"Se declara inadmisible." La frase, de neto corte judicial, nunca suena bien para un imputado: significa que la chance se corta. El 30 de julio último, la Sala VII de la Cámara de Casación con los jueces Eugenio Sarrabayrouse y Pablo Janus decidió rechazar con esa clásica oración el recurso presentado por la defensa del futbolista Jonathan Fabbro para apelar su prisión preventiva y su procesamiento, confirmado a fines de junio por la Sala VII de la Cámara Criminal y Correccional, según información a la que accedió Infobae.
Fabbro, ex River y Boca, ex mediocampista de la selección de Paraguay, siguió un derrotero duro desde que fue extraditado desde México a comienzos de mayo último para ser indagado por el doctor Santiago Quian Zavalía, titular del Juzgado N°32, por el supuesto delito de abusar sexualmente de su propia ahijada, hoy de doce años de edad, durante al menos cinco años, entre presuntos tocamientos, penetraciones y eyaculaciones en la boca de la menor.
Las pruebas en su contra fueron duras: el relato de la niña en la cámara Gesell del Cuerpo Médico Forense que lo incriminaba directamente fue validado como veraz por peritos, los testimonios de sus familiares que detallaban los presuntos abusos coincidían entre sí. Un examen psicológico reveló que la niña no fabulaba en sus testimonios, que no presentaba "indicadores de un aumento patológico de la imaginación" ni una "propensión a la sobrecarga imaginaria" en sus procesamientos mentales. Otro examen psiquiátrico reveló una particular angustia de la menor al hablar de Fabbro: su miedo era cómo le explicaría lo presuntamente ocurrido a su futuro novio, a sus hijos.
Había chats, capturas de pantalla de comunicaciones de WhatsApp en donde Fabbro le pedía fotos a su ahijada y que fueron tomadas desde su iPhone 6. La familia de Fabbro disputó la veracidad de estas capturas, aseguró que podrían ser falsas, una fabricación. Una pericia de la división Cibercrimen de la Policía Metropolitana sobre el iPhone descartó esa chance.
Y después está la indagatoria a Fabbro mismo.
Ocurrió un día después de la llegada de Fabbro a Buenos Aires mientras su novia, la modelo paraguaya Larissa Riquelme, encabezaba un pequeño revuelo entre cámaras de televisión en la entrada del edificio sobre la calle Lavalle donde está el Juzgado N°32. La ahijada de Fabbro -cuya familia es representada por el abogado querellante Gastón Marano- hasta pidió un bozal legal para que Riquelme y la madre y hermana del futbolista no la expusieran ni revelaran su información personal.
Había un pasaje particularmente desagradable en la transcripción de la indagatoria, en donde el futbolista hacía alusión al tamaño de su pene, que "no quería ser soberbio ni nada" al decirlo, pero que su miembro "si es un poco más grande que lo normal", que su ahijada nunca hizo ninguna observación al respecto.
No era el único pasaje inquietante. Hay otro, desconocido hasta hoy, que involucra a su ahijada misma y a una serie de desconocidos. "Muchas conversaciones de la nena con gente adulta que fueron captadas por un programa, lo hizo mi hermana", dijo el futbolista en el Juzgado N°32 según la transcripción de la indagatoria.
Fabbro continuó: "Son conversaciones de la nena con gente mayor, con gente de Paraguay conocida que capaz se hacen pasar por alguna persona para ver cómo respondía la nena o ver qué pasaba realmente entonces… Se hacían pasar por fans míos y nos mandaban esas cosas como prueba para hacernos saber que la nena no es normal o que no es normal que hable con gente desconocida o mayor que ella", dijo luego. Fabbro dijo al respecto: se negó a contestar preguntas sobre el tema por consejo de su defensa.
Los mensajes, conversaciones de Instagram, fueron encontrados por su hermana en una tablet "a los días de la denuncia" y aparentemente presentados a un abogado defensor consultado a comienzos del caso. Todo suena alarmante: Fabbro mismo habla de adultos supuestamente conocidos por él que se comunicaban con la víctima que lo acusaba de un delito aberrante, posibles trolls desde Paraguay, una presunta prueba que podría beneficiarlo en Tribunales para desacreditar a su ahijada y demostrar que "la nena" "no es normal".
Fabbro no fue el único en hablar del tema. Larissa Riquelme, testigo en la causa, también declaró sobre los extraños chateadores de Paraguay.
Larissa, según la transcripción de su testimonial, aseguró que "una fan, que no conoce en persona, que nunca la vio" pero que identificó como "Chiara" habría hablado con la ahijada del futbolista "para tratar de sacarle información." La pareja de Fabbro admitió que llegó a esta misteriosa desconocida a través de su propia hermana, que desconoce cómo "Chiara" habría contactado a la supuesta víctima del futbolista, pero que en un chat la menor habría afirmado que "no fue violada ni abusada" y que la menor también habría hablado "con un chico de 15 o 20 años."
La mención a estos chats no le sirvió de mucho al futbolista para aliviarle la presión de las esposas al futbolista. El juez Quian Zavalía escribió una serie lapidaria de párrafos sobre los trolls paraguayos en su procesamiento a Fabbro: habló de "comportamientos reprochables desde la vulneración de la intimidad de la joven e intentos para su manipulación mediante el uso de las redes sociales" y afirmó que la maniobra "no se trató siquiera de un aprovechamiento de información hallada en forma fortuita, sino que deliberadamente se procuró, a través de interpósita persona y ocultando la identidad, contactarse con la niña con el objeto de obtener información."
Fabbro continúa preso en el penal de Ezeiza. La decisión de la Sala VII de la Cámara de Casación complica su panorama. Que el futbolista sea elevado a juicio oral, bajo cualquier cálculo de Tribunales, parece solo cuestión de tiempo.