El caso del jujeño condenado a 32 años por abusar de chicos en su familia y subir sus fotos a la Deep Web

Es la primera sentencia en el país que incluye al lado oscuro de Internet. Miguel Abdón Janco se convirtió en un usuario VIP del foro pedófilo The Love Zone con material explícito que incluyó también a su ahijado en varias violaciones. Una camiseta de Atlético de Tucumán que usó en los abusos lo delató

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Miguel Abdón Janco, en compañía de un menor.
Miguel Abdón Janco, en compañía de un menor.

La subcultura de la pornografía infantil en Internet tiene ciertos códigos visuales, guiños para demostrar un nivel de status y hacerle saber al resto de la red una nueva conquista. En este sentido, la "foto del saludo" es el logro máximo, la cima del abuso sistemático. Es una suerte de formato estandarizado: un menor, sometido por un pedófilo, posa con un cartel en donde se saluda a otro pedófilo con quien el primer abusador intercambia material. En su casa de San Salvador de Jujuy, con su notebook y su tablet, Miguel Abdón Janco lo había logrado. No lo hizo con un niño raptado de la calle, no con un extraño, sino con su propio ahijado de bautismo, el hijo de una pareja de íntimos amigos de apenas cuatro años de edad y que además sufre de un trastorno del desarrollo que le impide hablar correctamente y contener sus esfínteres. Janco lo había hecho posar con un cartel. "For my friend…", decía la leyenda, sin un nombre discernible. Había recibido incluso una respuesta. Cuando la división Delitos Tecnológicos, área Pornografía Infantil de la PFA, hoy Delitos Informáticos contra la Niñez y la Adolescencia, revisó sus dispositivos tras semanas de seguimiento y allanarlo en junio de 2014, se encontró una foto de un niño rubio, presuntamente ucraniano, que sostenía otro cartel. La letra decía inequívocamente: "For my friend, Miguel Abdón Janco". Era, en cierto sentido, una graduación, una exhibición de título. Con 26 años, Abdón Janco se convertía en un abusador de niños de clase mundial.

Janco había operado durante más de un año en Internet, aunque no de forma abierta, no en Facebook o Twitter como ocurrió con varios casos de pedófilos. Había aprendido con tutoriales en Youtube a entrar a la "Deep Web", el lado oculto de Internet, por llamarlo de alguna manera, que no puede ser detectado por motores de búsqueda como Google y es solo accesible a través de software específico. Janco empleaba el TOR para entrar, la sigla de The Onion Router, un sistema de operación bastante simple. Así, accedió a The Love Zone, uno de los principales foros de pedófilos que llegó a contar más de 47 mil usuarios.

Para ser miembro había que hacer un cierto aporte: 50 megabytes de material pedófilo inédito. El 25 de junio de 2013, Janco hizo su entrada bajo el nombre "Miguelboysnew", demostrando así su predilección por los varones, con siete videos y varias fotos. Era una especie de matrícula; para mantener su membresía, Janco debía cargar otros 40 megas mensuales. Cuando fue detenido por la PFA, ya se había convertido en un usuario VIP con gran cantidad de material descargado, principalmente protagonizado por niños anglosajones.

The Love Zone fue eventualmente cerrado tras comenzar su actividad en 2010. Su principal operador, el australiano Shannon Grant McCoole, cayó con 100 mil imágenes y 600 videos en su casa. El 29 de diciembre último, el Tribunal Oral Federal de Jujuy garantizó la permanencia de Janco en un penal federal por largo tiempo: lo condenó a 32 años de cárcel por el delito de "trata de personas con fines de explotación, para promover, facilitar y comercializar pornografía infantil".

El foro The Love Zone, donde Janco cargaba el material de sus abusos.
El foro The Love Zone, donde Janco cargaba el material de sus abusos.

El engaño para lograr sus abusos fue un agravante considerado, lo mismo el vínculo no solo con su ahijado, sino con otros dos menores, parientes sanguíneos de relación directa, de nueve y cuatro años de edad al momento de los crímenes. "Ha quedado plenamente acreditado que Janco, de manera reiterada, abusó sexualmente" del niño en cuestión "penetrándolo por el ano e introduciendo su pene en la boca del niño", asegura el texto de la sentencia del TOF jujeño a la que accedió Infobae.  A su ahijado le tocó una suerte similar, con la misma mecánica de abuso, incluso forzándolo a mostrar sus genitales en distintas fotografías. La Justicia, de acuerdo al fallo, considerará su pena extinta recién en el año 2046.

Así, Janco, que le gritaba desde su cuenta de Twitter a Cristina Kirchner para que visite la Fiesta Nacional del Estudiante, de hablar tímido y cejas curiosamente depiladas, se convertía no solo en el mayor condenado por pornografía infantil de la historia reciente, sino en el protagonista del primer fallo judicial por un delito de Deep Web en la Argentina.

La Deep Web, por su parte, no es un páramo que la ley internacional no mira ni monitorea. La alerta en contra de Janco llegó a través de Interpol, precisamente a través de la Policía australiana en Queensland, un dato colateral de una operación mayor para derribar a The Love Zone y a sus usuarios. Cerca de la misma fecha en que entró a TLZ, Janco hizo una carga de material de menores en el sitio ruso IMGSRC.ru, un foco frecuente de material pedófilo: el upload también fue detectado, esta vez por NCMEC, el organismo del Congreso estadounidense encargado de monitorear pornografía infantil en Internet. Janco, para registrarse en el sitio, usó su cuenta de email personal, algo que lo delató fácilmente. La denuncia de NCMEC fue remitida a la PFA a través del enlace local del FBI.

Janco eventualmente declaró en la causa. No negó los hechos que le imputaron: dijo que "son las tres víctimas y no hay más, que él se contenía pero que tenía un impulso de abusar de los menores que era muy difícil resistir", afirma el fallo. Aseguró también, tras preguntas de su defensor oficial, que un tío lo había abusado a los seis años. La pericia psiquiátrica sobre Janco fue lapidaria y tiró su excusa a la basura. El análisis señaló que "el abuso sexual que el encartado refiere haber sufrido de niño no puede diagnosticarse como psicopatología, que ello no produce un impulso irrefrenable de cometer los hechos que se le imputan, que evidentemente Janco no cuenta con mecanismos de autocontrol, incorporación de normas y pautas morales y sociales, fallas en las posibilidades de ponerse en el lugar del otro y evitar el daño, que los abusos no justifican ver esta conducta como no reprochable, que tiene un diagnóstico de trastorno antisocial de la personalidad".

El modus operandi fue el clásico de cualquier abusador de niños: primero proximidad y confianza, luego ataque. En el caso de su ahijado, el TOF apuntó que "Janco, en primer lugar se ganó la confianza de los padres, y aprovechándose de la relación de amistad y familiar, se aprovecha de esta situación, que le permitió quedarse al cuidado de los menores a quienes atraía mediante el engaño, las golosinas, regalos, video juegos y paseos, influenciando su libertad de determinación. Logrado ello, obtuvo el material pornográfico".

El daño psicológico en los menores fue obvio para la psicóloga que los peritó. En el caso del niño de nueve años, familiar directo de Janco, el abusador había fabricado la historia "de un duende", asegura el texto, un envoltorio para morigerar sus delitos en el límite entre verdad y fantasía. El chico aseguró que "pasa que Miguel me protege y me cuida de los duendes malos que me asustan en la noche". El relato continuó, en las notas quebradas de la psicóloga transcriptas al fallo: "Él vio mis partes privadas, él toco aquí…la colita…el duende se llama Gruñón…el otro día si me toco. Muchas veces. No me gusta que me toque…acepto para que se vaya…las partes privadas de él entraron por aquí…su pitito". El menor que lo acompaña en sus fotos de perfil de redes sociales y que ilustra esta nota, aseguró Janco, es un compañero de escuela de una de las víctimas. No hay referencia al chico en el fallo de la condena como presunta víctima.

Hubo dos elementos que cerraron el círculo. El primero fue la propia madre de Janco: lejos de defenderlo, señaló a los chicos abusados en el material incautado en Deep Web y así permitió el avance de la causa. El segundo fue su club de fútbol, Atlético de Tucumán. La PFA notó que Janco vestía una camiseta del equipo en dos de los sets de fotos reportados por el FBI e Interpol. Cuando le allanaron su casa, tenía un sticker en un teléfono que aseguraba "Atlético es de Primera".

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