Desde hace cinco días Marcos Bazán, uno de los dos detenidos que tiene el caso Anahí Benítez, está en huelga de hambre, y seguirá con esa medida extrema "hasta quedar en libertad".
Así se lo hizo saber a las fiscales que investigan la violación y asesinato de la estudiante de Lomas de Zamora el pasado lunes 28. Ese día fue indagado por segunda vez.
El interrogatorio se centró alrededor de una tijerita que se encontró en su casa durante el segundo allanamiento. El viernes anterior, un amigo de la adolescente declaró que el útil escolar era de él, y que meses atrás se lo había olvidado en el domicilio de Anahí.
Como prueba presentó una foto de la tijera que, a través de WhatsApp, le había enviado la chica. Según los investigadores, una y otra son idénticas por lo cual su presunta participación en el secuestro, abuso y crimen de la joven es cada vez más complicada.
Por su lado, Bazán y su abogado defensor, Lucio de la Rosa, están convencidos de que su situación procesal cambiará en las próximas horas a su favor.
La razón: los últimos estudios incorporados a la causa revelan que Marcelo Villalba, el otro detenido, abusó sexualmente de Anahí.
Sucede que el semen hallado en el cuerpo de la joven es del hombre que dice haber encontrado el teléfono de la estudiante "en una vereda, le saqué el chip, y lo tiré. Después le saqué la funda y también la tiré", presuntamente en un descampado.
Los investigadores encontraron esa funda rosa en el terreno baldío lindero con el fondo de la casa de Villalba. Los perros rastreadores también marcaron el lugar donde apareció el accesorio del teléfono.
Días después, Villalba, quien está separado de su mujer hace años "por violento y por tener problemas psiquiátricos", le regaló el celular a su hijo de 17 años.
Un acto de extremada torpeza ya que la policía llego hasta él porque al encenderlo se activó el IMEI, la identificación única que trae cada aparato, independientemente del chip que lleve en ese momento.
La policía llegó a la casa donde estaba el hijo de Villalba –la de sus abuelos– quien afirmó que su padre se lo había obsequiado y les dio la dirección de Villalba, Oliden al 1200.
Hasta ahora estaba imputado como supuesto encubridor del homicidio, pero los datos sobre la fosfatasa ácida prostática señalando a Villalba volcaron la investigación. De encubridor pasó a ser abusador.
Por eso será convocado a ampliar su declaración indagatoria en las próximas horas.
Sin embargo, mal que le pese a la defensa de Bazán, para las fiscales Verónica Pérez y Fabiola Juanatey, el ADN de Villalba hallado en Anahí no quiere decir que este sea el asesino.
Es más, sospechan que la violación y la mecánica de la muerte –asfixia después de drogarla para adormecerla y violentar su voluntad– se podrían haber perpetrado en el galpón ubicado en la parte trasera de la casa de Bazán.
El vigilador del Hospital Gandulfo vivía en la reserva Santa Catalina y a 300 metros del lugar donde se encontró enterrado el cuerpo de Anahí.
Bazán, según le dijo a la Justicia, se instaló allí "desde hace cuatro años. El lugar era de Omar, un hombre que murió hace muchos años, de quien desconozco su nombre, pero me habilitó para vivir ahí Facundo, el hijo de Omar, que trabaja en el Coto, pero que tampoco conozco su apellido".
Ese fue el domicilio señalado por los perros rastreadores como el lugar donde habría estado Anahí después de desaparecer el 29 de julio pasado. La de Villalba, en cambio, nunca fue marcada, por eso, hasta el momento, queda fuera de la escena criminal.
Desde un primer momento las fiscales sostienen que el secuestro, abuso y homicidio de la estudiante fue protagonizado por al menos dos personas. Y por ahora las únicas en su radar son Bazán y Villalba.
Se presume inocente
"Quiero dejar constancia de que estoy en huelga de hambre y que mi abogado –Lucio de la Rosa– no lo sabía hasta este momento", declaró Bazán al promediar su ampliación indagatoria, una medida que solicitó su defensa para responder sobre la famosa "tijerita escolar" descubierta en su domicilio.
La manifestación tomó por sorpresa a todos, aunque ninguno de los presentes profundizó sobre la medida de protesta del reo. Las fiscales, sin ir más lejos, siguieron preguntando sobre un tema que venían tratando.
—¿Asistió a algún culto religioso?, quisieron saber.
—No.
La pregunta venía a colación de sus dichos anteriores cuando Pérez y Juanatey le preguntaron si era "creyente" y este respondió sin dudar: "Ahora soy más creyente que nunca, creo en Dios, en energía positiva, he leído muchos textos sagrados, el Corán, el mormón, el tao, el cristiano, la Santa Biblia, el Antiguo Testamento. A ver qué similitud tiene cada uno, y todos tienen la misma similitud, hacer el bien".
Es en ese punto que el sospechoso interrumpió el monólogo y anunció que estaba en huelga de hambre desde el día anterior, es decir, del domingo 27 de agosto.
"Espero que se encuentre pronto al responsable de esta atrocidad y yo salga libre, porque yo no tengo que estar en la cárcel. Lo único que quiero es irme de ahí y estar en mi casa, nada más", dijo mirando de frente a cada una de las fiscales.
—¿Y hasta cuándo seguirá con esa medida su cliente?, le preguntó Infobae al abogado Lucio de la Rosa.
—Hasta quedar en libertad.
—Ahora que se sabe que fue Villalba quien abusó de Anahí, ¿esto beneficia la situación procesal de Bazán, o es indistinto para la causa?
—Claramente lo beneficia. Ahora las fiscales deberán probar la relación entre Marcos y Villalba, algo que será sumamente difícil porque esa relación no existe.
Bazán negó en su segunda indagatoria conocer al hombre del teléfono y al resto de sus familiares.
"No sé quiénes son. Sé por los medios que a Marcelo Villalba se le encontró el teléfono, pero no lo conozco", fue su respuesta textual.
"A mi cliente ya le quisieron enrostrar una relación con el primer detenido en la causa, el profesor de matemática de Anahí –Leonardo Agostino–. Ahora lo intentan con Villalba. Él va a seguir con su huelga de hambre porque es la única forma que tiene de protestar y de ser escuchado".
—Doctor, las fiscales sospechan que a Anahí la violaron en la casa de Bazán. De hecho, allí también encontraron pelos, sangre, ropa de mujer y hasta arroz con verduras similar al descubierto en el estómago de la adolescente asesinada y hasta hongos alucinógenos que Bazán o Villalba podrían haber mezclado con la comida para adormecerla, violarla y matarla, como especulan en la fiscalía.
—Las pruebas sobre esos elementos no fueron incorporadas al expediente. Tampoco se sabe si se utilizaron drogas o lo que sea para doblegar su voluntad. Hasta ahora los peritajes dieron negativo en ese sentido. El arroz que se encontró en el galpón lo usaba Bazán para alimentar a sus perros. Hasta ahora, el único indicio que hay en el expediente sobre la vinculación de Bazán con el homicidio es la marcación de los perros rastreadores. Pero le cuento una primicia: este hallazgo fue filmado por los peritos de la policía de la provincia de Buenos Aires. Ya solicité esas filmaciones y las voy a hacer examinar por un experto.
Al parecer, De la Rosa intentará contratar los servicios del mediático médico veterinario Juan Enrique Romero. La estrategia del letrado es intentar poner en duda la eficacia de los canes aduciendo que "estaban estresados" y que fueron "inducidos" para llegar hasta la casa de su pupilo legal.
Útiles escolares
Otro de los indicios contra Bazán es el hallazgo en su casa de la tijera escolar. Sobre ese punto, el sospechoso se defendió así: "Yo aproximadamente hace cuatro años trabajé en la escuela Inmaculada Concepción de Lanús y tomé algunos útiles perdidos por los chicos en dicha institución uno de los cuales se llamaba Lautaro M, nada más que eso. Si se puede investigar sobre eso, estaría bueno. La tijera tenía el nombre a lo largo del filo, y no en el mango (como lo tiene la que encontraron en su casa)".
Cuando las fiscales le preguntaron más datos sobre la tijera que él tomó de la escuela, como por ejemplo el apellido de "Emiliano M", Bazán aseguró desconocerlo.
La presencia del sospechado homicida en los tribunales de Lomas de Zamora, estuvo precedida de una apabullante cobertura mediática. El martes 22, es decir seis días antes, la fiscalía dispuso un tercer procedimiento sobre el lugar que habitaba, ubicado en la reserva Santa Catalina y a 300 metros del lugar donde se encontró enterrado el cuerpo de la joven.
Esa vez, los peritos hallaron 7 granadas lacrimógenas de larga distancia y 6 de corta distancia, que habían pertenecido a la Policía Federal; hongos alucinógenos –que después se supo cultivaba un amigo del hombre detenido desde el 6 de agosto, dos días después de que encontraran el cuerpo de Anahí– y dos plantines de cannabis, propiedad de Bazán.
Las fotos de los cartuchos lacrimógenos fueron difundidas de manera inmediata a la prensa, y se tejieron especulaciones sobre su existencia. Sin embargo, en la declaración indagatoria –a la que Infobae tuvo acceso exclusivo– las fiscales no le preguntaron ni una sola vez sobre el hallazgo.
Es evidente que las oficiales de justicia comprenden que esos objetos inútiles sin sus lanzadoras no tienen nada que ver con la investigación sobre Anahí. Y tienen razón.
Bazán está detenido desde el 6 agosto, dos días después de que encontraran el cuerpo de la estudiante en la reserva Santa Catalina.
Desde entonces, el sospechoso se declaró inocente por todos los medios posibles. Sus amigos y su novia también lo hicieron.
Pero para las fiscales hay indicios suficientes para que siga preso. Por esa razón, Bazán seguirá en huelga de hambre.