Las fotos de la reunión secreta en Buenos Aires de los rusos detrás del narcoescándalo de cocaína

El policía Iván Blizniouk, detenido por el intento de traficar 394 kilos de cocaína en Moscú a meses del Mundial se encontró en octubre de 2017 en un bar céntrico con el misterioso “Señor K”, el empresario acusado de financiar la maniobra. La maniobra en avión privado y la sospecha de otros vuelos de droga desde Uruguay

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Octubre de 2017. Iván Blizniouk y el “Señor K” en Esmeralda y Santa Fe. Hoy, Blizniouk está preso, “K” tiene una circular roja de Interpol sobre su cabeza.
Octubre de 2017. Iván Blizniouk y el “Señor K” en Esmeralda y Santa Fe. Hoy, Blizniouk está preso, “K” tiene una circular roja de Interpol sobre su cabeza.

Simplemente era pasar a retirar. En la mañana del 13 de diciembre pasado, Ishtimir Khubzhamov y Vladimir Kalmykov se presentaron en un depósito oficial del Estado ruso en las afueras de Moscú, usado para la guarda de equipaje de diplomáticos en tránsito. Debían retirar unas doce valijas prolijamente embaladas en cinta para cargarlas en un automóvil Nissan negro estacionado en un patio cubierto de escarcha y luego irse.

Las valijas habían llegado la mañana anterior en un avión oficial ruso que partió desde Ezeiza: eran, en teoría, la mudanza de Ali Abyanov, de 48 años de edad, un diplomático de carrera que había regresado a Moscú tras estar destinado en la embajada rusa en Buenos Aires, en donde vivía en un departamento de la calle Rodríguez Peña. El avión tenía un pasajero al menos importante según fuentes en el Gobierno argentino: Nikolai Patrushev, secretario del Consejo de Seguridad ruso y ex cabeza del FSK, el Servicio de Contrainteligencia estatal, uno de los principales hombres fuertes del gabinete de Vladimir Putin.

Lo cierto es no solo se trató de retirar e irse. Khubzhamov y Kalmykov terminaron arrestados. No iban a irse demasiado lejos: el Servicio Federal ruso los esperaba en una emboscada dentro del estacionamiento. A una cuadra de distancia, tres efectivos de la Gendarmería Nacional Argentina también esperaban. Abyanov fue arrestado en su departamento moscovita poco después. Las esposas rusas eran solo una parte del rompecabezas, la última escena de la trama.

Imágenes de la entrega controlada en Moscú.
Imágenes de la entrega controlada en Moscú.

Las valijas habían sido enviadas en el marco de una entrega controlada de la que Patrushev estaba al tanto, un mecanismo usual orquestado entre dos países para capturar narcotraficantes, ordenado en Buenos Aires por el juez federal Julián Ercolini y el fiscal Eduardo Taiano con un procedimientos a cargo de Gendarmería y una ingeniería operativa y jurídica a cargo del Ministerio de Seguridad de Patricia Bullrich y la PROCUNAR bajo el fiscal Diego Iglesias. No había ninguna mudanza diplomática en esas valijas, sino harina, mucha harina de industria argentina, 389 kilos de ella, en reemplazo de 389 kilos de cocaína de alta pureza que habían sido encontrados 14 meses antes en una pequeña dependencia de la embajada rusa en Buenos Aires, con su olor arteramente disimulado con pastillas desodorantes para inodoro.

El lote narco, de presunto origen colombiano, panes de polvo compactado con el cuño de una estrella en relieve, tiene un valor de reventa en el mercado europeo de 50 millones de euros según autoridades Argentinas. Análisis realizados en el país y que constan en documentación de la PROCUNAR revelaron un viejo truco de los traficantes colombianos: la presencia de levamisol, un desparasitante de vacas que se usa para rebajar la cocaína y le da un brillo particular, como si se le untara manteca a un bife. La cocaína con levamisol, de acuerdo a estudios basados en casos detectados en la Argentina, puede provocar necrosis de los tejidos faciales en un consumo sostenido.

Más allá del mal corte, Khubzamov, Kalmykov y Abyanov serán eventualmente juzgados por los autoridades de su país como miembros de una banda de traficantes que infiltró al servicio diplomático ruso para montar el mayor negocio de cocaína de cara al Mundial de fútbol que comienza este 14 de junio. Pero el trío de rusos arrestados no podía hacer todo solo. La Justicia argentina, con la tarea investigativa de la PROCUNAR, rastreó a más presuntos responsables.

13 de octubre de 2017: “K” y Blizniouk en pleno centro porteño.
13 de octubre de 2017: “K” y Blizniouk en pleno centro porteño.

Hubo otros implicados, identificados a través de escuchas telefónicas y seguimientos a cargo de Gendarmería, con dos reuniones secretas en bares porteños. Infobae accedió en exclusiva a documentos de la investigación que la retratan. Dos hombres las protagonizan. Son Iván Blizniouk, nacido en Rusia y nacionalizado argentino, efectivo de la Policía de la Ciudad hoy detenido tras un pedido del fiscal Taiano y la PROCUNAR y el misterioso "Señor K": el policía acusado de hacer posible la maniobra narco y el empresario acusado de financiarla.

Iván Blizniouk, de 36 años, ex miembro de Prefectura y luego integrante de la Policía Metropolitana con el grado de subinspector, tenía un particular lazo con la embajada rusa: funcionó como enlace con la policía de su país natal y había actuado como traductor en numerosas ocasiones. Realizó viajes oficiales de capacitación a Moscú en 2015 y 2016. Estuvo frente a frente con Patricia Bullrich, no en un acto sino en su propio despacho en el octavo piso del edificio ministerial en la calle Gelly y Obes, como traductor de una comitiva policial rusa. La ministra todavía lo recuerda.

"K", llamado así por las autoridades rusas debido a la primera letra de su apellido, es una figura un poco más elusiva. Una cabeza más bajo de estatura que Blizniouk, de pelo ralo y con calvicie incipiente, también ruso, se dedica en los papeles a la importación de habanos y licores con una empresa en Hamburgo, Alemania. "K", según los investigadores del caso, visitó la Argentina en varias ocasiones para supervisar las maniobras del envío del cargamento. Un viaje, por lo menos, consta en la causa del juez Ercolini.

El avión oficial ruso que trasladó las doce valijas de harina en diciembre pasado.
El avión oficial ruso que trasladó las doce valijas de harina en diciembre pasado.

"K", de acuerdo a datos del expediente, contactó con Blizniouk y Abyanov en marzo de 2016: su insistencia a lo largo de las conversaciones fue usar el canal diplomático para mover la droga. Blizniouk le mencionó sus viajes oficiales a Rusia en una conversación que consta en una escucha de marzo de 2017. "¿Qué ideas tenés?", le preguntó el policía. "K" le respondió: "No son para hablar por teléfono."

Las llamadas se repitieron a lo largo de los meses. El 26 de septiembre del año pasado, Blizniouk le lanzó, en perfecto ruso, en una escucha traducida por efectivos del Servicio Federal en Moscú: "Bueno, venite y en serio, tenés que venir para hablar que vamos a hacer. ¿Cuándo pensás viajar? Siempre prometés y prometés."

"K" eventualmente cumplió: llegó a la Argentina el 11 de octubre de 2017 en un vuelo privado. La cocaína ya estaba disponible, en un negocio que la Justicia argentina todavía desconoce. El empresario pensaba llevársela en su vuelo, un plan que no resultó. "K" se alojó en el hotel Dorá de la calle Maipú al 900. Sin perder el tiempo, el empresario se reunió con el policía ese mismo día en un bar en la esquina de Esmeralda y Santa Fe. Un gendarme los siguió y fotografió. El diálogo fue completamente en ruso. Al despedirse, como la princesa Leia a Obi Wan Kenobi en Star Wars, "K" le agregó un poco de presión a Blizniouk y le dijo que era "su única esperanza."

11 de octubre: primera reunión porteña entre el policia y el empresario.
11 de octubre: primera reunión porteña entre el policia y el empresario.

En paralelo, el empresario mantuvo charlas con otro ruso en Buenos Aires, Alexander Chikalo, naturalizado argentino y vecino de Saavedra, mecánico de motores, el presunto encargado de la logística y el acondicionamiento de las valijas. La idea de enmascarar el olor de la cocaína con pastillas para inodoro para despistar perros fue de "K": Chikalo se habría encargado de implementarla. El empresario y el mecánico fueron vistos por Gendarmería el 14 de octubre, compartiendo un café en un bar de Córdoba y Florida. Blizniouk y "K" se encontraron para almorzar el día anterior en el restaurant La Leyenda de Córdoba y Suipacha.

¿El negocio de los 389 kilos es el único que se le atribuye a la banda rusa? "K" lanzó en una escucha: "¿Para qué trajeron a Argentina esa basura? La hubiesen mandado de Uruguay y listo." El audio es por lo menos revelador y afirma sospechas. El cargamento, por lo visto, iba a partir del puerto equivocado. Hay declaraciones en la causa que complican a "K" y que lo señalan como responsable de al menos dos vuelos narco bajo signo diplomático que habrían salido del otro lado del Río de la Plata.

Blizniouk fue arrestado por Gendarmería en el aeropuerto de Ezeiza al volver de Italia, separado de la Policía de la Ciudad. "K" está prófugo con una circular roja de Interpol sobre su cabeza. Queda una duda elemental: saber cómo hicieron cuatro rusos para conseguir 389 kilos de la mejor cocaína del planeta.

Blizniouk al ser detenido por Gendarmería.
Blizniouk al ser detenido por Gendarmería.
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