No quiso ir a declarar. La fue a buscar a su casa la Policía. Una vez adentro de los tribunales de San Martín, la joven M., de 20 años, volvió a intentar no dar su testimonio y tuvo un ataque de llanto. Cuando lograron calmarla, habló. La amiga de Melina Romero (17), hallada muerta en septiembre de 2014 en la orilla de un arroyo de José León Suárez, repitió lo que ya en un momento había negado decir: "Nos pasaron a buscar por el boliche, nos llevaron a una fiesta en una casa, nos dieron drogas, abusaron de nosotras, Melina se murió y tiraron su cuerpo".
M., quien enfrentará un juicio por falso testimonio agravado, es la testigo clave con la que la familia Romero aspira encontrar la culpabilidad en Joel "Chavito" Fernández, de 20 años y único acusado en un juicio por jurados, que arrancó este martes, sin acusación de la Fiscalía, y que promete ser complejo.
Fernández también habló ante los 12 ciudadanos que integran el jurado y se declaró inocente."Soy inocente, me quieren mandar preso por algo que no hice y me arruinaron la vida. Tengo un Dios que va a decir que soy inocente", dijo el acusado por el delito de "homicidio agravado por ser cometido con el concurso premeditado de dos o más personas y por la
condición de mujer de la víctima, en concurso real con abuso sexual
agravado por ser cometido mediante acceso carnal seguido de muerte y
privación ilegal de la libertad coactiva". De ser hallado culpable, podría recibir una pena perpetua.
"Nos empezaron a drogar, empezaron a abusar de ella, ella no quería. Estaba como yo, de escabio. Los imputados también abusaron de mí, no hice la denuncia porque no me iban a creer", relató M., quien agregó que "a Melina la tiraron al arroyo, el pai César me tenía apuntando con un fierro. Era como un descampado, todo yuyo y pasto. Le colocaron piedras adentro de una bolsa negra", aseguró.
Para la defensa del acusado, M. incurre en contradicciones. La chica contó que Romero fue tirada sin vida en el puente del arroyo Morón ("a la altura del cartel 3M" del camino del Buen Ayre), pero la víctima fue hallada en el arroyo Marrón, lejos de allí, en cauces que no se cruzan. Señaló el templo umbanda del pai César Sánchez como el lugar donde se hizo la fiesta. Pero Sánchez fue sobreseído, y esa decisión no fue apelada por el abogado de la familia Romero.
M. le escribió una carta a Joel, cuando el chico estaba preso, donde le decía que ella sabía que él no tenía nada que ver. Consultada en el juicio, la joven respondió que lo había hecho para que la mamá de "Chavito" no se sintiera mal. De hecho, M. se quebró cuando empezó a declarar, y el juez del Tribunal Oral 5, Adrián Berdichevsky, pidió que el acusado abandonara la sala mientras la chica terminaba con su declaración testimonial.
La testigo explicó que había cambiado su versión porque la "presionaron", aunque no reveló quién. Una fuente del caso explicó a Infobae que, como ella afronta un juicio por falso testimonio, técnicamente debía mantenerse con su versión original, caso contrario, se estaría declarando culpable automáticamente de ese delito. M. incluso se enojó con Marcelo Biondi, abogado de la familia Romero, y le dijo: "Usted es el abogado de Melina, no el mío".
"Nos han dejado solitos, pero hemos llegado hasta el final. Entre las 8 del 24 de agosto y las 6 del 25 de agosto, en el barrio Escalada, de Tres de Febrero, M. y Melina fueron atacadas contra su voluntad, y Melina fue atacada sexualmente por Joel Fernández y por dos hombres no individualizados. A raíz del alcohol y las situaciones, Melina quedó en situación de inconsciencia, y las personas le colocaron una bolsa de nylon en la cabeza y la arrojaron a orillas del arroyo Marrón", relató de cara al jurado Biondi, quien admitió que el tiempo que pasó hasta que hallaron el cuerpo (casi un mes) impidió encontrar rastros de ADN de sospechosos.
Producto del estado de descomposición del cuerpo, no se pudo establecer la causa de muerte. Julio César Julián, perito forense propuesto por Biondi, explicó que Melina tenía golpes en la cabeza, pero que murió por un "infarto de miocardio", dijo que no se podían constatar "lesiones genitales", que no encontró indicios de asfixia y consideró que era posible que el infarto, y la muerte, se debiera al consumo excesivo de cocaína.
En ese sentido, la mamá de Melina, Ana María Martínez, admitió que su hija tenía una relación de consumo problemático con la cocaína y contó que "Chavito tenía una obsesión con Melina". La mamá de M. fue más allá: "Cambiaban sexo por droga".
También declaró Diego Pinillo, que compartió celda con Fernández. Contó que "Chavito" dijo que estuvo en la fiesta en que murió Romero, pero aseguró que el joven "todos los días decía algo distinto". La defensa del acusado asegura que el chico dijo eso en la comisaría porque "tenía miedo", y Pinillo aseguró que la Policía "lo largó en el calabozo diciendo por qué hecho estaba para que los presos lo golpeen".
"Nos dijo que fue a buscar a Melina con Toto, que después se sumó un tal Narigón, que tomaron pastillas con vino, y que Narigón había abusado de Melina. Que después, en un momento, Melina rasguño al Narigón y le pegó con un revólver en la cabeza", relató Pinillo, y contó que como "Narigón" Fernández tenía amenazadas tanto a Melina como a la testigo clave, no se podían ir del lugar, y que, en determinado momento, "Chavito" se dio cuenta de que la joven estaba muerta y por eso decidieron tirarla al río en una bolsa.
En el juicio, que se prevé que dure al menos hasta el próximo sábado, se busca determinar si efectivamente Melina Romero fue asesinada, algo que técnicamente no pudo ser comprobado, y si el autor fue Joel Fernández. Eso deberán decir, con base en las pruebas, los 12 jurados convocados por sorteo.
En febrero pasado, la fiscal María Fernanda Billone concluyó que no contaba con suficientes pruebas para imputar a Joel Fernández, ni a César Sánchez (46) ni a Elías "Narigón" Fernández (22). Por eso, y por primera vez desde que existen juicios por jurados en la Provincia, no hay fiscales en las audiencias. Así y todo, un equipo especial comandado por la propia Billone, sigue buscando al culpable en otra parte.
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