Lunes 19 de enero de 2015. 8:30 horas.
Diego Lagomarsino se presentó solo en el Palacio de Tribunales. 10 horas antes se había conocido la noticia de que el fiscal Alberto Nisman fue encontrado muerto en el baño de su departamento de Puerto Madero. No se sabía nada más. Solo había conmoción política y pública por la muerte del hombre que cuatro días antes había denunciado a la entonces presidente Cristina Kirchner como encubridora de los acusados iraníes del atentado a la AMIA y que esa mañana tenía que presentarse en el Congreso.
"Soy empleado de la Fiscalía AMIA y yo le di el arma a Nisman", le dijo Lagomarsino a Daniel González, entonces secretario del juzgado de Instrucción 5. Era la primera vez que hablaba del caso.
González le explicó que tenía que ir al juzgado 25 –que está un piso más abajo, en el quinto– que es donde tramitaba la causa. "A mí me dijeron que tenía que venir acá", contestó Lagomarsino.
González llamó al juez Manuel de Campos –quien había estado en el departamento de Nisman- y ordenó que Lagomarsino se quede en su juzgado para evitar que se fuera hasta tanto lo vaya a buscar la División Homicidios de la Policía Federal.
Fueron las primeras tres horas de Lagomarisino en tribunales que Infobae reconstruyó con fuentes que estuvieron en esos momentos. Estuvo en uno de los despachos del juzgado y habló todo el tiempo. Contó cómo había llegado a trabajar con Nisman, cómo le llevó el arma y por qué. No era una declaración formal y por lo tanto no tenía valor jurídico.
Lagomarsino manipulaba constantemente su celular con el que chateaba y hablaba. También lloraba a los gritos. "Honestamente, vino a decirme lo que a mí me pareció un discurso armado, lo interrumpía de a ratos llorando. Lo que él me decía lo iba acomodando a medida que recibía mensajes a su celular o lo llamaban por teléfono", declaró González ante la justicia como testigo.
Cerca de las 10:45 llegó el hermano de Lagomarsino que lo acompañó hasta que a las 11:15 oficiales de Homicidios de la Policía Federal lo llevaron a declarar ante la fiscal Viviana Fein, a cuatro cuadras del Palacio de Tribunales.
Lagomarsino se sentó ante Fein, de Campos y los secretarios de la fiscalía y el juzgado. Declaró como testigo, no como acusado. Contó que el sábado a la tarde Nisman lo llamó y le pidió que vaya a verlo a su departamento de la torre Le Parc. Allí le pidió un arma para defenderse de un habitual ataque a sus hijas, que en ese momento estaban en Europa. Relató que fue a su casa para buscar una pistola Bersa calibre 22 que luego le llevó al fiscal.
Lagomarsino también contó qué funciones cumplía en la fiscalía AMIA como informático y por qué tenía acceso remoto a las computadoras de Nisman; que había realizado viajes al exterior con Nisman y que era apoderado de una cuenta bancaria en los Estados Unidos.
"Se lo veía nervioso", le dijo a este medio una de las personas que participó de esa declaración. Terminó y se fue a su casa. Luego fue imputado por facilitarle el arma a Nisman, pero nunca declaró como acusado.
El técnico informático siempre mantuvo la misma versión tanto en la conferencia de prensa que dio y en los reportajes periodísticos que fue concediendo.
14 de noviembre de 2017. 9:30 horas
Después de dos años y ocho meses de una investigación errática que cambió de juez y en el que las pericias marcaron resultados dispares, Lagomarsino se presentó este martes ante el juez federal Julián Ercolini y el fiscal Eduardo Taiano para ser indagado como acusado de participar de un plan criminal.
El fiscal lo acusó la semana pasada de ser partícipe primario del delito de homicidio por haber llevado al departamento del complejo Le Parc el arma con la que murió Nisman. Taiano consideró, en un dictamen de 1087 páginas, que Lagomarsino aportó un "arma amiga" para montar una escena de suicidio.
No lo acusó de ser el autor del crimen porque no hay pruebas para eso. La segunda etapa de la causa será dar con el o los autores materiales y con los intelectuales. "Va a ser muy difícil", se sinceran los investigadores.
La Fiscalía tiene previstas unas 150 preguntas para Lagomarsino que abarcan desde cómo comenzó a trabajar con Nisman hasta consultas sobre el allanamiento que se realizó en su casa la semana pasada.
En principio, el perito informático –que es defendido por el abogado Gabriel Palmeiro– tiene previsto declarar y contestar todas las preguntas por lo que se espera una indagatoria extensa.
Será una indagatoria sin filtraciones: el juez Ercolini piensa pedirle a todas las personas que estén en la declaración que no ingresen con celulares.
Tras el pedido de indagatoria, el juez Ercolini citó a Lagomarsino, allanó su domicilio y secuestró computadores y le puso una tobillera electrónica para controlar sus movimientos. El fiscal le había pedido al magistrado que decida la mejor manera de que esté "sujeto al proceso".
En septiembre pasado una junta de peritos de Gendarmería concluyó a Nisman lo mataron. Taiano se basó en esa conclusión para avanzar en la acusación contra Lagomarisno. En el inicio de la causa, el Cuerpo Médico Forense y peritos de la Policía Federal habían llegado a otra conclusión: no hay elementos para concluir que en la muerte de Nisman intervinieron terceras personas.
Los peritos de Lagomarsino sostienen que Nisman se suicidó, mientras que las dos querellas –la de las hijas y la de madre y hermana del fiscal– postulan el homicidio.
Para la semana próxima están previstas otras cuatro indagatorias. Son las de Luis Miño, Armando Niz, Rubén Benítez y Néstor Durán, los oficiales de la Policía Federal que el sábado 17 y el domingo 18 de enero estaban a cargo de la custodia de Nisman. El fiscal no los acusó de ser parte del plan criminal, sino de incumplimiento de los deberes de funcionario público por no proteger al titular de la UFI AMIA.Benitez declaró que Nisman también le pidió un arma.
La investigación también tiene pendiente el resultado de un entrecruzamiento de llamados entre ex agentes de inteligencia, como Antonio "Jaime" Stiuso y Fernando Pocino, el entonces jefe del Ejército César Milani, el subjefe de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) Martín Mena, el fiscal Carlos Stornelli y celulares a nombre del club Boca Juniors que mantuvieron un flujo de comunicaciones inusual entre el 16 y el 19 de enero. Esas comunicaciones tuvieron su pico máximo el domingo cuando Nisman ya estaba muerto pero todavía no se conocía la noticia.