Secuestro, tortura y muerte: cuatro hermanos humillaron durante horas a un menor de edad y lo asesinaron

El hecho ocurrió en Comodoro Rivadavia y conmocionó a todo Chubut. Alan Nahuelmilla, de 17 años, murió después de haber sido golpeado, vejado y hasta arrastrado por la calle atado a una camioneta. Los principales sospechosos son cuatro hermanos y el motivo del crimen sería el supuesto robo de un televisor

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Alan Nahuelmilla tenía 16 años
Alan Nahuelmilla tenía 16 años

Secuestro, torturas, video, humillación y homicidio: cuatro hermanos de Comodoro Rivadavia fueron acusados por el asesinato, antecedido de un secuestro y una serie de terribles torturas, de un menor de edad de 17 años llamado Alan Nahuelmilla. Según indicó la propia fiscalía del caso, los detalles del crimen fueron escalofriantes y se pueden esperar penas de prisión perpetua.

La historia comenzó el último sábado a las 23 horas, cuando el joven Nahuelmilla caminaba junto a un amigo de iniciales J. G. (19 años) en la calle Los Duraznos. En un momento, cuando llegaron a la zona de Las Quintas, fueron interceptados por dos vehículos.

De uno de los autos, una Chevrolet S10, salió un vecino de la zona, Marcelo Ibáñez (35 años), tenía un arma en la mano. En tanto, de otra camioneta 4×4 aparecieron sus tres hermanos, Angel (33), Sebastián (26) y Kevin (19).

De acuerdo al relato de la fiscal de la causa, Camila Banfi, apenas fueron interceptados, los dos menores fueron atados con una soga y amarrados a la camioneta oscura. Los hermanos se subieron a los vehículos y los llevaron arrastrando por la calle hasta acudir al domicilio de Marcelo Ibáñez.

En el fondo, los cuatro hermanos Ibáñez, durante el juicio en su contra
En el fondo, los cuatro hermanos Ibáñez, durante el juicio en su contra

Los cuatro hermanos acusaban a los dos jóvenes de haberse apropiado de un televisor que era propiedad de Marcelo Ibáñez. Así se inició una suerte de interrogatorio en el que se involucraron diversas torturas.

Como si fuera poco, uno de los hermanos tomó una cámara de video personal y se dedicó a grabar todos los vejámenes que estarían por ocurrir.

La fiscal explicó que los dos jóvenes, todavía atados, fueron víctimas de golpes de puño y patadas con borcegos en diferentes partes del cuerpo.

También se les aplicó golpes en la cabeza con una pala, lo que les produjo serias heridas.

Ante la falta de respuestas sobre el supuesto paradero del televisor, los hermanos decidieron desnudar a Nahuelmilla y a su amigo y les arrojaron agua helada en bidones de 20 litros.

Mientras se sucedían los golpes, los hermanos también practicaron simulacros de ejecución: les pusieron sogas en el cuello y hasta efectuaron varios disparos al aire.

Además, uno de los Ibáñez se dedicó a cortar las orejas de J. G. con un alicate en reiteradas oportunidades mientras que Marcelo Ibáñez realizaba llamados con su teléfono en los que pedía más municiones de un arma calibre .45 para "darles muerte".

Después de cuatro horas de torturas filmadas, los agresores decidieron irse a "dar una vuelta" con Nahuelmilla.

"Siendo las tres de la mañana del domingo, los imputados se retiraron del lugar junto a Alan, quien, por los restos hemáticos hallados en el lugar, fue arrastrado hasta los predios ubicados en Los Duraznos y Miroglio, donde viven Sebastián, Kevin y Ángel", relató la fiscal.

Poco después, Nahuelmilla fue arrastrado por la calle durante unas tres cuadras con la camioneta hasta que lo dejaron abandonado y herido de muerte en la puerta de la casa de sus tíos.

Luego de abandonar al menor de edad, los atacantes volvieron al domicilio de Marcelo Ibáñez, allí persistieron con las torturas a J.G., a quien liberaron recién a las 8 de la mañana bajo las amenazas de que no contara nada.

Por su parte, Nahuelmilla fue trasladado lo más rápido posible al hospital municipal. Murió a las 17.30 de ese mismo domingo, producto de un traumatismo grave craneoencefálico con hemorragia intracelular.

Como consecuencia de los hechos, el juez de la causa, Alejandro Soñis, dictó el miércoles una prisión de cuatro meses para los cuatro acusados, debido a que considera que existe un claro riesgo de peligro de fuga y entorpecimiento de la investigación.

"En siete años que estoy en esta función, nunca vi un hecho de estas características", afirmó el magistrado.

Además, advirtió que "la pena en expectativa, de recaer condena, es la de prisión perpetua".

Por su lado, J.G. todavía lucha por su vida y trata de reponerse a graves lesiones internas, mientras que la familia de Nahuelmilla ya se mostró presente en la puerta del juzgado a la espera de que se haga justicia.

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