"Si me llama la Justicia Penal, voy y cuento todo. Los jueces saben cómo funciona esto. Y si algún juez no lo sabe, se lo explico". La frase, pronunciada en voz baja, casi de manera tímida, suena a amenaza. El que habla ante Infobae fue señalado por el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Cristian Ritondo, como un "mafioso" y comparó la actividad ilícita que realizaba con "los hechos de corrupción grabados en La Rosadita o los bolsos con dinero (de José López)".
Se llama Adrián Almaraz. Nació en la provincia de Tucumán y tiene 57 años. Es técnico en videos. Las cámaras de televisión hicieron popular su rostro a partir del 1 de septiembre del año pasado. Los epígrafes de los canales de noticias lo llamaban "el rey del juego clandestino".
Ese día, tres unidades del Grupo Halcón irrumpieron en su casa del conurbano bonaerense, ubicada en el municipio de Morón, al grito de "¡policía, policía!". Almaraz recuerda: "(Creí que) me estaban choreando por cómo entraron, y me gritaban: '¡dame el arma, dame la droga; dame el arma, dame la droga!' y yo no tenía nada. Y la Policía me seguía apuntando con esas armas enormes".
Su desconfianza ante el imponente procedimiento tenía cierta lógica. Hasta ese momento, el capitalista de juegos de azar mantenía una aceitada relación con las comisarías de la zona, lo que hacía muy poco probable que nadie le hubiese pasado el dato de que iban a voltear su búnker, y pasar de ser banca a punto.
Sin embargo, ahí estaban ellos, prepotentes, vestidos para el combate, y ahí estaba él, con el cachete derecho de la cara pegado a las frías baldosas mientras lo acusaban de ser el líder de una organización clandestina.
El inesperado terremoto que terminaría con su buena vida, y lo llevaría un año más tarde a vender ropa "para pucherear", comprada en la Avenida Avellaneda, en el barrio porteño de Flores, tuvo su epicentro en una "denuncia anónima".
La delación afirmaba que el hombre que viste pantalón de jean, zapatillas, buzo y campera bordó con mangas gris topo era uno de los principales capitalistas de "juegos de azar, apuestas mutuas y actividades conexas clandestinas".
En la redada también fueron demoradas doce mujeres, que eran las encargadas de recibir cientos de sobres con dinero en efectivo que les entregaban a los "pasadores". Los trece sobres de tela negra tipo cartucheras eran usados para transportar la recaudación de cuatro jugadas diarias en cada una de las siete agencias no oficiales que descubrió la policía. También se intervinieron ocho líneas de teléfono desde donde se levantaban las apuestas de quiniela clandestina.
El allanamiento, dispuesto por la jueza Graciela Julia Angriman, titular del Juzgado Correccional número 5 de Morón, resultó mejor de lo esperado.
Esa tarde noche, las sospechas se materializaron y permitieron a la magistrada condenar a Almaraz, el 11 de julio pasado, a un año de prisión en suspenso y al pago de una multa de casi dos millones de pesos.
Si la causa contra "el rey del juego" se hubiese abierto a partir del 4 de enero de este año, la pena hubiese sido más dura. Sucede que luego de la entrada en vigencia de las reformas a la Ley de Ganancias, se introdujo un artículo en el Código Penal que tipificó al juego clandestino como delito, dejando de ser una contravención. Ahora la pena es de tres a seis años de prisión.
El allanamiento a la propiedad de Almaraz fue multitudinario. Además de los policías y los funcionarios judiciales, estuvieron presentes: medios de prensa; el entonces titular de la Agencia de Lotería y Casinos de la Provincia de Buenos Aires, Eugenio López Melitón; y el jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad bonaerense, Marcelo Rocchetti.
Según quedó asentado en las actuaciones, los dos funcionarios se retiraron del lugar "sin rubricar el acta".
De todos modos, antes de volver a la ciudad de La Plata, tenían un claro panorama de la situación. Almaraz acumulaba una verdadera fortuna en negro, y la policía de la zona estaba implicada o era "socia" en las maniobras. Más tarde, inclusive, la Dirección General de Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad, a cargo del abogado Guillermo Berra, descubriría que algunos uniformados pasaban a buscar "la mordida" en los propios patrulleros.
"Yo no era ningún rey del juego ni pagaba coimas a la Policía, solo colaboraba con la comisaría para que puedan ponerle nafta a los móviles", se defiende Almaraz, casi sin mover un músculo de su cara cuando articula la frase y pasa al ataque. "Me quieren hacer pagar a mí por los platos rotos de todo el mundo. En Tandil, por ejemplo, hay un capitalista del juego, como nos llama usted, muy famoso pero que es intocable porque juega al golf con el Presidente. A mí me corrieron, me sacaron del medio por cuestiones políticas. Lo que dicen que yo hacía, ahora lo hace gente vinculada al poder político de turno. Siempre fue así y todos lo saben".
—¿A quién se refiere cuando habla del amigo de Macri de Tandil?
"El rey del juego" duda en contestar, observa a su abogada ubicada a su derecha, se disculpa por estar nervioso, y recién después, siempre con voz baja pero firme, igual que su apretón de mano al saludar, dispara: "A Parasuco. Yo contra Nicola no tengo nada. Pero todos saben que es un empresario vinculado a lo que llaman el juego clandestino".
Consultados sobre el tema por Infobae, en Loterías y Casinos de la Provincia, cuyo presidente ahora es Matías Lanusse, declinaron la posibilidad de hablar sobre la acusación de Albornoz sobre Nicola Parasuco.
En cambio, desmintieron la inacción contra el juego de azar clandestino. Entre 2016 y lo que va de este año se realizaron unos 75 operativos a través de los cuales se detuvo a más de 100 personas.
El funcionario admite, en cambio, que en ninguno de los allanamientos realizados después de Almaraz "se encontró a un capitalista del juego tan pesado como él", y asegura que la clave para luchar contra "el mundo marginal de los juegos de azar, que maneja una caja millonaria y que durante la última década creció al amparo de la política y la connivencia policial, es dar los golpes en secreto, sin contárselos a nadie para evitar filtraciones".
Según Almaraz, "en la provincia de Buenos Aires hay más de 100 capitalistas y unos 40.000 levantadores de quiniela, que multiplicados por cuatro son unas 160.000 personas que viven de esa actividad y esperan que el Estado las blanquee a través de un proyecto de ley que ya habíamos consensuado con el gobernador (Daniel) Scioli, pero ahora cambió el gobierno y quedó todo cajoneado".
—Cuando lo detuvieron a usted el ministro Ritondo dijo que el operativo formaba parte de la "lucha contra las mafias".
—¿Qué mafias? Nosotros no somos ninguna mafia. Nosotros estamos en las calles desde toda la vida, y la gente siempre nos aceptó. Nosotros no somos asesinos ni narcotraficantes. No somos ladrones ni peligrosos. Somos gente de trabajo, como todo el mundo.
Sobres, dólares y policías
En el domicilio del "rey de los quinieleros" se secuestró, según consta a fojas 48 de la causa, una verdadera muestra del poder económico que manejaba Almaraz: "647.735 dólares en una caja fuerte de color gris".
Después de contarlos, los billetes verdes fueron acomodados en una valija negra. Algo similar hicieron con los 17.000 pesos descubiertos en el vestidor de la habitación matrimonial y los otros 7.900 pesos que estaban en un maletín.
En la casa de la mamá de Almaraz, lindante con la de él, se incautaron "300 mil pesos y 10 mil euros". En total, unos 12 millones de pesos que, si la Cámara de Apelaciones no revierte el fallo y nulifica las actuaciones, como aspira su defensa, no verá nunca más y pasarán a engrosar la tesorería de la administración de la gobernadora María Eugenia Vidal.
—¿Y usted puede justificar la montaña de plata que la Justicia encontró en su casa?
—Esos eran los ahorros de mi vida. Lo que fue juntando Karina (Díaz), mi mujer, con las dos agencias de juego habilitadas que tiene.
—¡Pero estamos hablando de casi un millón de dólares! ¿Usted puede justificar cada uno de esos billetes?
—Esa plata la ahorramos para pagar los tratamientos de mis tres hijas que tienen graves problemas de salud. Pensaba blanquearla.
—¿Cómo blanquearla?
—Sí, blanquear los dólares con el plan de la AFIP, pero me allanaron antes.
Las coimas
En los dominios de Almaraz, la Justicia también secuestró catorce sobres blancos, tipo carta, con dinero en su interior. A fojas 107 de la causa, con fecha 1 de septiembre, consta que en el frente de cada uno de esos sobres estaban escritos los nombres de los policías o reparticiones que recibirían las coimas de Almaraz.
El listado es el siguiente: Brigada de Merlo, 5.500 pesos; Narcotráfico, 500 pesos; González, 500 pesos; Comando Merlo, 500 pesos; Distrital Ituzaingó, 300 pesos; Merlo 1°, 1.000 pesos; Ituzaingó, 1800 pesos; Castelar Norte, 1.000 pesos; Pontevedra, 2.400 pesos; Pato, 1500 pesos; Haedo, 1.000 pesos; Matera, 1800 pesos; Distrital de Morón, 600 pesos; Morón 1°, 5.500 pesos.
"Yo no escribí sobres para ninguna comisaría ni para ningún policía. No sé de dónde salieron esos sobres. Ni de quién es la letra. Para mí que esos sobres fueron plantados. En mi casa eso no estaba", se enoja el "rey del juego".
Fabiana Martín, su patrocinante, de manera vehemente va por el mismo sendero. "Los sobres aparecieron en la causa cinco días después porque tenían que decir que Almaraz pagaba coimas, y que la policía estaba metida. Pero esta farsa se va a develar en las audiencias de la apelación".
Berra, el auditor general de Asuntos Internos, opina distinto. "¿A usted le parece que la misma policía o el juzgado va a involucrar a la propia policía del lugar? ¿Para qué? ¿Con qué sentido? A la auditoría los sobres llegaron con los nombres escritos. Por eso iniciamos un sumario y le adelanto que ya fueron imputados diez efectivos".
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Berra sostiene que "ya se probó, a través del sistema GPS, que vehículos oficiales de la policía estaban detenidos en el domicilio de Almaraz. También hemos probado que el capitán Ibáñez fue varias veces a hacer diligencias con Almaraz".
Para el jefe de la AGAI, la identidad de quien escribió esos sobres con los receptores de "la mordida" no es ningún misterio. "En Asuntos Internos ya vino a declarar bajo juramento la empleada de Almaraz, llamada Vanesa Soledad Ibarra. Esta chica dijo que era ella quien preparaba los sobres con dinero para entregar a los efectivos".
Almaraz no se sorprende cuando Infobae le revela la infidencia que hizo su pupila ante las autoridades. "Vanesa me contó que cuando fue a La Plata a declarar la intimidaron. En vez de hacerle preguntas, le entregaron una hoja escrita y le dijeron 'si no querés tener problemas en la causa, firmá acá. Ésta es tu declaración'. Y es lo que hizo".
—¿Y qué estaba escrito en ese papel?
—Vanesa no sabe. Lo firmó sin leer.
Berra, obviamente, desmiente a Almaraz y asegura que la empleada del "capitalista de quiniela" se limitó a responder las preguntas de manera libre. La abogada Martín insiste en que la apelación de la condena de su cliente será clave para llegar a la verdad. "Ante los camaristas ella va a contar cómo fueron realmente las cosas. A la pobre chica la presionaron para incriminar a Albornoz y a los policías".
—Supongo que hay más reyes del juego, como usted.
—Yo no soy el rey de nada. Pero debe haber. La política, la Policía y la Justicia lo saben. Se dice que a varios jueces se les pagaron cumpleaños de 15 de sus hijas y vacaciones a Europa.
—¿Y usted cuántas de esa fiestas pagó?
—Lo mío es todo un invento. Yo vivía en una casa normal, donde no había ni un arma y me invadieron como setenta tipos con armas como para ir a una guerra. Rompieron todo. Me dejaron mal de la cabeza y del corazón.
—Usted ahora niega el pago de coimas a la policía, pero al ser detenido declaró ante los canales América, TN y A24 que era "obligado a coimear a la Policía bonaerense", y admitió que los uniformados lo visitaban "una vez por mes para retirar sobres con dinero". Y Almaraz, si no me cree, vemos las grabaciones juntos.
—Me parece que lo dije. No lo recuerdo bien porque estaba medicado. Con tantos nervios y angustia se equivocaron y me dieron la medicación psiquiátrica de una de mis hijas y dije cualquier cosa.
—¿Me está cargando?
—No. Por todo esto casi me muero. Se llevaron el trabajo de toda mi vida. Yo traje esa plata para blanquearla ante la AFIP, no como hicieron otros que se cansaron de blanquear sin que les pregunten de dónde sacaron los dólares. Como le dije antes, si me llama un juez penal yo cuento todo. Pero no creo que lo hagan porque nos conocemos todos, y todos sabemos todo.
Por lo pronto, la Justicia de primera instancia de Morón ya dio su opinión y lo encontró culpable.
Habrá que esperar la segunda instancia judicial. O la segunda temporada de la saga que tiene al "rey del juego clandestino" como protagonista de una fuerza económica que, solo en la provincia de Buenos Aires, moviliza unos 50 mil millones de pesos por año.