El juicio por jurados por el asesinato de Claudia Schaefer, perpetrado por su marido Fernando Farré en 2015, comenzó hace una semana. El femicida habló por primera vez este lunes en los tribunales de San Isidro.
El empresario imputado enfrenta la posibilidad de una condena perpetua por el crimen de su esposa, a la que degolló y le asestó 74 puñaladas el 21 de agosto de 2015 en el country Martindale de Pilar. Farré utilizó los minutos de su declaración para leer una carta dirigida a sus tres hijos.
En el escrito, fechado el 4 de mayo de 2016, el empresario les pidió "perdón" y con respecto al crimen, afirmó: "No puedo explicar, ni justificar lo que pasó, no sé cómo llegué a esa situación".
La carta a sus tres hijos, Nicole, Felipe y Marcos, según contó el propio Farré, la escribió hace un año en la unidad penitenciaria 46 de San Martín. Antes de leer el escrito, quiso remarcar que hoy los menores "no tienen padre, ni madre".
La carta de Fernando Farré a sus tres hijos
San Martín, mayo de 2016
Queridos Niki, Feli, Marquis, hace más de ocho meses, el 21 de agosto de 2015 cambió nuestra vida. Clau ya no está entre nosotros, desde entonces que no nos vemos, desde entonces pienso cada día en ustedes.
Sé que Dios los está protegiendo, que están con gente que los quiere y los apoya. Yo estoy acá, detenido en la Unidad Penitenciaria 46 de San Martín, no muy lejos de la Panamericana y del Camino del Buen Ayre. No muy lejos del colegio y de donde ahora viven, aunque hasta ahora no hayamos podido vernos. Cuando quieran y puedan, pueden venir a visitarme o llamarme por teléfono.
Espero estén bien en el colegio, creciendo y aprovechando para ganar conocimientos y formarse junto a sus compañeros. Que estén disfrutando a los primos, los abuelos, las salidas con los amigos.
No puedo explicarles bien cómo me siento. Fue muy fuerte lo que vivimos y son muy fuertes las consecuencias de lo que pasó. Para ser honesto las palabras que mejor resumen lo que siento son: perdón y los quiero. Como siempre y más. Quizás esta sea la única razón por la que vivo y pude seguir adelante, porque sigo siendo su padre, estoy acá.
Obviamente no puedo explicar, ni justificar lo que pasó, cómo llegué a esa situación. Sé que las cosas no estarán bien, pero el desenlace fue totalmente impredecible, me dejó perplejo y me duele. Me duele saber lo que pasaron y lo que están pasando, ya nada será como antes.
Sigo recordando los buenos momentos juntos, los viajes, las vacaciones, las charlas en el auto, andando en bicicleta, los paseos con Pipa (la perra). Dicen que el tiempo va a ayudar a adaptarse a la nueva situación.
Daría mi vida, la cambiaría en un segundo por irme yo y que ustedes estén con su madre creciendo como debería ser. Pero acá estoy y tengo que seguir por ustedes. Me duele seguir viviendo, pero si yo no estoy quizás sería un dolor para ustedes y no se lo merecen.
Quisiera saber cómo están, cuántos centímetros crecieron, si están estudiando, que juego nuevo tienen en la tablet, un millón de cosas. Quisiera pasar tiempo con ustedes y tomarlos de la mano como antes. Nada más lindo que tenerlos de la mano con esas manitos que aún son más chicas que las mías.
Ustedes tienen un futuro, una vida por vivir, disfrútenla cada momento, sigan sus sueños y lo que el corazón les diga. Los quiero.
Pá
El juicio continuará mañana martes a las 9 de la mañana en los tribunales de San Isidro, donde se espera que tras la deliberación de los jurados, se dé el veredicto.