-Señora, usted figura como responsable de venderle un departamento en Vicente López a Sebastián Marroquín, el hijo de Pablo Escobar.
-Pibe, ¿por qué me decís esto? Me estás dando un disgusto. ¿Quién es Pablo Escobar?
-El narcotraficante más famoso de todos los tiempos. La Justicia federal hoy investiga la venta: hay sospechas de lavado de dinero.
-No te la puedo creer.
Es mucho para absorber."Estoy saliendo de hacerme un chequeo médico, no me podés venir con esto, me estás metiendo en un brete", dice por celular en la tarde del martes último entre azorada e indefensa mientras uno de los símbolos más poderosos de la cultura del crimen de los últimos 30 años se le desploma encima.
"Alma" -un nombre de fantasía empleado para preservar su identidad-, de 67 años de edad, cosmetóloga de profesión, monotributista clase D, asegura que nunca se preocupó por las historias de traficantes del Cartel de Medellín, nunca se enteró, asegura ella, de que María Isabel Santos y Sebastián Marroquín, actuales nombres legales de la viuda y primogénito de Escobar, habían venido a vivir a la Argentina a mediados de los años 90 con identidades nuevas para hacer nuevos negocios, mucho menos se imaginó que su nombre terminaría junto al de Marroquín en un confuso rastro de papeles de un negocio inmobiliario.
Hoy, Marroquín y Santos son llamados a indagatoria por dos hechos de lavado de dinero en la Argentina, en una causa que involucra al ex jugador Mauricio "Chicho" Serna y al Café de los Angelitos, a cargo de Néstor Barral, juez federal de Morón, junto al fiscal federal Sebastián Basso y con las asistencias técnicas de la UIF, la PROCELAC y la PROCUNAR. La viuda de Escobar debía declarar la semana pasada: su aparición en los tribunales de Morón fue pospuesta para los próximos días. Marroquín le hablaría ante el juez a fines de este mes.
El primer hecho del que se los acusa es una comisión presuntamente cobrada por presentarle al supuesto narco colombiano John Bayron Piedrahita Ceballos a un abogado argentino para que invierta dinero en el país. El segundo involucra a "Alma", que por lo pronto no está en el expediente. Lo cierto es que está incómodamente cerca.
"¿Será una testaferro?", se pregunta sobre "Alma" un funcionario encargado de seguir a Marroquín. Puede que no. A simple vista no le da el perfil.
Jubilada y con cobertura del PAMI, "Alma" todavía trabaja en un solárium de Villa Lugano, integra una pequeña empresa que maneja un bar en Mataderos que debe más de un millón de pesos en créditos bancarios que tomó, algo poco común para un testaferro, alguien que por definición tiene suficiente capacidad financiera en blanco para esconder capital turbio de otros. Entonces, ¿cómo podría la cosmetóloga de Lugano ser el frente del dinero negro del hijo de Pablo Escobar? Para esto hay una historia y una explicación.
En 2011, de acuerdo a un informe de la UIF, Sebastián Marroquín realizó una triangulación de dinero junto a su madre mediante una empresa colombiana bautizada con la sigla del nombre de su padre bajo excusas de "donaciones en vida", así como la venta de un inmueble en San Telmo a cargo de la viuda de Escobar por 1,2 millones de dólares. El final de este rastro es la compra a cargo de Marroquín de un departamento en la torre Horizons de Vicente López. Las amenities en Horizons incluyen: pileta climatizada, spa con salas de masaje y jacuzzi, putting green de golf, vista privilegiada al Río de la Plata.
Existen dos números para esta operación, dos cifras de venta contradictorias: una por 220 mil y otro por 306 mil dólares. En octubre de 2012, Marroquín esgrimía una certificación firmada por una contadora con el que buscaba adjudicar el origen de los 220 mil dólares originales a donaciones de su madre. Esto, sin embargo, deja sin justificación los otros 86 mil que completan la segunda cifra.
Hay otra diferencia en los papeles que preocupa a la Justicia: la escritura de traslado de dominio citada en el informe de la UIF apunta que el pago se habría hecho directamente a la empresa vendedora a través de un banco. La causa de la Justicia federal dice otra cosa. "Conforme surge de la escritura firmada ante escribano", apunta el pedido de indagatoria, Marroquín le compró el departamento "a la empresa Cyrsa Sociedad Anónima" pagando 306 mil dólares "íntegramente abonados a la parte vendedora."
Cyrsa, la firma capitalista de las torres Horizons, dedicada al rubro inmobiliario y constituida en 2007, indica que detrás del emprendimiento Horizons está el grupo IRSA. El grupo niega haberle vendido el departamento a Marroquín. "En nuestros registros figura un documento en donde una propietaria le vende el inmueble a Marroquín, lo que obligaba a escriturarlo. La dueña original dejó constancia de que nosotros no le vendimos a este hombre", aseguró una fuente.
Infobae accedió al documento que consta en los registros de IRSA la semana pasada, cuando reveló detalles de la transacción de Marroquín: el papel asegura que la vendedora no es otra que "Alma", que "cedió sus derechos" al hijo de Pablo Escobar y a su mujer por 220 mil dólares el 25 de julio de 2012. Es decir, ningún intermediario, dueño directo. La cosmetóloga lo había negado en un primer contacto. Luego, la recordó.
"Mirá, yo compré un boleto a la empresa de IRSA, era una obra de pozo, tenía una plata ahorrada y la puse ahí como adelanto", asevera: "Cuando las cuotas se dispararon y no pude pagarlas más, decidí venderlo."
-¿Se lo vendió a Marroquín directamente?
-No, yo no sé quién es, yo no traté con él. La venta la hizo una inmobiliaria. Pasó hace seis años, fue un trámite más, no me acuerdo si hubo extranjeros o no.
"Alma" habla de una mujer como compradora: la pareja de Marroquín figura como titular en el documento del grupo IRSA. "Vayan a investigar a la inmobiliaria", dice la cosmetóloga, sin recordar el nombre de la empresa. La cosmetóloga, por lo pronto, dice que llamará a un abogado.