Enrique Blaksley, presidente y principal accionista de la financiera Hope Funds, hoy se encuentra imputado en una megacausa junto a una decena de colaboradores que incluye a familiares como su mujer y su cuñada además de sus más estrechos colaboradores. Casi 400 ahorristas representados por los abogados querellantes Gonzalo Romero Victorica y Ezequiel Altinier junto a Hernán Vega y Víctor Varone reclaman colectivamente más de 25 millones de dólares: la jueza María Romilda Servini y la fiscal Alejandra Mangano, a cargo del expediente, estiman más de mil damnificados. El presunto daño en contratos de mutuo contabilizado hasta ahora por la Justicia asciende a 24,8 millones de pesos y 8,8 millones de dólares. Las operaciones sospechosas reportadas por la UIF ascienden a 189 millones de pesos y 95 millones de dólares.
Cerca de 40 firmas tanto nacionales como offshore ligadas a Hope Funds son investigadas junto a Blaksley y sus asociados. Una de esas firmas investigadas por la Justicia federal es Emprendimientos Recoleta S.A, que controla el shopping Buenos Aires Design sobre Plaza Francia. Hope Funds es accionista minoritario de Emprendimientos Recoleta en un 46 por ciento. El resto corresponde al poderoso Grupo IRSA, que está detrás de virtualmente cada shopping de la Capital Federal, con una lista que incluye el Abasto, el Baires Dot, el Patio Bullrich y el Paseo Alcorta. Blaksley, su mujer, su cuñada y su principal socio, Federico Dolinkué, entre otros, ingresaron al directorio de Emprendimientos Recoleta con la compra del paquete accionario en 2009.
El 3 de enero de 2017, un mes después de que Blaksley fuese denunciado por estafa ante la Justicia federal, Emprendimientos Recoleta le entregó a Hope Funds un cheque por 15,4 millones de pesos, cruzado, no a la orden, librado por el banco ICBC. "Fue en concepto de pago de dividendos", aseguró un vocero del Grupo IRSA a Infobae, admitiendo que el cheque había sido cobrado, sin saber dónde.
El cheque hoy es objeto de investigación en la causa de la jueza Servini. Fue entregado por el querellante Romero Victorica, bajo sospechas de que habría sido descontado en una "cueva" de la City: un rumor persistente indicó que hombres de Blaksley habrían intentado negociarlo en varios puntos supuestamente clandestinos. "Esto significa, lisa y llanamente, que tanto Blaksley como sus empresas hacen caso omiso a las cautelares genéricas que ya fueron dispuestas por las autoridades judiciales y no escatiman en hallar canales marginales para continuar con el manejo de sus activos fuera de la vista de la justicia", aseveró la fiscal Mangano a la jueza Servini en un requerimiento de noviembre pasado. La jueza Servini envió un oficio al banco ICBC a comienzos de noviembre para saber dónde se cobró ese cheque. El 15 de ese mes obtuvo una respuesta.
El banco le informó a la magistrada que ese cheque no terminó en una cueva de la City: fue presentado al cobro el 24 de enero del año pasado en la sucursal Barracas del banco Patagonia, según un informe enviado por el ICBC al Juzgado Federal Nº1 al que accedió Infobae. Información adjunta reveló un sello que leía "Hope Funds S.A, Juan P. Blaksley, apoderado". No sería otro que Juan Pablo Blaksley, de 31 años de edad y familiar directo de Enrique, empleado de Hope Funds desde 2009 hasta noviembre de 2016 según registros comerciales.
Juan Pablo no se encuentra imputado en la trama, al contrario de otros miembros de su familia como el abogado Francisco Blaksley, pero información del Banco Central lo vincula a más de 80 cheques rechazados por más de 14 millones de pesos librados por Hope Funds y Grileon, otra firma investigada por la jueza Servini y central en la trama. Cinco cheques librados en el primer trimestre de 2017 acumularon poco más de un millón de pesos.
El cheque, que decía explícitamente "no a la orden", debería haber sido depositado en una cuenta a nombre de la firma, lo que garantizaba que la Justicia podría alcanzar el dinero en un eventual embargo. Hay un sello debajo del de Juan Pablo Blaksley que alarmó a fuentes con acceso directo a la causa. "Conforme cesión correspondiente", dice, con el día de la fecha de presentación, el 24 de enero. Para estas fuentes, la jugada solo significa una cosa: Hope Funds habría logrado un endoso gracias a una cesión de derechos gestionada por un escribano. El titular de la cuenta a la que se habría destinado el dinero es algo al menos sorprendente.
El Juzgado Federal Nº1 envió un pedido de información a la IGJ el 27 de diciembre pasado sobre el presunto receptor del dinero: el Instituto Amanecer, un colegio de la zona de Villa Lugano sobre la avenida General Paz, conformado a comienzos de los 90 y con tres niveles educativos, inicial, primario y secundario. La IGJ informó sobre la composición societaria del colegio, integrada históricamente por una mujer de 75 años y su yerno, Eduardo Atilio Polverelli.
Polverelli habló con Infobae esta tarde: se reconoce un inversor damnificado tal como los 370 que se presentaron ante la Justicia federal. Durante un año, desde 2014 hasta comienzos de 2015, Polverelli asegura haber transferido por vía bancaria casi 9 millones de pesos a Hope Funds en conceptos de contratos de mutuo que no recuperó tras repetidos reclamos. "Había plata mía, de mi suegra, del colegio. Eran 20 años de mi vida. Me costó la salud, muchas cosas más. Cada vez que veía una nota tuya sobre Blaksley perdía el sueño", dice al autor de esta nota.
Polverelli, efectivamente, reconoce haber recibido el cheque, y haberlo depositado él mismo: "Yo no quiero perjudicar a la escuela. Laburamos toda la vida honestamente. Todo está legal y en blanco. Si la jueza Servini me cita a declarar, iré con toda mi documentación".
Polverelli asevera que Blaksley no se quedó con el dinero del cheque. "Todavía con los 15 millones me debe plata a mí y a mi familia", asevera. Para el dueño del colegio, cobrar el cheque fue básicamente cobrarse lo debido.
"La historia es así", apunta: "Nosotros tuvimos un proyecto para crear un colegio dentro de un barrio cerrado, con un capital. El proyecto se cayó por diferentes motivos. Así, con ese dinero, llegamos a Hope Funds e invertimos".
Blaksley sabía endulzarlo para ganar tiempo: "Me invitaba a los partidos de Federer, yo lo veía con el Papa, el tipo era más grande que Tinelli". Pero cobrar fue arduo: "Cuando se vencieron los mutuos no nos pagaron", asegura. "Finalmente me reúno con Blaksley", dice Polverelli, que le reclamaba con insistencia via WhatsApp al financista: "Me recibió en su oficina en la calle Sarmiento". Allí, según su relato, Blaksley le ofreció pagarle en cheques. El primero, afirma Polverelli, "entró, el resto rebotó".
Así comenzó una batería de cartas documento, una por cada mutuo impago. Polverelli se sumó a la larga cola de inversores que reclamaban su plata. Presentó un pedido de quiebra contra Hope Funds en diciembre de 2016. Un mes después llegaría la noticia del cheque. "Me llamó Enrique y me dijo: 'Te voy a pagar. Tengo un cheque del Buenos Aires Design'". El encargado del trámite, asegura Polverelli, fue Juan Pablo Blaksley, que lo acompañó a la sucursal del banco Patagonia.
La jugada fue un tanto desesperada. Voces cercanas a la negociación también habían oído que Hope Funds buscó descontar el cheque no solo en cuevas sino en otros bancos. Juan Pablo Blaksley oyó en un banco en particular: "Bueno, si no lo podés cambiar, pagale a alguien a que le debas". El Patagonia aceptó. "La guita", dice Polverelli, "sigue en el banco". Blaksley intentó que Polverelli le dé una parte: el dueño del Instituto Amanecer se negó.
Para el querellante Vega, parte del estudio Iezzi & Varone, la maniobra es parte de algo mucho mayor: "Las recientes decisiones de la Justicia comprueban que todos los hechos denunciados forman parte de una sola maniobra. Prueba de ello es que se han acumulado todas las causas en contra de los imputados en más de 72 cuerpos que hoy tiene el expediente. Hoy, la prioridad son la determinación del monto millonario de la estafa y la ruta del dinero".
No es la primera vez que un colegio aparece involucrado en un caso de lavado de alto perfil. En 2011, el colegio Jean Piaget de Chacarita fue parte de la trama de Sueños Compartidos, el plan de construcción de Madres de Plaza de Mayo, con Sergio Schoklender y su ex socio, el contador Alejandro Gotkin. Lo que parecían obras y mejoramientos llevó a su vaciamiento y eventual ruina. Tres comuneros propusieron expropiar su edificio a fines de 2014.