La tercera semana del juicio a Los Monos comenzó con una mayoría de ausencias de testigos y trabas procesales. Es que los abogados de los acusados insistieron con su estrategia de dilatar las audiencias, al rechazar que, en esta etapa en la que se juzga el delito de haber conformado una asociación ilícita, declarasen testigos de los cinco asesinatos vinculados como represalia al homicidio de Claudio "Pájaro" Cantero que se juzgarán a partir de febrero.
Resolver esta cuestión implicó algunas horas de demora. El punto central era la objeción a que declarara la secretaria del juez instructor Juan Carlos Vienna, hoy jueza civil, quien ofreció hacerlo por escrito y el tribunal lo terminó permitiendo. Pero no fue el principal escollo: la mayoría de los testigos citados ayer no concurrió al tribunal. Todos tenían algún tema personal, o directamente no fueron hallados.
Tras las primeras objeciones, la primera testigo en declarar fue la empleada policial Jorgelina Llopard, de la delegación Tribunales, encargada en 2013 de entregar notificaciones judiciales a las personas citadas por el juez Vienna en la causa que ahora está en juicio.
La mujer frenó su relato al describir la casa de una de las personas citadas en el marco de la investigación. El frente del domicilio, según comentó, estaba en un barrio de viviendas comunes, pero llamaba la atención porque tenía "la puerta de ingreso con un vidrio de blindex con un impacto de arma de fuego".
Ese testigo fue llevado por la Justicia a declarar como testigo, ya que dijo no tener movilidad propia ni tener recursos para poder dirigirse a ese punto de la ciudad. Sin embargo, esa persona tampoco concurrió este lunes. Según lo expresado por un familiar de él ante la notificación, "se fue a hacer un trabajo de electricidad a Chaco, y su empleador dijo que no usa celular". Los fiscales y los defensores pidieron que vuelva a ser citado.
El testigo es un presunto adicto a los estupefacientes. Fue uno de los que dio detalles sobre cómo funcionaba Los Monos. En la etapa de instrucción del juicio, dijo que le ofrecieron trabajar para la banda y, al negarse, sufrió un tiro en una pierna.
Sin embargo, la empleada policial Llopard no pudo seguir con su relato. El fiscal Luis Schiappa Pietra accedió a postergar esta declaración junto a otras para febrero, en la siguiente etapa del juicio. Durante el verano, se debatirán los crímenes cometidos en 2013 de Lourdes Cantero, una nena de 14 años; el de Diego Demarre; y el triple crimen de Marcelo Alomar, Nahuel César y Norma César, otro atentado con marcas de venganza del 28 de mayo de 2013.
Aunque concedió postergar las testimoniales, el fiscal Gonzalo Fernández Bussy aclaró que los juicios para esclarecer los homicidios y la asociación ilícita son partes de una sola causa, donde no es posible instalar una división tajante. De hecho, a los acusados por asociación ilícita se les atribuye integrar una banda que se dedicaba al negocio de la violencia y que, entre otros delitos, cometía asesinatos.
El segundo testimonio estuvo a cargo de una policía que trabaja en el comando radioeléctrico de Villa Gobernador Gálvez. Por el nerviosismo, la mujer prácticamente no pudo hablar. Otra vez, el problema era que su testimonio puede estar vinculado a uno de los crímenes presuntamente cometido por Los Monos. Deberá volver a presentarse entonces.
El testimonio más importante de la jornada fue el del policía Ariel Enrique Marelli. Dijo que uno de los acusados, Walter Daniel Jure, un hombre condenado por narcotráfico y con especial cercanía con Monchi Cantero, uno de los líderes de la banda, era un "soplón" de la División Judicial que tuvo activa participación en la pesquisa contra el clan del barrio rosarino Las Flores.
Marelli fue uno de los policías que participó de la detención de Juan Domingo Ramírez —considerado un estrecho colaborador de Máximo Ariel "Viejo" Cantero— a quien apresaron en 2014, en una casa del barrio Saladillo.
Jure, acusado de asociación ilícita, no está asistiendo a las audiencias por propia decisión. De 38 años, cumplió condena en 2003 por narcotráfico y actualmente está preso al ser ubicado como organizador de un tráfico de cocaína procedente de Salta y con destino a Rosario en 2015. Antes de que comenzara el juicio, volvió a ser noticia cuando una brigada de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) requisó su celda en la cárcel de Coronda al detectar que, desde prisión, lideraba un banda que movía cocaína.
El resto de los testigos citados no pudo concurrir por distintas razones. Un familiar del fallecido Marcelo Alomar acudirá recién entre febrero y marzo. A una mujer que ya fue testigo en el juicio oral por el crimen del hincha de Newell's Walter Cáceres tampoco la encontraron: el domicilio al que fueron a notificarla está usurpado y ella ya no vive allí. En la vivienda de otra testigo atendió una inquilina. Por último, otro miembro de la lista que debía declarar respondió que en estos días lo operan de la rodilla y no podrá asistir.
El fiscal Fernández Bussy pidió citar a esos cuatro testigos nuevamente y expresó su tranquilidad a pesar de las ausencias. "Todas estas cuestiones están previstas. Trabajamos para poder demostrar lo que estamos seguros de poder demostrar, y lo vamos a lograr con todas las pruebas que se van a llevar adelante", sostuvo el letrado.
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