Zahira Bustamante está sospechada de ser la delincuente que coordinó el ataque a la comisaría de San Justo. Noemí, su abuela, fue la primera familiar en pronunciarse sobre el violento asalto, que dejó a una sargento herida con una herida de bala en la médula espinal.
"Me sentí muy mal por esa mamá policía. Le pido disculpas y aún así, como mamá, creo que las disculpas no alcanzan. Me siento muy pero muy dolida. Estoy rezando un rosario todos los días para que se recupere. Quisiera ir y pedirle disculpas", afirmó Noemí en declaraciones al programa Involucrados de América, desde su casa de Belgrano.
La señora se mostró muy compungida por los hechos en los que se involucró su nieta. Trató de mostrar empatía con la joven de 19 años pero advirtió que cada persona se debe hacer responsable por sus actos.
"Si ella hizo lo que hizo, que cumpla lo que tiene que cumplir. Si hizo macanas, que se la banque, yo no la voy a defender", afirmó.
La abuela explicó que su nieta tiene un hijo llamado Milo, de ocho meses, y que el padre del bebé es el propio Leandro Aranda, el joven que estaba preso en la Comisaría 1ª de San Justo y quien iba a ser liberado durante el ataque al destacamento.
"Leandro conmigo nunca hablaba, pero a ella la trataba bien, hasta donde yo sé. (…) Creo que mi nieta actuó porque estaba enamorada. El amor 'la mató'. Se enamoró de la persona equivocada".
Noemí contó que Bustamante no llegó a terminar la escuela secundaria. Estudió hasta tercer año y luego abandonó. Además, explicó que Zahira intenó en un momento anotarse en una escuela nocturna pero que no rindió sus frutos.
"Después estuvo trabajando en un local de ropa de Avellaneda", añadió. Noemí detalló que la última vez que contactó a Zahira fue el último viernes, dos días antes del ataque: "Le había comprado una pelotita y un perfumito a Milo y le hablé para que nos juntemos algún día, así se los podía entregar", afirmó.
En tanto, la mujer afirmó que su nieta nunca tuvo mucho dinero y que "no se anda paseando con narcotraficantes, como se anda diciendo".
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