Parecía un golpe comando. En el transcurso de unos pocos meses viajaron de un país a otro para producir el robo. El banco había sido seleccionado con tiempo. Pero la estrategia fue trunca. Aún después de haber cortado la luz del lugar y de perpetrar el ataque dos días después de su primer ingreso, el grupo de cinco delincuentes fue encontrado in fraganti por la policía en la bóveda de las cajas de seguridad.
El hecho ocurrió en el Banco Piano del barrio de Floresta, en la avenida Rivadavia al 8700. Todo se inició en la noche del viernes y finalizó durante la madrugada de ayer, con la detención de la mayor parte de los delincuentes.
El diseño del golpe al banco llevó su tiempo. Un primer delincuente, de nacionalidad chilena, llegó al país hace tres meses. Así, se eligió la sucursal y el barrio en particular y se decidió la fecha: el fin de semana largo de octubre era el momento propicio para poder trabajar con seguridad.
Así, se conformó un grupo de seis delincuentes. Todos procedentes del país vecino de Chile y de entre 30 y 40 años. De a poco, cada uno fue arribando a la Argentina con el fin de poder perpetrar el golpe ideal.
El inicio del trabajo se llevó a cabo así el viernes por la noche, precisamente cuando coincidió con un apagón de unas pocas horas. Un grupo reducido de los cinco delincuentes acudió a la sucursal bancaria para "quitar los tapones" y dejar así cortada la luz del lugar durante todo el fin de semana largo. La idea era que en el momento de ingresar al banco, no se disparen las alarmas
De tal modo, los delincuentes no regresaron al banco hasta la madrugada de hoy. Cerca de las dos de la mañana, los hombres cargaron sus herramientas y se dirigieron hacia la entidad. Su principal objetivo era llegar a las cajas de seguridad gracias a la rotura de alguna de las pequeñas "cabinas" de las cajas de atención al público.
Los delincuentes rompieron la persiana de metal de la puerta de entrada de la entidad. Cinco ingresaron al banco y uno de los ladrones se quedó en la calle, para cumplir la función de "campana".
De un modo muy rápido, los delincuentes rompieron el techo de las cajas de atención al público y recurrieron a un soplete para intentar abrir la puerta de una caja fuerte dentro de la bóveda.
Mientras se llevaba a cabo el golpe, los ladrones chilenos ignoraron que la alarma contaba con un sistema de comunicación autónomo y no dependía de la corriente eléctrica del propio banco para funcionar. Así, no sonó ninguna alarma, pero sí se dio aviso a la Policía de la Ciudad.
En cuestión de minutos, dos patrulleros se presentaron en la puerta del lugar. Aquel delincuente que ejercía como "campana" no llegó a avisarles a sus compañeros y logró fugarse a pie.
Así, la policía detuvo a los cinco ladrones justo cuando se encontraban dentro de la bóveda. En cuestión de pocos minutos, los ladrones salieron esposados y fueron retratados por los lentes de las cámaras de los canales de televisión. Se comprobó además que ninguno portaba un arma de fuego.
Lo paradójico es que esa misma sucursal del Banco Piano volvió a salvarse de un robo por segunda vez en cuatro años. En 2013, otro grupo de ladrones empezó a hacer un boquete subterráneo. El trabajo se inició en la calle Yerbal al 4300 y la perforación duró nada menos que cinco meses. El problema fue que hubo un error de cálculo y, al intentar regresar a la superficie, los ladrones aparecieron en una mueblería vecina al banco.