados municipales de Lomas de Zamora.

"Tuniñali apretaba a la gente para que vaya a la cancha, y conseguía los carnets en el club", explicó a Infobae uno de los investigadores, por lo que ahora se buscan vínculos con dirigentes de la institución del sur del conurbano.

Tras el pedido de detención del fiscal Pablo Rossi, el juez de Garantías de Lomas de Zamora Gabriel Vitale ordenó anoche 18 allanamientos en diferentes lugares de ese partido del conurbano bonaerense, que derivaron en ocho detenciones realizadas por agentes de la Policía Bonaerense y la APREVIDE. Entre estas hay dos personas que originalmente no tenían el pedido del Juzgado pero fueron encontrados con armas no registradas, de modo que se les iniciará otra causa.

En la casa de Tuniñali se encontraron armas, balas, dinero en efectivo, máquinas para contarlo, carnets de socios, facturas por servicios de transportes emitidas al club Banfield por sumas de decenas de miles de pesos, pirotecnia, vehículos de alta gama y hasta una radio policial y una baliza de la fuerza de seguridad.

La casa de Miguel Tuniñali
La casa de Miguel Tuniñali

Este expediente que investiga una presunta mafia en la barra de Banfield se originó como un desprendimiento de la causa Independiente, por la que están presos nueve barras del club de Avellaneda, entre ellos su jefe Pablo "Bebote" Alvarez, y el dirigente Noray Nakis.

Mientras la fiscal Viviana Giorgi (ahora apartada del caso) realizaba escuchas entre los barras del Rojo, aparecieron vinculaciones con integrantes de "la banda de Miguel". Así, también se detectaron vínculos con otras organizaciones, sobre todo cada vez que en la cancha de Banfield se jugaba un partido por la Copa Argentina, disputada generalmente por otros equipos.

De acuerdo con lo que investigó el fiscal Rossi, Tuniñali era quien impartía las órdendes, mientras que su madre y Aralda se encargaban de "bajarla" al resto de los integrantes de la organización.

Miguel Angel Tuniñali, jefe de
Miguel Angel Tuniñali, jefe de la barra de Banfield

"Todos ellos conformaron de común acuerdo una asociación de carácter permanente con fines delictivos indeterminados y con la correspondiente división de roles, destinada principalmente a la comisión de hechos de violencia física e intimidaciones contra personas y las autoridades de organismos estatales y privados encargadas de la seguridad de los eventos deportivos con el objeto de tomar y mantenerse al mando de la fracción de la hinchada y con ello obtener beneficios económicos", detalló una fuente del caso.

Se sospecha que parte de la dirigencia les hacía "concesiones" y les habilitaba el ingreso al estadio sin pagar entrada, pero además les entregaban tickets para su reventa. La barra también extorsionaba e intimidaba al cuerpo técnico, jugadores y otros dirigentes para "costear" los gastos de la organización.

Nancy Burgos, mamá de “Miguelito”,
Nancy Burgos, mamá de “Miguelito”, y organizadora de la barra brava

"Mediante violencia e intimidación ejercida en masa, y a través de contactos espúreos con funcionarios policiales, se adueñaban del espacio público de los alrededores del estadio obteniendo réditos económicos con el manejo de parrillas y otros puestos callejeros, el cobro de dinero para estacionar en la vía pública", amplió uno de los investigadores.

También se sospecha que ellos mismos eran contratados como fuerza de choque o intimidación por otras organizaciones a cambio de dinero o tenencia de armas de fuego. Es por eso que se espera que estas detenciones, como sucedió en el caso de Independiente, abran nuevas ventanas en la causa, y lejos está de descartarse que aparezcan vínculos con dirigentes del club, policías, e incluso personalidades de la política local.

"El manejo de la cancha, jugara Banfield o no, siempre lo tenía Miguel", sintetizaron los investigadores.

Los Tuñinali manejan hace diez años la barra de Banfield y todos los negocios que se desprenden alrededor de la cancha. Miguel es hijo de Horacio, recolector de basura, y, claro, de "La Nancy".

El líder de la barra y su madre habían caído en febrero pasado por resistencia a la autoridad. Pero no son los únicos metidos en conflictos con la ley. El hermano menor de "Miguelito", Diego, fue detenido en 2017 por revender entradas e por infringir la ley de drogas. Ricardo, otro hermano, terminó herido en una pelea interna de la barra en 2014, antes del Mundial de Brasil.

Miguel Tuniñali conoce ya los misterios de la prisión. Cumplió condena durante cuatro años por robo calificado por un hecho cometido en 2002. Estuvo prófugo, sin identificar, durante un año, hasta que sus víctimas lo reconocieron en pleno combate, cuando en 2003 apareció filmado en televisión mientras se peleaba con otros barras de su equipo en la tribuna de Vélez. Sus víctimas lo identificaron y la Policía lo fue a buscar a su casa.

Ahora, que "Miguelito" cumplía una década sin demasiados "problemas" al frente de la barra, volvió a prisión. Y su mamá también.

 
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