Marco Estrada González, más conocido como "Marcos", el mayor narco peruano en la historia de la Argentina y el encargado de controlar la Villa 1-11-14 a sangre y fuego desde hace más de 20 años, siempre fue un insistente. Es decir, siempre volvió, una y otra vez.
La historia de acusaciones es larga para "Marcos". Primero fue la "masacre de la canchita de los paraguayos", en donde cuatro hombres fueron acribillados en la Villa 1-11-14 con un quinto herido de gravedad en lo que habría sido un intento de tomar el poder transa del Bajo Flores por las armas. Marcos fue absuelto a pedido del fiscal general del juicio luego de que varios testigos cambiaran su relato a último momento. El capo luego fue juzgado por el Tribunal Oral Federal Nº 3, su primer proceso por narcotraficante, acusado de integrar al menos desde octubre de 2005 una banda dedicada a traficar cocaína de alta pureza en las panzas de mulas llegadas por avión desde Perú. Lo condenaron a seis años de prisión, lo mismo que su mujer, Silvana Salazar, en un juicio abreviado que condensó siete causas. Después fue enjuiciado otra vez por el TOF Nº 3, en otro proceso abreviado que condensó varios expedientes; accedió a un sorprendente acuerdo para unificar penas y negoció solo diez años de cárcel.
En el medio, entre todos estos juicios, Estrada González sobrevivió un atentado brutal contra su vida diseñado por su ex socio convertido en su enemigo declarado, Alionzo "Ruti" Mariños, una balacera en una procesión religiosa donde murió un bebé, huyó a Paraguay en una fuga cinematográfica, fue acusado de seguir dando órdenes desde la cárcel. 63 hombres vinculados a su banda fueron condenados, se secuestraron casi 150 kilos de droga entre cocaína, pasta base y marihuana y 77 armas de fuego contando ametralladoras, fusiles FAL y más de 2600 municiones.
El capo, como buen insistente, siempre volvió. Perdió armas, droga, soldados, pero siempre volvió.
Hoy, "Marcos" está preso otra vez en el penal de Marcos Paz desde diciembre del año pasado, cuando la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la PFA lo arrestó por orden del juez federal Sergio Torres y la secretaria Verónica Bresciani en su casa del country La Celia de Ezeiza, con gran pileta, jacuzzi y cinco autos. Su mujer e histórica cómplice, también cayó con él, para ser enviada a la cárcel de mujeres de Ezeiza.
A "Marcos" se le complica usar un celular en prisión: encara requisas frecuentes en su celda y el Servicio Penitenciario Federal ordenó una vigilancia constante por riesgo de corruptibilidad. "Si no lo vigilás puede reclutar y copar el penal en cuestión de días", desliza un alto jefe carcelario. Entonces, "Marcos" usa el teléfono público. Años de redadas desgastaron sus vínculos; afuera le quedaba, por ejemplo, su suegra, Lili Lucila Fernández Salazar, "Doña Lili", de nacionalidad boliviana, que fue condenada junto a "Marcos" por el TOC Nº3.
Con el tiempo, el juez Torres ordenó intervenir el celular de Lili. Lo que sigue podría ser una conversación común y corriente entre un preso y su suegra. Data del 15 de marzo de este año.
-"Marcos": ah, le quería decir, doñita, le quería decir que mis revistitas de letras se terminaron todas ya, así que toditas ya lo saqué para afuera.
-Lili: ah bueno, bueno, está bien.
-"Marcos": tiene como 15 de esas revistitas, así que cuando pueda doña me las cambia y usted sabe dónde pueden cambiar eso…
Las revistas de sopas de letras, lógicamente, no se cambian. Para el juzgado de Torres esto fue un mensaje en código. Hubo más comunicaciones en los meses sucesivos. "Ahí de repente la llaman por teléfono ahora, doñita, ahí le saqué un encargo, aparte me llego hoy en día mi encomienda y hubo un par de cosas que no entraron, así que ahí le van a llamar para que se acerque", le dijo "Marcos" desde el penal el 2 de junio. "Lili" habló al día siguiente con su hija sobre esa encomienda, mientras esperaba a un tal "Gonzalo", su supuesto chofer de confianza.
Hay otra escucha que apunta a "Gonzalo y a Lili sobre la entrega de "un encargo". Poco después, "Gonzalo" fue filmado entrando furtivamente con una bolsa a la casa de Enríquez Alarcón. En otra escucha con "Marcos", el capo le habla insistentemente de entregas de "documentos". "Yo te llamo para poder hablar bien, porque esto no podemos hablarlo por teléfono, tenemos que hablar personalmente, me entiendes", dijo la suegra a otra mujer, mientras mencionaba implícitamente a Estrada. Lili también fue escuchada hablando con Gladys Carhuachín, la presunta recaudadora de la banda y el vínculo de "Marcos" y Silvina con la 1-11-14 en los días de Ezeiza, hoy presa junto a Salazar.
Así, para Torres y Bresciani, la organización de "Marcos" seguía en pie: "Lili" se había convirtió en una nueva jefa al mando, de acuerdo a documentación de la causa a la que accedió Infobae, con lugartenientes como "El Tío Mayute", "El Borrao" y Alberto Contreras, "El Culio".
No solo hubo escuchas: información recolectada por la PFA validó la hipótesis de Torres. "Lili" tampoco estaría sola en el mando. Fernando, "El Piti", hermano de Estrada González, hoy en Perú e históricamente involucrado en causas narco también bajaría ordenes al grupo junto con sus dos hijos y una aceitada división de turnos. Así, Torres pidió su detención.
Esta madrugada, "Lili" cayó en el marco del megaoperativo conducido por la PFA y Gendarmería. Fue arrestada en su casa de Liniers, por la Superintendencia de Drogas Peligrosas, que allanó 20 domicilios vinculados a Estrada en el asentamiento del Bajo Flores. Se incautaron 7197 bochas fraccionadas de cocaína y siete panes de polvo comprimido, 470 panes de marihuana, tres balanzas de precisión tres máquinas de contar billetes y ocho armas de fuego, incluida una granada lista para explotar. "Culio", uno de los lugartenientes de Lili, fue detenido. También se golpearon domicilios en la 1-11-14 ligados a "Piti", con sospechosos con alias como "Negro Tito" y "Cachanga".
Las celdas de "Marcos" y su mujer también fueron allanadas: se encontraron unas pocas anotaciones. "Lili fue trasladada a la dependencia policial de General Paz y Madariaga. 'Marcos' y su mujer quedaron en los penales, incomunicados, aislados y a disposición del juez, declararían este lunes. Ahí sabremos qué se les imputa. Por ahora, es lo mismo de siempre", dice la histórica abogada de Estrada González, Laura Fechino.
Que se vaya
A mediados del año pasado, la insistencia de Estrada González llevó a la Justicia a una conclusión drástica. "No queda otra. Lo metés preso, una y otra vez, y no funciona. La única que queda es echarlo y que no vuelva más", lanzaba un veterano investigador. Así, en conjunto con la Dirección de Migraciones, la Procuración de Narcocriminalidad dirigida por el fiscal Diego Iglesias pidió la expulsión formal de "Marcos" de la Argentina de cara a sus condenas y repetidas detenciones.
El expediente recayó en el Juzgado en lo Contencioso Administrativo Federal Nº10 a cargo de la doctora Liliana Heiland, que validó el planteo de la PROCUNAR en primera instancia. La defensa del capo apeló con fuerza: no solo intentó refutar el planteo original, asegurando que se trataba no de un problema de política criminal sino de política migratoria -algo que fue rechazado en diciembre pasado por la Sala I de la Cámara del fuero, presidida por el juez Carlos Grecco- sino que también apeló la aplicación retroactiva del decreto presidencial que modificó la Ley de Migraciones. El expediente hoy está de vuelta en manos de la jueza Heiland.
Terminar deportado no es el único problema para Estrada González. El operativo que lo detuvo en diciembre pasado, también por orden de Torres, tuvo un saldo interesante: se incautaron casi 350 kilos de marihuana, material para 15 mil dosis de paco, más de medio millón de pesos en efectivo, un kilo y medio de cocaína, 14 armas de puño, cuatro armas largas y 80 celulares. Los detenidos, incluido Estrada, su mujer y Gladys Carhuachín, la principal recaudadora del grupo, fueron 36 en total. Se descubrió también que usaba varias iglesias evangélicas del Conurbano registradas en la Secretaría de Culto como supuestos frentes para lavar dinero.
El mes pasado, el fiscal del expediente, Juan Pedro Zoni, cerró la causa y la elevó a un juicio con un documento de 259 páginas: el proceso será llevado adelante por el el Tribunal Oral Federal Nº2. Esta vez, a "Marcos" y su mujer les puede tocar las penas más dura de sus vidas: hasta 20 años de cárcel para cada uno como presuntos organizadores de la banda. Estrada González, explican fuentes judiciales y en Migraciones, primero deberá cumplir cualquier pena que le imponga la Justicia federal; solo ahí podrá ser echado de la Argentina. Es una paradoja: para las autoridades, "Marcos" se convirtió en un riesgo, libre o preso, donde sea que esté.
Por lo pronto, queda un interrogante fuerte para el juzgado de Torres, algo que sus más de siete años de investigaciones hasta ahora no pudieron esclarecer: a dónde se va todo el dinero del mayor capo de la historia de la ciudad de Buenos Aires.