Como el colombiano Pablo Escobar, Miguel Ángel "Mameluco" Villalba tuvo aspiraciones que iban mucho más allá de su negocio con las drogas ilícitas. En 2010, tras haber recuperado la libertad después de nueve años en la cárcel, intentó sostener con la política su dominio del territorio. Pretendió, sin éxito, ser candidato a intendente de San Martín. A pesar de sus vínculos lubricados con un sector de la Policía Bonaerense, al año siguiente fue detenido otra vez, en este caso por la Federal. Había estado varios meses prófugo, acusado de lo mismo de siempre, hasta que cayó. Fue apenas 13 días antes del secuestro de Candela Sol Rodríguez, de 11 años.
La conexión entre un hecho y otro no es casual. La sospecha de que "Mameluco" está vinculado al crimen de la nena late desde hace mucho tiempo. Pero un pacto de silencio mantiene el enigma, siete años después. Durante el juicio por el asesinato de Candela, cuya sentencia se leyó en septiembre de 2017, Villalba declaró como testigo y dijo que el homicidio fue por un secuestro extorsivo "vinculado a plata del narcotráfico". Finalmente terminaron condenados Hugo Elbio Bermúdez (57), Leonardo Jara (38) y Gabriel Gómez: los dos primeros a perpetua, el restante a 4 años. Pero el misterio sobre quién ideó el crimen quedó abierto.
El fiscal de Morón Mario Ferrario siguió investigando y meses atrás encontró lo que podría ser el "eslabón perdido" del hecho y que complica y expone a Villalba: la camioneta con la que levantaron a Candela.
A Villalba esta novedad lo complica porque lo ubica como el cerebro tras el secuestro. Se lo dejará claro Ferrario en los próximos días, cuando lo trasladen de la cárcel de Rawson a los Tribunales de Morón y le lea la imputación.
Y lo expone, porque, según la hipótesis del investigador, todo fue producto de un "error", motivado por la sed de venganza, que involucra al papá de Candela (en aquel momento preso por piratería del asfalto), y a otros dos nuevos imputados: un buchón de la policía y a un agente de la Bonaerense.
¿Qué fue lo que pasó, según esta nueva hipótesis? Apenas cayó, "Mameluco" buscó desquitarse contra quien lo delató ante la Policía Federal. Héctor "Topo" Moreira, delincuente cercano a Villalba, le dijo que fue Alfredo "Juancho" Rodríguez, papá de Candela, quien andaba marcando "ranchos" narco para la Policía Federal.
A Rodríguez, paralelamente, también le llegó el dato mediante un compañero de cárcel de que Moreira le apuntaba a él como responsable de la caída del capo. Por eso, unos días después del secuestro de su hija, fue y lo contó en la Justicia. Dijo que lo de Candela podría tener que ver con eso, y que Moreira y el policía Sergio Chazarreta podían estar implicados. Pero nada pasó.
Hasta estos días, cuando el caso abrió una nueva ventana.
Candela Sol Rodríguez fue secuestrada el 22 de agosto de 2011. Eran cerca de las 15.30 cuando en la esquina de su casa, Coraceros y Bustamante, Villa Tesei, una camioneta Ford Ecosport negra con tres hombres a bordo la levantó. El vehículo tenía la patente oculta, portaequipaje y faros distintos a los que vienen de fábrica.
Candela apareció muerta el 31 de agosto de aquel año en un descampado cercano a la Autopista del Oeste. Estaba desnuda y metida en una bolsa de consorcio. Unos días antes, Leonardo Jara (se comprobó que fue él por pericias en su voz) había llamado a la casa de los Rodríguez y anticipado que matarían a la nena porque la plata que reclamaban no aparecía.
¿De qué dinero hablaba Jara? Mameluco quería quedarse con el dinero que, según su idea, la Federal le había pagado a "Juancho" Rodríguez por el dato que sirvió para detenerlo.
Siempre según la nueva hipótesis del fiscal, solo Moreira sabía que la verdad era otra. El "Topo" fue el verdadero delator del aguantadero de Villalba. Y buscaba salvar su pellejo vendiéndole "pescado podrido" a "Mameluco" para que fuera contra "Juancho" Rodríguez. Y así lo hizo. Villalba ordenó al "Topo" el secuestro de Candela (la nena lo conocía), quien junto a dos cómplices la levantó de la esquina de su casa.
El elemento clave de esta nueva ramificación del caso es la camioneta Ecosport. La Justicia nunca pudo determinar a quién pertenecía porque las imágenes de una cámara que captó sus movimientos no tenían la calidad necesaria para hacer las pericias, encomendadas a Gendarmería y a la Policía Federal.
Durante la investigación se secuestraron dos vehículos sospechosos, gracias al testimonio de una pareja que vio pasar la camioneta segundos después de que hubieran agarrado a Candela y que confirmó el color (a pesar de que cuando fue a denunciar a la comisaría, al otro día del hecho, en la denuncia le anotaron color blanco). Una pertenecía a una banda de piratas del asfalto y la otra a Chazarreta.
Meses atrás, Ferreiro encontró una nueva herramienta para buscar pistas en la Ecosport. "Fue su broche de oro", comentaron a Infobae fuentes allegadas al caso. El Centro de Investigaciones Ópticas, de la Universidad de La Plata y el Conicet, comprobó que la camioneta estaba a nombre de una mujer que entonces era pareja de Chazarreta, sobrina de Moreira y, según se sospecha, socio de Villalba.
Según la captación de antenas de celular, Candela fue llevada a una casa en San Martín, ubicada a unos 400 metros del hogar de Moreira, hasta que a los secuestradores les llegó el dato de que la Policía iba a rastrillar esa zona.
Por eso le pidieron a Gómez que buscara otra casa. Y este hombre habló con el carpintero Néstor Altamirano, quien tenía llaves de una casa que no era suya, en la calle Kiernan al 900, en Villa Tesei. Como la casa estaba siendo pintada por nuevos inquilinos, la estadía de Candela allí duró apenas unas horas durante la madrugada del 29. Le dieron de comer y la sacaron. Por eso se encontró ADN de la víctima en un vaso y un bowl.
Al lado de esa casa vivía Hugo Bermúdez, que tenía relación con Jara, Gómez y Altamirano. Fue a él a quien le encomendaron custodiar a Candela a partir de ese momento. "En un lugar no determinado, pero entre las 20.30 del día 29 y las 8.30 del día siguiente", según consta en el expediente, Bermúdez abusó sexualmente y simultáneamente mató a Candela Sol Rodríguez, quien murió por asfixia, ya que el asesino le ocluyó la boca y la nariz. El 31, finalmente, el cuerpo de Candela apareció en la bolsa de consorcio en medio del descampado. Muerta. Como había anunciado Jara dos días antes por teléfono.
Para Ferreiro, todo fue realizado por "una organización criminal con una clara distribución de roles, encabezada por Miguel Ángel Villalba, y cuyo objetivo fue obtener el dinero que, erróneamente, sus autores, salvo Moreira, pensaban que había recibido el padre de la menor por haber entregado al nombrado Villalba a las autoridades policiales".
Según la investigación del fiscal, todo resultó finalmente así porque Moreira, "a los fines de enmascarar su actividad delatora" encabezó el secuestro de Candela, organizó los lugares de cautiverio y, además, mantuvo su vínculo con la Policía, de modo que durante todos esos días tuvo información de los movimientos de la investigación.
Villalba, Moreyra y el carpintero Altamirano (que el miércoles declaró que él no tenía las llaves, aunque durante el juicio había dicho que sí) seguramente serán juzgados en los próximos meses. Pero la historia sigue.
En su acusación contra ellos, Ferreiro cierra una puerta, pero abre otra: "La empresa criminal llevada a cabo por los antes nombrados contó con la colaboración de otras personas, dentro de las cuales no descarto que hayan participado otros funcionarios públicos, los cuales hasta el momento no han sido identificados".
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