El crimen de María Petrona Narváez (60) -quien fue hallada muerta el 26 de abril pasado en un sillón y con un disparo en el pecho- pasó muy rápidamente de ser un hecho de inseguridad a un tenebroso crimen por encargo para robarle 200 mil pesos.
En el domicilio ubicado en Fraga al 3000, en el partido bonaerense de Merlo, los investigadores encontraron todo revuelto cuando dieron con el cuerpo de la víctima. La policía no tardó en develar que los delincuentes que la asesinaron entraron buscando una suma de dinero muy específica que la jubilada tenía producto de una operación inmobiliaria. Por lo tanto, todo indicaba que la casa no fue elegida al azar sino que alguien les había pasado el dato.
El personal policial llegó al lugar por el llamado del novio de una sobrina de la víctima, quien -escudado tras un nombre falso- contó que había escuchado una detonación mientras hacía unos arreglos en su casa, lindera a la vivienda de la mujer. Sin embargo, cuando descubrieron que el teléfono le pertenecía a él y fue llamado como testigo, sus contradicciones lo transformaron rápidamente en sospechoso y en el primer detenido. "Creemos que este llamado lo hizo para desviar la investigación", dijo una fuente judicial a Télam.
Matías Andrada, de 22 años, que trabajaba como chofer en una remisería, fue quien, sabiendo de la operación inmobiliaria, habría actuado como "entregador". Él fue quien le habría contado a Elizabeth Ciura, telefonista de la agencia donde trabajaba, que en esa casa estaba el dinero. Compañeros de trabajo de ambos confirmaron incluso haberlos escuchado conversar sobre esa suma.
Pero ni Matías, el entregador, ni Elizabeth, iban a cometer el robo. En ese momento aparecen los autores materiales del crimen, los sicarios: Vanesa Briseño, una mujer de 39 años que trabajaba como maestra jardinera en General Las Heras y su novio Diego "El Colo" Godoy, de 32 años, liberado hace poco de una cárcel de San Luis.
El día que fue asesinada "Mary" de un tiro al corazón, los policías notaron que la puerta delantera no estaba forzada y que la única manera de ingresar era a través de la casa de su vecino, que era novio de su sobrina y ahora está detenido.
"Mary" había aparentemente vendido unos lotes y estaba ahorrando para poder viajar a Catamarca a visitar a su familia. Sin embargo ella les dijo a los intrusos que ingresaron a su casa que allí no estaba el dinero y los delincuentes, después de revolver todo, decidieron asesinarla salvajemente.
Según fuentes del caso, el día del crimen la coordinadora de la agencia de remises llegó acompañada de la pareja a la remisería y le pidió a uno de los choferes que los llevara a la casa de la víctima, luego a un paseo de compras en Moreno y finalmente a la casa de la pareja.
Allí fue donde en la madrugada del viernes detuvieron a "El Colo" y su novia (quien dijo que estaba en el Jardín en una escuela rural sin señal de teléfono el día del crimen). A Elizabeth, en tanto, la encontraron y detuvieron en la remisería donde presuntamente se planificó el robo. El arma homicida, sin embargo, todavía no apareció.
Mientras tanto, en la investigación, que está a cargo de Mario Ferrario de la Fiscalía N° 3 Morón, se esperan las pericias de los teléfonos celulares de los cuatro detenidos para encontrar llamadas o mensajes de texto que los incriminen. También analizan la posible presencia de sus huellas digitales en la escena del crimen y elementos que prueben la planificación del mismo.
Los cuatro sospechosos, que ya fueron indagados por el fiscal Ferrario, fueron acusados de "homicidio agravado criminis causae", un delito que prevé una pena de prisión perpetua. Mientras tanto, Elizabeth fue la única que declaró, dijo ser inocente, no conocer a la pareja de presuntos asesinos y apuntó contra dos choferes que le deben dinero.
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