Nicolás Roberto Pachelo está de vuelta. El 17 de octubre comparecerá por pedido de los fiscales Andrés Quintana y María Inés Domínguez. Será indagado junto a su ex mujer, Inés Dávalos Cornejo, acusado de cometer el crimen que lo rozó durante 15 años sin siquiera tocarlo: el homicidio de su ex vecina en el country Carmel de Pilar, la socióloga María Marta García Belsunce, hallada semisumergida en una bañera, muerta de seis tiros en la cabeza. Quintana y Domínguez, designados en diciembre pasado luego de la absolución del viudo Carlos Carrascosa para revisar el caso, comenzaron una fuerte revisión del expediente con más de 30 testimonios, algunos nuevos junto a viejos testigos citados nuevamente, con vecinos históricos del Carmel como Nora Taylor en la lista. Pachelo no fue precisamente favorecido.
Así, el histórico sospechoso de la familia García Belsunce se convirtió en el nuevo sospechoso de la Justicia luego de haber presentado dos pedidos para no declarar en el proceso que condenó a Carrascosa. Para los nuevos fiscales, el ex vecino está ubicado en tiempo y lugar y tiene el presunto móvil suficiente para haber matado a María Marta, el robo de una caja de seguridad que contenía dinero para un evento benéfico del cual la socióloga asesinada era tesorera, irónicamente, unos mil pesos.
Así y todo, fueron quince años en donde se supo poco y nada de Pachelo. Sin embargo, estar fuera del ojo público no implica quedarse quieto. Por lo visto, Pachelo se mantuvo ocupado, al menos en los tribunales. En todo este tiempo, el nuevo sospechoso del crimen del country acumuló casi una decena de causas en los fueros penales porteños y bonaerenses, en la Justicia federal y ordinaria, de acuerdo a registros consultados por Infobae, con elevaciones a juicio incluidas. La lista de delitos no es agradable.
En 2003, un año después del crimen, Pachelo fue acusado de los delitos de hurto, defraudación por estelionato -es decir, vender a un tercero algo que no es suyo- y robo en circunstancias previstas por el artículo 163 del Código Penal, que incluye robos en incendios, en ferrocarriles, con uso de ganzúa, robos agrícolas, etcétera.
El expediente, de acuerdo a datos de la Cámara Criminal y Correccional de la calle Viamonte, recayó en el Juzgado de Instrucción Nº4. Pachelo ya había sido denunciado por estelionato un año antes, un expediente que también fue recibido por el Juzgado Nº4: ambos casos fueron elevados a juicio, con el Tribunal Oral Criminal Nº15 a cargo del proceso. El Tribunal, por su parte, denunció a Pachelo en Comodoro Py a mediados de 2006, con un empresario listado como co-denunciante. La calificación: "delito de acción pública". La denuncia recayó en el Juzgado Nº6 de Rodolfo Canicoba Corral, que la archivó poco después.
La Justicia penal de San Isidro también registró el paso de Pachelo, antes y después del crimen del Carmel. La primera causa 21 de noviembre de 2000, UFI Nº11 de la jurisdicción: tentativa de hurto. Luego, otra causa iniciada el 30 de septiembre de 2004, tres años después: la carátula fue encubrimiento y hurto, la UFI Nº2 fue la encargada de tramitarla esta vez.
En 2010 y 2011, Pachelo no fue acusado de robar y mentir, sino de cosas peores. Su ex mujer, Inés Dávalos Cornejo, quien será indagada el lunes próximo en la causa García Belsunce, fue quien lo denunció de acuerdo a datos de la Justicia porteña. Los delitos: amenazas y coacción, con causas en los juzgados porteños números 36 y 34. Tuvo otra denuncia en su contra un año después, en 2012, nuevamente en el Juzgado Nº36: falsificación de documento y estafa.
"Pachelo no tiene ninguna causa vigente en Capital", dice su abogado, Roberto Ribas. Sin embargo, más allá de la nueva investigación por el caso García Belsunce, Ribas se prepara para defender a su cliente en un nuevo juicio.
El año próximo, Pachelo se sentará frente al Tribunal Oral Federal Nº1 de San Martín junto a otros siete co-imputados, luego de una causa investigada por el juez Juan Pablo Salas en Morón, con tareas de la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la PFA y el apoyo de la PROCUNAR, la Procuración de Narcocriminalidad del Ministerio Público Fiscal.
El 20 de diciembre de 2015, Drogas Peligrosas irrumpió luego de semanas de tareas de inteligencia en el Villa Real Golf Club de General Rodríguez sobre la ruta provincial 28, en el marco de la Florio Fest, una fiesta de música electrónica organizada por el fisicoculturista Javier Florio. Pachelo fue arrestado en el lugar, su nombre era una novedad para la investigación de Salas y la Federal. "Tráfico ilícito de estupefacientes", dice la imputación en su contra en la elevación a juicio firmada en mayo último, a la que accedió Infobae: al nuevo sospechoso de matar a María Marta le encontraron, entre DJs y bailarines al alba, 111 pastillas de éxtasis junto a una tiza de cocaína y 5200 pesos.
Pachelo fue acusado de ser un dealer operando para Florio; hay testimonios que indican que se reunió con el fisicoculturista en la fiesta y que recibía órdenes directas. "Era habitué de esas fiestas", dice alguien que conoce a Pachelo, quizás con algo de inocencia. Su abogado Ribas se tiene fe para el proceso: "Ese secuestro está mal hecho. No quiero adelantar opinión, pero las cosas no son como se plantean en esa elevación".
La fiesta en General Rodríguez, básicamente, estaba cargada de agentes policiales encubiertos. Pachelo, de acuerdo a la elevación a juicio, le habría ofrecido una pastilla color verde agua a un policía disimulado como bailarín a 200 pesos junto a la barra principal, cerca de las 11 de la mañana.