En la lógica del narcotráfico villero de la Capital Federal, el real valor del negocio no es la cocaína o la pasta base, las armas de fuego, los soldados y las campanas, los miembros satélites de las organizaciones que advierten movimientos a través de esquinas y pasillos. El real valor es el territorio, el lugar donde el adicto sabe que está la droga. Y el territorio es lo último que rinde. A lo largo de más de 15 años, la organización del peruano Marco Estrada González, más conocido como "Marcos", el mayor capo narco de la historia porteña y jefe indiscutido durante años de la Villa 1-11-14, demostró una capacidad insólita para retener su control y presencia en el Bajo Flores.
La balada de "Marcos" es larga. Estrada entró y salió de penales federales a lo largo de casi dos décadas bajo imputaciones de diversos jueces y fiscales, soportó un intento de asesinato que devino en masacre ideado por ex aliados convertidos en enemigos, se fugó hasta Paraguay en avión privado para luego ser capturado, fue condenado por dos tribunales orales federales a la sorprendente pena unificada de diez años de prisión. Desde 2010 que el juez Sergio Torres en Comodoro Py se encarga de perseguir a su organización, con más de cien personas investigadas y 63 condenadas.
"Marcos" fue arrestado por última vez en diciembre de 2016, en su dúplex del country La Celia de Ezeiza con una importante pileta de natación, en un operativo a cargo de la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la PFA bajo las directivas de la secretaria Verónica Bresciani con el apoyo de la PROCUNAR, el ala del Ministerio Público Fiscal dedicada al narcotráfico, encabezada por el fiscal Diego Iglesias.
La mujer del capo, Silvana Salazar, una jugadora clave en la cadena de mando, también fue arrestada. Se realizaron 65 allanamientos en total en el asentamiento del Bajo Flores y en varios puntos de la provincia de Buenos Aires. El saldo final del operativo, según fuentes policiales, fue de material para 15 mil dosis de paco, más de medio millón de pesos en efectivo, un kilo y medio de cocaína, 14 armas de puño, cuatro armas largas y 80 celulares, con 36 detenidos en total. Lily Alarcón, la suegra de "Marcos", fue arrestada en junio último por orden de Torres y Bresciani. Estrada había sido hábil. Las escuchas y seguimientos demostraron cómo el mando operativo había sido delegado en "Doña Lily", con una presunta red de lavado montada en, irónicamente, una serie de iglesias evangélicas en el Conurbano.
Hoy, "Marcos" está preso en la cárcel de Marcos Paz, supervisado por el programa IRIC del Servicio Penitenciario Federal para detenidos con alto riesgo de corromper las estructuras carcelarias. Alojado en el módulo 3 del pabellón 7, que comparte con Roberto Baratta, ex número dos de Julio de Vido, y el sindicalista Omar "Caballo" Suárez, Estrada es sometido a un riguroso control que incluye frecuentes requisas y vigilancia no solo a sus visitas sino también a los penitenciarios que tratan con él.
Ayer, Estrada González sufrió dos fuertes reveses. El primero ocurrió en el fuero contencioso administrativo federal: "Marcos" quedó al borde de ser deportado de la República Argentina. La Sala I de la Cámara del fuero confirmó la decisión de la jueza Liliana Heilland que avaló la resolución de la Dirección Nacional de Migraciones que canceló su residencia y ordenó su expulsión del país. Fue un movimiento un tanto radical de parte de las autoridades. Para Migraciones y para la PROCUNAR, echarlo del país parece la única forma de neutralizarlo.
En paralelo, su organización en la Villa 1-11-14 fue allanada otra vez. A lo largo de los años, "Marcos" perdió poder de expansión, perdió hombres, perdió armas y droga, pero nunca perdió su núcleo operativo, su zona, su lugar en la Villa 1-11-14, de acuerdo a la Federal, al juez Torres y a la PROCUNAR. La balada de "Marcos", a pesar de la cárcel, a pesar de más de 15 años de allanamientos, continúa. No solo retiene sus viejos puntos, de acuerdo a la nueva imputación judicial: para esquivar a la ley, migra hacia otros nuevos, con un evidente éxito de convocatoria.
Ayer por la mañana, la división Operaciones Metropolitanas de la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la PFA allanó 15 domicilios en el asentamiento del Bajo Flores, con 1.300 envoltorios de cocaína incautados, pasta base, algunas armas de fuego como una ametralladora Ruger, máquinas de contar billetes y balanzas, seis detenidos. Un informe elaborado por la PFA, el fiscal Juan Pedro Zoni y la PROCUNAR entregado al juez Torres –al que accedió Infobae– fue el disparador. El informe, originado por datos del operativo Cinturón Sur de Gendarmería, consistía en tareas encubiertas en la Villa, fotografías y seguimientos realizados a lo largo de este año. El foco fueron varios domicilios en las manzanas 13 a 24, el histórico "corredor" de Estrada González.
La inteligencia policial hablaba de diversas casas y comercios empleados como supuestos aguantaderos, depósitos de armas y droga. Hablaba, principalmente, de "el sendero", el nombre que le dan los vecinos a la división entre las manzanas 12 y 13 que comienza en la avenida Varela, donde la PFA "observó el arribo de varias personas con dinero en la mano, el que intercambian por droga a la vista de comerciantes y feriantes", apunta el informe.
Otro punto fue un clásico de la banda de "Marcos", el "Corner de Lalo", ubicado entre las manzanas 21 y 22, junto al santuario del Señor de los Milagros. Allí, la PFA vio cómo dos hombres organizaban a los consumidores que llegaban a comprar para evitar que hicieran fila, llevándolos a comercios cercanos, rodeados de campanas y marcadores. La acción luego migró a la calle Bolívar, esquina Salvagni. "Allí pude advertir una gran fila de compradores y dos masculinos que realizaban las ventas", afirmó el gendarme encubierto a la PROCUNAR. Además de la calle Bolívar, la banda también se desplazaba a las inmediaciones de la Iglesia de San Antonio, en la manzana número 31.
Las tareas de campo dieron un nombre: Fernando Estrada González, alias "Pity", hermano de "Marcos", hoy en Perú y un viejo conocido en las tramas de la organización, con un lugarteniente en el territorio, Víctor Reyes Zubieta, cuya familia estuvo históricamente involucrada en los negocios de Estrada González.
El prontuario de Víctor es típico del de un presunto sicario. Tiene antecedentes de larga data. En 2001, Reyes Zubieta había sido implicado en un homicidio; terminó condenado por el TOC N° 14 por tenencia ilegítima de arma de guerra. Reapareció en 2004, arrestado en el bar "El Cuervo" de la manzana 15 en noviembre de 2004, durante el apogeo del poder de "Marcos", con una Bersa .9 mm con la numeración limada y un cargador lleno, una causa del Juzgado N° 45. Lo buscaban por un ataque armado a una remisería de la Villa junto a otros miembros de la banda de Estrada, entre ellos, Oscar Lalopu Tuñoque, sospechado de ser uno de los miembros todavía activos de la banda y mencionados en el informe que compiló la PROCUNAR. Que Víctor sea señalado como supuesto lugarteniente implica un virtual ascenso. Una de las casas marcadas en la manzana 13, se cree, pertenece a una miembro de la familia Reyes Zubieta, a su vez, cuñada de "Pity" González Estrada.
Hay, en la lista de la PROCUNAR y el juez Torres, 16 presuntos responsables identificados. La gran mayoría solo conocidos por sus alias. Los seis detenidos ayer por la PFA depararon una sorpresa: ninguno integra esa lista. De parte de Estrada González, no hay ninguna evidencia recolectada por el juez Torres y la secretaria Bresciani en el penal de Marcos Paz que revele órdenes directas. "Silencio de radio", apunta un investigador: "El proceso por la deportación implicaba un riesgo muy grande." Sin embargo, los hombres y nombres y esquinas que marcaron más de 15 años de violencia continúan en movimiento. Fuentes en la causa aseveran que "Pity" y Reyes Zubieta jamás se atreverían a traicionar a su jefe.