Un peluquero y su marido, acusados de violentos secuestros a través de Badoo

Emiliano Santa Cruz y Nicolás Pérez fueron detenidos por una serie de raptos que usaban a una mujer en la red social como señuelo para montar falsas citas. Las víctimas eran golpeadas y luego desvalijaban sus casas

Guardar
Pérez y Santa Cruz, con el staff de su peluquería y una clienta.
Pérez y Santa Cruz, con el staff de su peluquería y una clienta.

En septiembre de 2013, Emiliano Santa Cruz y su pareja, Nicolás Pérez, contrajeron matrimonio en el Registro Civil de la calle Uruguay; casi cincuenta familiares y amigos se reunieron para arrojarles arroz. La recepción siguió en un salón de Almagro, donde una suerte de sacerdote enmascarado en un antifaz tipo veneciano realizó una especie de bendición con una serie de cuencos. Luego, los novios se dieron los anillos, intercambiaron votos. Los siguió la performance de una transformista que imitaba a Valeria Lynch, que luego volvió para imitar Moria Casán. Al final de la noche, después del baile, ambos novios lanzaron ramos a las solteras presentes. Hoy, toda esta situación se vuelve algo distante.

Como coiffeurs, Pérez y Santa Cruz, que se anunciaba bajo el seudónimo de "Emi de la Cruz", habían tenido un buen pasar: un salón de belleza sobre la calle Viamonte en Barrio Norte y una clientela fiel, algunas apariciones en medios, buenas promociones para alisados y limpiezas faciales.

Las turbulencias financieras comenzaron a principios de este año. Santa Cruz dejó de pagar los aportes y obra social de sus empleados y acumuló de acuerdo a información del Banco Central más de 25 mil pesos en cheques rechazados por falta de fondos. Pérez ya había llegado en 2013 a una cifra similar en cheques sin respaldo; su empresa de medicina prepaga le había cortado el servicio por falta de pago. Abandonaron a fin del año pasado el salón de la calle Viamonte por uno mucho más chico sobre la calle Anchorena.

Hoy, ambos están presos: la Justicia los acusa de ser la pieza central de una violenta serie de secuestros que investiga el Juzgado de Instrucción N°19 a cargo del doctor Diego Slupski con el secretario Alejandro Ferro y la división Robos y Hurtos de la Policía Federal.

Infobae adelantó el caso la semana pasada. La mecánica, confirmada por fuentes tanto judiciales como policiales, era simple: atraer hombres solos por la red social Badoo mediante el perfil de una mujer bajo el pretexto de concretar una cita romántica. La cita efectivamente ocurría, al menos dos víctimas aseguraron que la mujer estuvo presente. De inmediato, las víctimas eran golpeadas ferozmente y amenazadas para que entreguen sus llaves: sus casas eran luego desvalijadas. De acuerdo a testimonios, eran forzados a tomar pastillas y luego liberados en zonas como Avellaneda, a la vera del Riachuelo, para deambular hasta llegar a una comisaría.

Santa Cruz, peinando a una reconocida modelo.
Santa Cruz, peinando a una reconocida modelo.

Un comerciante chino, dedicado a la medicina tradicional de su país, fue quien disparó la causa. Fue atraído a una casa en Bernal, sobre la calle Crisólogo Larralde. "Me golpearon y me dieron droga", aseguró ante el juez Slupski en su declaración. El comerciante pudo recordar dónde quedaba la casa, lo que llevó a un allanamiento: ahí vivían Santa Cruz y Pérez. La PFA los encontró en la casa y los detuvo. No solo había en el lugar objetos que las víctimas denunciaron como robados; también quedó preso el padre de Santa Cruz, que sigue en una cárcel federal. El hombre de 58 años declaró ante el juez; de desligó de todo vínculo con los secuestros. Su hijo y su yerno, en cambio, se negaron a hablar. En varios allanamientos se encontraron automóviles, una pistola calibre .45, precintos plásticos para maniatar a las víctimas y una gran cantidad de comprimidos de Alplax y Lexotanil, lo que valida los testimonios.

La Justicia ni la PFA todavía no tienen una explicación de cómo dos peluqueros terminaron involucrados en una trama de delincuencia altamente elaborada y violenta, si la razón precisamente fue su estrechez económica. Lo cierto es que Santa Cruz y Pérez, hoy con un defensor oficial y todavía sin un procesamiento, no cayeron solos. Hubo otros tres cómplices detenidos, uno de ellos con un pedido de captura vigente de un juzgado federal de Lomas de Zamora por un secuestro extorsivo.

También hay otros casos con idéntica modalidad que se adjuntan al expediente, ocurridos enteramente el Gran Buenos Aires y que fueron investigados por la UFI N°2 de Avellaneda, uno de ellos seguido de muerte, lo que agravaría fuertemente la situación de la pareja de peluqueros si es que el juez Slupski determina una conexión. Por lo pronto, el magistrado requirió una causa a la Fiscalía N°35 de Romina Monteleone que incrementa las coincidencias.

El 25 de julio, un comerciante dedicado al rubro bijouterie fue a una cita con una mujer que conoció poco antes por Badoo. El encuentro ocurrió en un departamento de la Avenida de Mayo; el comerciante luego denunció la mecánica típica del grupo de golpes, pastillas y posterior liberación, para vagar drogado desde Avellaneda hasta San Telmo donde un efectivo de la Policía Federal de la Ciudad lo socorrió. Mientras tanto, en Balvanera, dos hombres ingresaban al departamento de su familia, para robar lo poco que pudieron encontrar y encerrar a su hermana en el baño.

El departamento en la calle Avenida de Mayo había sido alquilado de forma temporal tres días antes; en la causa de la Fiscalía N°35 se estableció un vínculo clave entre el lugar y el peluquero Santa Cruz.

La peluquería de la pareja en la calle Anchorena, hoy cerrada.
La peluquería de la pareja en la calle Anchorena, hoy cerrada.
Guardar