Exclusivo: habla el oficial que lideró la investigación de las narcovalijas rusas

Investigó con su equipo el lugar donde estaban las 12 valijas, les puso harina, detectó a los involucrados y los siguió cuando estaban en Buenos Aires. Detalles del increíble operativo

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Fachada de la Embajada de Rusia
Fachada de la Embajada de Rusia

Es una de espías, así que vamos a llamar "S" al oficial de Gendarmería que  dirigió el equipo que investigó el gravísimo caso de los 389 kilos de cocaína de máxima pureza en la embajada rusa y obtuvo la información -aquí y en Moscú- para detener a los cómplices argentinos.

Durante más de un año controló esas 12 valijas y su traslado, coordinando movimientos con el FSB, la agencia de investigaciones de la Federación Rusa. Se trató de la primera operación de la Gendarmería fuera de la región. Tenían experiencia de trabajo coordinado en otros países, pero siempre fronterizos, Chile, Uruguay, Brasil, Paraguay, Bolivia. Jamás habían actuado a 20.000 kilómetros de distancia, en otro continente, un salto cualitativo que los obligó a extremar destrezas y recursos.

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¿Cómo lo lograron?, preguntó Infobae a "S", jefe del operativo  "12 reinas" en Buenos Aires, que luego viajó a Moscú para observar la entrega y recoger las pruebas que allí se generaron. "El secreto fue el secreto", contestó el oficial cuyo nombre, por obvias razones, no debe conocerse.

"S" contó que cultivó "una disciplina para evitar filtraciones, con medidas drásticas para el que no cumple, que es desplazado inmediatamente cuando comete cualquier imprudencia. Hay cinco equipos de investigación en Gendarmería, pero ninguno sabe lo que está haciendo el otro. Cada equipo cubre cuatro o cinco investigaciones en paralelo, y nos ocupamos de llevar adelante un trabajo que no llame la atención". El "Señor K" viajó a la Argentina a fines de octubre del año pasado para intentar llevarse la droga y "S" y su equipo tuvieron que controlar cada movimiento.

 —¿Cómo se hace para no llamar la atención en las investigaciones?

Por empezar, hay que trabajar en el contexto. Si estás haciendo un seguimiento en la villa 1.11.14 no podés estar vestido con saco y corbata, porque se van a dar cuenta. Si lo estás haciendo en Puerto Madero, no podés estar vestido con ropa que compraste en La Salada porque vas a llamar la atención. La actitud en el seguimiento también la tenés que evaluar. Y, en este caso en especial, donde tanto el señor K (ayer fue publicado que se llama Andrey Kovalchuk) como Iván Blizniouk tienen preparación en inteligencia, había que estar muy atento de no cometer errores.

—¿Qué es un error en un seguimiento a alguien experto en seguimientos, como suponen que es el "Señor K"?

Nosotros vimos que cuando salía del hotel iba a una esquina y, de ahí, daba vuelta sobre sus pasos y se dirigía a la otra esquina. Si alguien lo estaba siguiendo, él lo vio, entonces ya no servía y había que usar otro oficial.  Lo mismo con los autos. No podías usar el mismo todo el tiempo, porque lo veía.  Lo hicimos bien, porque nunca nos vio. Mientras tanto, escuchábamos las conversaciones que mantenía, con un equipo de traducción simultánea. En ningún momento comentó que lo estaban siguiendo. En ese caso, la operación la operación se habría abortado y nosotros, habríamos fracasado.

—¿Cuánto tiempo estuvo acá y cuántas personas vio?

Estuvo una semana y vio a solo dos personas, a Blizniouk y a Alexander Chikalo, los dos detenidos. Casi todo el tiempo se quedaba en el hotel, durmiendo. Nosotros fotografiamos todos sus movimientos y le fuimos dando la información a los rusos.

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—¿Cómo se enteraron que él venía a la Argentina?

Porque nos avisaron los rusos, que le intervinieron sus correos electrónicos. Ellos lo siguieron allá, en Alemania, y nosotros desde que llegó con el avión privado, por el que pagó 380.000 dólares, con el que esperaba llevarse las 12 valijas. Fue un trabajo de coordinación absoluta. Ellos nos daban información y nosotros les dábamos información. También observamos que había un sicario que lo seguía.

—¿Un sicario?

Sí, alguien más lo seguía, y no éramos nosotros. Creemos que le había vendido la droga o que esperaba distribuirla en Europa y creía que los estaba estafando. Como él se demoró más de un año en concretar la entrega, parece que no le creían que no era culpa de él, y sospechaban de que los estaba traicionando.

—¿Por qué no se pudo llevar la droga en ese momento?

Porque no estaba armado el sistema para tomar pruebas en Moscú. El trabajo de probar el delito es complejo. Cuando él llegó, la embajada rusa organizó de urgencia una actividad en Mar del Plata, que vació las oficinas, se quedó sin nadie. No tenía cómo entrar a la embajada para sacar las valijas. En una de las veces que se reunieron, K le pidió a Bliznouk que aunque sea sacara una foto de las valijas para que pueda demostrar que estaban ahí. Él contestó algo así como "¿y vos te creés que es tan fácil?".  Ya había perdido los contactos diplomáticos en la embajada.

—Finalmente se llevan la droga en el avión donde viajó Nikolai Patrushev, actual secretario de seguridad ruso, a principios de diciembre. ¿Usted cuándo viajó para Moscú?

Llegamos un día antes de que llegara el vuelo y estuvimos diez días. Allá nos pusieron una camioneta con chofer y traductor. Fue una operación bien planificada. Se llevaron las valijas a un depósito diplomático que está en el centro de Moscú y tenían 24 horas para retirarla. El FSB seguía los pasos de las dos personas que irían a retirarlas y sabían que lo iban a hacer entre las 14 y 16. Llegaron a las 14.30. Nosotros estábamos a una cuadra y media del lugar. Cuando los detienen, nos avisan y vamos. Esperaron a que cada uno tuviera una valija en la mano, mientras la cargaban en el auto, y ahí los esposaron.

Macri con Pátrushev, cuando visitó en diciembre la Argentina.
Macri con Pátrushev, cuando visitó en diciembre la Argentina.

—¿Qué más hicieron allá en Moscú?

Buscamos documentar todo para traérselo al juez. Como hay un convenio operativo que logró el Ministerio de Seguridad, no tuvimos que pasar esa documentación por Cancillería, sino que la pudimos traer nosotros. Trabajamos muy bien, tuvimos mucho respaldo de las autoridades rusas. También la AFI colaboró con información, sobre todo en Alemania para seguir al "Señor K".

—¿Cómo sigue esto? ¿Habrá más casos de embajadas con una operatoria similar?

No tenemos ninguna información de que haya otros casos similares. Y, como sea, creo que ahora se van a cuidar mucho.

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