Un niño de 11 años murió por asfixia en el baño de su casa de la localidad neuquina de Zapala y la policía investiga si el deceso se produjo mientras jugaba al "Mono espacial", un desafío extremo que reemplaza al "Momo".
El comisario mayor Julio Ariel Peralta detalló que este viernes, alrededor de las 16:20 y tras un llamado al 101, encontraron al menor sin signos vitales y con un cinturón alrededor del cuello.
El chico apareció muerto en la casa de la calle Saavedra al 800, del barrio Jardín de la ciudad de Zapala.
El personal médico constató que había muerto por asfixia por ahorcamiento.
El abuelo del menor fue quien realizó el llamado a la Policía y aseguró haberlo encontrado después de no obtener respuestas al llamarlo por su nombre y tras romper la puerta del baño, que se encontraba trabada.
El personal dio lugar al procedimiento judicial y a la intervención de Fiscalía y médicos forenses, quienes se encargarán de hacer la autopsia correspondiente.
El macabro juego consiste en llegar a un estado de euforia interrumpiendo el acceso de oxígeno al cerebro a través de la autoasfixia.
Sin embargo, la interrupción del paso del oxígeno durante unos segundos puede ser letal para los que participen en el reto.
Otros casos similares
El "Mono espacial" o "flatline" es un juego que empezó a multiplicarse entre los adolescentes que, en algunos casos, ha provocado incidentes fatales.
El caso más reciente fue el de un estudiante de Nueva Jersey, de Estados Unidos, que, según el Home News Tribune, murió a causa del juego.
Los estudiantes entre 9 y 16 años son los más vulnerables a este fatal juego. De acuerdo a los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de EEUU, ha causado más de 80 muertes.
Nick Markarian, superintentendente del distrito Bernards Township, donde está la escuela del estudiante que murió recientemente, hizo un llamado a los padres de familia para observar las posibles señales de que sus hijos están inmersos en este juego.
Con una cuerda, un lazo, un cinturón, una corbata o una bufanda, los participantes buscan lograr un estado eufórico suspendiendo por un breve tiempo el acceso del oxígeno al cerebro.
El funcionario recomendó que los padres hablen con sus hijos y revisen los historiales de búsquedas en internet. Además, sugirió estar atentos a cambios en el comportamiento y algunas huellas físicas, como ojos inyectados de sangre, frecuentes dolores de cabeza o marcas en el cuello.
"El cerebro adolescente no procesa la información de la misma manera que un adulto y no es capaz de entender completamente las serias consecuencias", concluyó.
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