Había pasado poco más de media hora de las diez de la noche en el barrio de Nueva Córdoba, muy cerca del microcentro de la capital cordobesa. El sexto piso del edificio ubicado en Chacabuco al 500 transitaba una noche cálida y relativamente tranquila, con su silencio cotidiano. Hasta que en un instante repentino todo mutó hacia el caos. Una de las puertas de los departamentos se abrió y salieron un hombre y una mujer a los gritos al pedido de ayuda. Pocos minutos después, se sabría que cada uno reclamaba auxilio para "escaparse" del otro.
Un hombre, vestido con ropa oscura y sus manos ensangrentadas sobre sus genitales, gritaba que lo habían querido matar, temía desangrarse. La mujer, en cambio, también tenía sangre en sus brazos y se encontraba en estado de shock, gritaba, pero casi sin poder reaccionar. Una vez que la policía cordobesa llegó al lugar, se constató un caso tan extraño que acapararía la atención de todos los medios nacionales durante los días siguientes.
Micaela Barattini, de 26 años, había cortado los genitales de su supuesta pareja o amante, de nombre Sergio, con una tijera de podar plantas. Desde ese preciso instante, se empezaron a construir dos relatos paralelos y contrapuestos. Lo único claro es que ambos se habían encontrado unas horas antes en ese mismo departamento que ella habitaba y que finalizó con un acto violento y sangriento.
Hasta el momento, nadie más que los propios protagonistas sabe al detalle lo que ocurrió dentro de ese pequeño apartamento de dos ambientes de la ciudad de Córdoba capital. Las hipótesis que se manejan no hicieron más que profundizar lo extravagante del caso: se habló desde una defensa personal ante una violación hasta de un juego sexual con un final casi trágico.
Barattini y Sergio nunca mantuvieron un noviazgo formal. Empezaron una relación íntima hace seis meses, pero jamás le dieron la entidad de un vínculo amoroso "oficial". Desde ambas partes se coincide en que, a lo largo de las últimas semanas, la relación no pasaba por su mejor momento. Así y todo, todavía se mantiene un excesivo secreto en el entorno de ambos y todo se reduce a acusaciones vía redes sociales y a la palabra de los propios abogados de los protagonistas de la historia.
Barattini nació en Rada Tilly, en la provincia de Chubut, y el 2017 representaba un año de desarrollo personal y cumplimiento de metas. En octubre logró recibirse de arquitecta y se preparaba para un 2018 nutrido entre sus desafíos personales, sus clases de danza y su pasión por la jardinería.
"Había sido un año muy bueno para ella y se preparaba para otro año todavía mejor. Nunca imaginó verse envuelta en una situación así", le dijo a Infobae el abogado de la joven de 26 años, Carlos Nayi.
La pareja había comenzado el vínculo hace seis meses. Según el propio letrado, si bien nunca se avanzó a un vínculo formal, su defendida decidió poner fin a los encuentros amorosos dos meses atrás.
"El hombre había mantenido una relación muy obsesiva con ella a lo largo de los meses. Hace dos meses, Micaela se enteró de que él tenia un hijo con otra pareja. Nunca se lo había dicho. Entonces, ella decidió cortar esa relación que tenían", señaló
Y agregó: "Después de que ella le dijo que no quería tener más encuentros íntimos, la cosa se puso peor. La llamaba a cualquier hora, le mandaba mensajes intimidatorios. De hecho, se había hecho habitual que le enviara fotos de sus genitales mediante su teléfono", describió Nayi.
El abogado logró hablar con Barattini el domingo en la sede de la Fiscalía General de Córdoba. Allí, su cliente le describió toda una historia que apunta a un supuesto caso de ataque sexual por parte de su "ex amante".
"El hombre, que tiene unos 40 años, era músico. Formaba parte de una banda que también integraba el hermano de ella. Este encuentro del sábado se dio porque él tenía que llevarse una batería que se encontraba guardada en el departamento de mi clienta", relató.
Y continuó: "El encuentro se había acordado un día antes. Una vez que tocó el timbre del departamento, ella lo dejó pasar".
Según el relato del abogado, después de una charla de unos pocos minutos, Sergio comenzó a ponerse insistente en su deseo de mantener relaciones sexuales. Ante la negativa de la joven, la insistencia se transformó finalmente en un ataque violento.
"La tiró en la cama. Ella estaba vestida con una musculosa y una pollera larga. Pese a los intentos de defensa de ella, el hombre empezó a mantener relaciones a la fuerza", afirmó Nayi.
El letrado describió así las propias palabras que Barattini le dijo durante su entrevista: "Sentía dolor en las piernas, los brazos. No podía respirar. Sentía que me iba a matar. No sé de dónde saqué fuerzas para defenderme".
La defensa de la joven alegó que en un momento Barattini simuló sentir placer durante el acto y el hombre le liberó los brazos. Con uno de ellos buscó en el hueco de su mesita de luz y encontró el kit de jardinería con el que trabajaba. "Así, puso la tijera en su bajo vientre y empezó a abrirla y cerrarla. Estaba desesperada", explicó Nayi. Luego, ambos saldrían a los gritos de ayuda al pasillo del sexto piso.
La misma versión mantuvieron varias amigas de Micaela en las redes sociales. Muchas de ellas se quejaron ante el tratamiento de los medios sobre el caso y defendieron la versión de una defensa ante un acto de violación. Infobae intentó ponerse en contacto tanto con amigas como con integrantes del círculo familiar íntimo de Barattini, pero no obtuvo respuesta.
De acuerdo al propio Nayi, la joven de 26 años sufrió hematomas en sus dos brazos y en sus piernas que fueron constatados por un médico forense de la Justicia de la provincia.
Eduardo Pérez es el abogado de Sergio, la víctima del ataque con la tijera por el que aún hoy se mantiene internado en el Hospital de Urgencias de la ciudad de Córdoba.
El letrado se encontró con su cliente en la misma madrugada del domingo, poco antes de que se lo llevara la ambulancia. "Me llamó desesperado por teléfono. No entendía lo que había pasado y en ese momento solo tenía miedo de morirse".
La versión que se mantiene desde el entorno del hombre es diametralmente opuesta. Pérez afirma que su cliente y Barattini nunca cortaron la relación de meses. Si bien no era algo oficial, mantenían encuentros habituales a lo largo de las semanas hasta el momento del ataque.
"Habían acordado encontrarse a cenar, como cualquier otra noche. Después de comer, se fueron a la cama y ella da lugar a un posible juego sexual entre ambos", le dijo Pérez a Infobae.
De acuerdo al relato del abogado, Barattini le dio dos indicaciones a Sergio antes de comenzar con el juego: que se pusiera un antifaz que le tapara los ojos y que se atara las manos a las patas de la cama.
"Mi cliente accedió a lo del antifaz, pero se negó a atarse las manos. Así, después de un jugueteo previo, sucedió lo que sucedió. Algo que nadie esperaba", dijo Pérez.
Según el propio abogado, no existían motivos como para que la mujer pudiera cometer semejante acto.
"Mi cliente entró en pánico, salió corriendo del departamento y empezó a pedir ayuda a los gritos. Entonces, unos vecinos ayudaron a socorrerlo. Cuando me encontré con él después, me repetía que tenía miedo de desangrarse", afirmó Pérez.
Sergio fue derivado de inmediato al shock room del hospital de urgencias de la ciudad, donde fue intervenido quirúrgicamente, después de haber sido sometido a un coma inducido.
El subdirector del hospital, Maximiliano Tittarelli, advirtió que en el momento de la llegada del paciente, justo había un urólogo en el centro de salud, lo cual facilitó la intervención. De acuerdo a versiones extraoficiales, a raíz del ataque, el hombre de 40 años podría haber perdido la capacidad de concebir.
En tanto, la propia Micaela Barattini quedó detenida en el pabellón femenino de la unidad carcelaria de Bower. La intención de su abogado es que pueda prestar declaración en esta misma semana.
En tanto, la fiscal de instrucción de Violencia Familiar de Córdoba, Bettina Croppi, caratuló la causa en contra de la joven como "lesiones gravísimas" y advirtió ante los medios locales que todavía no se puede confirmar la teoría de un ataque sexual previo a la agresión con la tijera de podar.
"En este momento no hay ningún elemento que corrobore o descarte la agresión sexual por parte del hombre. Por ahora, estamos muy lejos de afirmar una cosa así", dijo Croppi ante medios cordobeses.
La realidad es que el macabro caso aún se encuentra sumergido en un misterio de acusaciones y versiones contradictorias. Se esperan nuevos detalles para explicar los motivos de ese intento de mutilación de genitales.