Pochoclo en mano, del brazo de su esposa, el hombre –de lentes para leer y boina- hizo la cola como todos. Es raro porque los ladrones no están acostumbrados a esperar: quieren todo cuanto antes.
Pero para Luis Alberto Valor, alias El Gordo Valor, es una noche especial. Es martes 8 y el célebre líder de la superbanda que robaba bancos y blindados, que lleva un mes libre y tiene 64 años, es uno de los invitados especiales para ver el avant premiere de El Ángel, la película de Luis Otega inspirada libremente en Carlos Eduardo Robledo Puch, asesino de once personas en 1972.
Valor fue uno de los invitados del cineasta. En pocos estrenos hubo la mezcla que se generó en el Dot Baires: artistas, músicos, ladrones. Desde el líder del robo del siglo del Banco Río, Fernando Araujo, a Valor. Va en sintonía con una frase que pronuncia Ramón, el cómplice de Robledo en ficción, interpretado por el Chino Darín: "El mundo es de los ladrones y de los artistas".
"Me emocioné con la película, me trajo recuerdos de mis días de ladrón, abriendo con soplete cajas fuertes inmensas. Escapando, robando sin parar, más por el botín, por el sólo hecho de robar y sentirme vivo", opinó Valor después de ver la película.
Ortega, que iba de sala en sala dando discursos, le dedicó esa función, a "un ladrón que vuelve al cine después de 30 años".
Valor se emocionó y disfrutó cada momento de la película. Salió en libertad en julio, de la cárcel de Urdampilleta. En septiembre lanzará su libro (Mi vida), prologado por el músico Andrés Calamaro, también presente en el estreno.
Valor conoció al verdadero Robledo Puch.
—Siempre tuve lástima de Robledo Puch. Era un pobre muchachito, el de la película es muy parecido, pero se nota que no es el caso real. Es ficción. El real no mató a toda esa gente. La cana es así: te carga hechos de otros. A mí me pasó lo mismo.
Valor conoció a Robledo en 1973, en la cárcel de La Plata.
—A él se la tenían jurada por la fuga. Muchos presos no se lo perdonaron. Lo llevaron al patio, debajo de una escalera, y le pegaron con todo. Le hicieron otras cosas más, que son terribles. Me dio pena ese muchacho. Decía que sólo había cometido tres asesinatos, que lo demás se lo habían metido de prepo. Siempre le creí.
Valor no es el único ladrón que cree que Robledo no mató a once personas.
Rubén Alberto de la Torre, acusado de ser uno de los líderes de la banda que protagonizó el cinematográfico robo en el Banco Río de San Isidro, ocurrido en 2006. En ese robo, los ladrones se llevaron más de 15 millones de dólares después de burlar a 200 policías que rodeaban la manzana porque creían que era una toma de rehenes. Los asaltantes se fugaron en un gomón por el desagüe de un túnel que ellos habían construido. Además dejaron un mensaje que irritó a los investigadores: "En barrio de ricachones, sin armas y sin rencores, es sólo plata no amores".
—A Robledo lo conocí en el penal de Villa Devoto. Le hicieron la vida imposible. La cana lo quemó con la picana y los presos lo maltrataron. Era de clase alta, rubio y de pocas palabras. Un pobre pibe, creo que le cargaron más boletas de las que cometió.
Oscar La Garza Sosa, ex miembro de la superbanda, también se cruzó con Robledo Puch en prisión.
–Pienso lo mismo: que no mató a once, que se hizo cargo porque lo picanearon y porque no le quedó otra. Era un monono en la cárcel, un pibe al que usan presos pesados. Le hicieron la vida imposible. Me da lástima, tendría que haber salido libre mucho tiempo antes. Pero lo van a dejar para siempre. Como un mártir. Tengo entendido que él decía que todas las boletas no eran suyas.
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