El video, actual y de un presunto origen europeo, dura 32 minutos, una rareza absoluta para cualquier filmación pedófila distribuida en Internet: las escenas suelen ser cortas, con no más de cinco minutos de duración en promedio. También suelen ser netamente caseras, cosas que ocurren en la oscuridad de la habitación de un niño o niña. No sorprende: casi 40 por ciento de los condenados a cárcel por abuso sexual en el fuero penal porteño durante 2016 tenía un parentesco con su víctima según datos de la Procuración, un 53 por ciento atacó a su propio hijo o al hijo de su pareja.
El video, al contrario de la pornografía infantil promedio, tenía algo de producción. Había algunas luces, una cama. Había también un elenco: dos mujeres de mediana edad, casi en sus cuarenta, sus caras disimuladas con antifaces de cotillón. Las seguía un hombre corpulento, un poco mayor, casi en sus cincuenta. Ninguno dice palabra alguna en ningún idioma durante la filmación, apenas unos gemidos torpes, nada que pueda señalar su proveniencia. Y había una protagonista: una niña de no más de cinco años de edad, pelo negro, tez trigueña, atontada, como si no estuviera allí.
Las mujeres en antifaces se encargan de desnudar a la niña. El hombre corpulento ingresa minutos después en la imagen. La viola. Al final, se ve a las mujeres y al hombre mientras lavan y enjuagan a la niña en una bañera. Y el video llegó a la Argentina: fue visto y compartido aquí, por usuarios argentinos, violando la ley. La Justicia identificó a un hombre en particular, un consumidor ávido.
"A.C", de poco más de 40 años -la sigla es una fantasía de conveniencia ya que su identidad se desconoce-, empleado administrativo de una escuela pública del Distrito 21 en Villa Lugano según él mismo, vecino de una de las torres en el barrio, lo descargó de una fuente desconocida para la Justicia argentina en algún momento de 2017 para compartirlo desde una conexión a Internet en su departamento durante al menos cuatro meses. Lo hizo a través de la red eDonkey, un viejo sistema peer to peer como lo fue Napster, en desuso a gran escala, pero que todavía funciona.
El público millenial quizá no conozca al eDonkey. Es una cuestión generacional. Con su icono de un burro marrón y tiempos lentos de transmisión, había sido un favorito de quienes hoy tienen más de 30 años a comienzos de la década pasada para descargar y compartir imágenes, videos y música.
La red pasó de moda después de 2005 al volverse un poco obsoleta. Sin embargo, con los años, eDonkey atrajo un nuevo público, minoritario, profundamente retorcido: se volvió una suerte de favorito de consumidores de pornografía infantil alrededor del planeta. Tipear comandos como "p2" y "8yo" llevaba a encontrar material pedófilo: imágenes sexuales de una niña o niño de 8 años de edad. No es el único. Otros viejos sistemas peer to peer como Ares también son usados para este tipo de material.
El jueves pasado, poco después del mediodía, la División Delitos Cibernéticos contra la Niñez y Adolescencia de la PFA irrumpió en el departamento de "A.C" bajo órdenes de la doctora Daniela Dupuy, cabeza de la Fiscalía N°12, especializada en delitos informáticos, una de las mayores expertas en tráfico de pornografía infantil de la Argentina.
El departamento de Villa Lugano no fue el único lugar allanado esa mañana: la Federal ingresó simultáneamente en otros doce domicilios a lo largo de Capital Federal, Mar del Plata, Chascomús y la ciudad capital de Córdoba. Todos los allanados eran hombres de más de 30 años, que vivían solos, tal como "A.C", muchos de ellos con conocimientos de computación y sistemas.
Una alerta de Interpol transmitida a la Justicia argentina desde Alemania fue lo que los delató. Se trataba de un patrón. Todos ellos fueron investigados en Europa luego de que se conectaran desde direcciones IP basadas en sus casas a la red eDonkey para descargar y compartir imágenes de niñas siendo violadas. Sin embargo, ninguno fue detenido, ni "A.C" ni los otros doce allanados: la distribución de pornografía infantil es un delito excarcelable en la Argentina.
"A.C", libre pero a disposición judicial, declaró ante la fiscal Dupuy. Reconoció, por ejemplo, su trabajo en una escuela pública. La requisa en su casa reveló computadoras, celulares, tres pendrives y tres discos rígidos que serán peritados por la PFA, con más de once notebooks y 34 smartphones en todo el operativo, junto 150 discos DVD, 22 tarjetas SIM, trece tablets.
Dupuy tiene una preocupación principal: establecer algo más allá de la simple descarga y facilitación de pornografía, llegar a situaciones de grooming, de abuso consumado. La requisa también reveló, por otra parte, un poco del estilo de vida de "A.C", un hombre solo, aparentemente huraño, sin grupo familiar discernible.
Sus vecinos se alborotaron al ver los móviles de la Federal llegar, salieron a poner la cara por él, dijeron que era un hombre bueno, tranquilo, que no molestaba a nadie. Se callaron la boca cuando escucharon la imputación en su contra. Había en el departamento de Lugano, por ejemplo, una réplica de una pistola calibre .45 y una pistola de verdad, una Bersa .9 mm con sesenta balas.
"A.C" también pasaba tiempo con un hobby anacrónico, recortar y pegar en álbumes. Las mujeres de aspecto adolescente eran su preferencia. Tomaba fotos de revistas de actualidad de conocidas modelos como Rocío Guirao Díaz en sus comienzos, en poses sugerentes, también modelos de revistas porno comerciales, en collages un poco bizarros.
"A.C" tenía su propia colección de ropa interior, principalmente bombachas, todas ellas de niñas, una con la cara del canario Tweety, algunas en encaje, otras de algodón. Las piezas de ropa interior quedaron incautadas para estudios criminalísticos de ADN.
Esta no es la primera vez que la fiscal Dupuy allana a supuestos pedófilos por usar viejas redes tras una alerta de Interpol: ya había ordenado otros 35 procedimientos contra usuarios de eDonkey en septiembre de 2016. La cooperación global para buscar facilitadores y traficantes de pornografía infantil tampoco es algo nuevo en la Argentina. El National Center of Missing and Exploited Children o NCMEC, establecida por el Congreso estadounidense, que recibe a su vez reportes de gigantes online como Facebook, Twitter o Gmail.
A través de sus sistemas, NCMEC puede señalizar y detectar un archivo a través de valores en el hash del mismo, una secuencia de caracteres en su código, creando así una base de datos. El archivo puede cambiar de nombre, pero el hash se mantiene. Así, se puede detectar a quién transmite.
El Ministerio Público Fiscal porteño firmó a mediados de 2013 un convenio de colaboración con NCMEC, que permite una conexión remota con la red virtual interna del organismo. En 2016, NCMEC reportó 8823 presuntos movimientos de pornografía infantil en el país.
El vínculo entre Interpol y la PFA incluye herramientas sofisticadas. El área de Cibercrimen, dirigida por el comisario Víctor Chanenko, tiene acceso al sistema ICSE, que permite cargar y cotejar fotos de expedientes de pornografía y abuso infantil de todo el planeta para identificar factores comunes, con reconocimientos de caras y comunicaciones a través de chats encriptados. En enero de 2017, Interpol anunció que ICSE había identificado a 10 mil víctimas de abuso en todo el planeta.
Poseer material sexual infantil en cualquier formato sin compartirla o venderla no fue delito durante años en el país. Hoy, hombres como "A.C" ven cómo se achica el suelo bajo sus pies. La fiscal Dupuy estuvo a la vanguardia en las audiencias en el Congreso para penalizar la tenencia simple. La semana pasada, la Cámara de Diputados sancionó que la tenencia simple será castigada con penas de cuatro meses a un año de cárcel, de tres a seis años para producción y oferta. 211 diputados votaron a favor, ninguno en contra, con dos abstenciones.