Después de unos minutos de charla, es fácil identificar quién es Joaquín Sucar y quién es Mariano Sucar. Sin embargo, como son gemelos idénticos, están acostumbrados a que los confundan. Y esto es algo que no parece causarles ningún problema. Porque, además, por momentos ellos mismos se sorprenden de sus coincidencias. Nacidos hace 26 años en el seno de una familia ensamblada de seis hermanos, aseguran que siempre tuvieron una conexión muy especial. Y que hoy, que además de trabajar como productores musicales giran por todo el mundo con su propia banda, Beruti, se sienten sumamente cómodos compartiendo esfuerzos, logros y la mayor parte de sus días.
—¿Se van a presentar en Buenos Aires?
M: Así es, vamos a tocar en Lucille este viernes 4 de octubre, para cerrar la gira de lanzamiento de nuestro primer disco que se llama Cuando no quede nadie. Así que estamos muy entusiasmados.
—¿Sería el cierre de una gira mundial?
M: Exacto. Con este álbum hicimos shows primero en Latinoamérica, recorriendo Panamá, Colombia y varios puntos de México. Y, después, nos fuimos a Europa por primera vez.
J: Estuvimos en París y otras ciudades de Francia, y también tocamos en Ámsterdam, Barcelona y Londres.
—Hoy el mundo está globalizado pero, ¿cómo lograron que su música fuera conocida en esos lugares?
J: Hay dos principales fuentes que nos permiten llegar a esos mercados. Una son las redes sociales y los clubes de fans, que van expandiendo nuestra música por grupos donde hay otras bandas y así hacen que otra gente nos conozca. Y la otra está relacionada a las playlists de Spotify, que hacen que nos pueda descubrir un montón de personas de otros países que entra, específicamente, a buscar música de Argentina. De esta manera es como logramos llegar a tantos lugares.
—Ustedes se autogestionan, ¿verdad?
M: Así es, hoy el 95 % de lo que es Beruti lo hacemos nosotros.
—¿Y cómo definirían su estilo?
M: Yo diría que es pop.
—¿El género urbano no los sedujo?
M: Nos interesó en su momento. Y nos interesa también, de alguna forma, porque somos productores musicales y trabajamos con artistas de todos los géneros. Además, nos gusta jugar con algunas cosas de los ritmos urbanos de vez en cuando. Pero siento que, en esta etapa específica de la banda, estamos yendo más hacia el pop, sobre todo desde lo instrumental.
J: Creo que el pop es lo que más nos representa. Sumado a las baladas y lo acústico. Sí tuvimos una etapa más urbana y es una música que nos gusta. Pero, como Beruti, hoy es lo que el público espera de nosotros.
—¿Cómo es la recepción de la gente en lugares tan diferentes como México o Francia, por ejemplo?
M: Los dos países donde más nos escuchan son España y México, donde creo que hay una conexión especial. También tenemos muchos fans en Colombia. En Francia e Inglaterra, en cambio, diría que son los argentinos los que más nos consumen.
J: Igual es muy loco porque, viendo las métricas de nuestras escuchas, Estados Unidos está en segundo lugar, pero es por la cantidad de mexicanos y latinos que están viviendo ahí. Así que es un país muy interesante, al que estamos pensando ir a tocar en el futuro.
—¿Qué pasa con Argentina? Porque a algunos les cuesta ser profeta en su propia tierra....
J: Acá tenemos una ventaja y una desventaja. Por un lado, la música que hacemos nosotros que es más del estilo de Morat o ese tipo de bandas, no tiene un lugar todavía. Creo que la cosa pasa más por lo urbano, el trap u otro tipo de géneros. Y uno puede pensar que esto es bueno, porque podemos ser los precursores. Pero la realidad es que hoy no tenemos un espacio específico para captar al público, algo que sí tenemos en México o Colombia donde ya hay un circuito para la música que hacemos nosotros.
—¿Eso explica por qué su éxito se da más afuera?
M: Exacto. En la Argentina nos cuesta más darnos a conocer.
J: Y, en general, tenemos más público que nos escucha en las distintas provincias más que en la Capital Federal. Pero para nosotros está bueno, también, esto de ir a tocar a diferentes lugares.
—Las giras suelen complicar las relaciones sentimentales, ¿ustedes están en pareja?
M: Los dos estamos de novios hace bastante tiempo. Yo estoy con Naty, que es de Panamá. La conocí acá, en un bar al que habíamos ido a tocar. Y, desde ese día, no nos separamos. Llevamos tres años juntos. Ella se dedica a hacer producciones de moda. Pero, fijate como son las cosas, que gracias a sus contactos pudimos empezar a tocar en Centroamérica.
J: Yo estoy de novio con Lu, que también es del equipo de Beruti. Ella es influencer y, aparte, maneja toda el área de redes y producción de la banda. Ya hace cinco años que estamos juntos.
—¿Las chicas viajan con ustedes?
J: En realidad, Lu tiene temor a volar en avión, así que si puede evitar viajar lo hace. Pero a veces viene con nosotros. Y Nati también nos acompaña cuando puede.
—¿Cómo es la convivencia entre las cuñadas?
J: Se llevan muy bien. Todos nos llevamos bien. Por ahí, nosotros dos somos de discutir más, a veces...
M: Sobre todo, antes de los shows.
—¿Y por qué discuten?
M: No sé, creo que es como un ritual previo a las presentaciones. Calculo que es por el hecho de querer que las cosas salgan bien o por los nervios del momento. Al principio era como una batalla...¡Una batalla de egos! Pero, de a poco, lo estamos superando.
—Ser gemelos idénticos, haber vivido siempre juntos, trabajar en lo mismo y compartir las giras, debe ser bastante intenso...
M: A eso hay que sumarle que tenemos el mismo grupo de amigos. Así que estamos todo el tiempo pegados. Pero la verdad es que estamos acostumbrados a eso y no nos molesta.
J: Hay algo que le escuché a los hermanos de Airbag y que a nosotros nos pasa igual. Y es que no nos saludamos, no brindamos para Año Nuevo, no nos decimos “Feliz cumpleaños”...Y no es porque nos llevemos mal, al contrario, es porque para nosotros ya está.
—¿Son como si fueran uno?
M: Creo que es eso.
J: Solo los hermanos que viven como nosotros lo pueden entender. Pero vos no brindás con vos mismo. Y, como estamos todo el tiempo juntos, es como si fuéramos uno.
M: Es más, creo que sería raro que brindáramos. Lo sentiría extraño.
—Algunos gemelos cuentan que cuando le pasa algo a uno, el otro lo percibe. ¿Les ocurre algo así?
J: Solo tenemos una conexión musical. Nosotros componemos juntos. Y nos ha pasado de llevarnos una canción que está nada más en la idea, que ni siquiera tiene escrita la base, y terminar los dos armando frases enteras iguales.
M: Y si no son iguales, muy similares. Es como que nuestros cerebros piensan parecido.
—Ustedes son varios hermanos...
M: Somos seis, de dos gestiones distintas. Está Santino que es el más chico, nosotros que somos los intermedios, Facundo que es el más grande de los varones y las dos hermanas mujeres mayores, que son Manuela y Sofía.
—¿Y cómo es su relación con ellos?
J: Nos llevamos muy bien entre todos. Pero la realidad es que, por el vínculo de gemelos que tenemos nosotros, desde que éramos chicos terminábamos compartiendo todo de a dos.
—¿Hacían rancho aparte?
J: Sí, todo el tiempo estábamos nosotros juntos. Y en el colegio hacíamos la típica de cambiarnos para los exámenes. Nuestros amigos sí se daban cuenta quién era cada uno. Así que, cuando veían que nos hacíamos pasar por el otro para alguna prueba, nos daban una mano. Por ahí, nos marcaban dónde teníamos que sentarnos porque no sabíamos cuál era el lugar que le tocaba al otro. Y era muy gracioso, porque los profesores no tenían ni idea de cuál era Mariano y cuál era yo.
M: El único peligro era que nuestros compañeros se empezaran a reír. Pero, si no, como de chicos éramos todavía más parecidos que ahora, nadie se daba cuenta del cambio.
—Ahora están formalmente de novios pero, ¿qué pasaba con las chicas?
M: Tuvimos novias gemelas en un momento.
—¡Qué complicado!
M. Difícil. Y también hemos estado con la misma chica, aunque no al mismo tiempo...
J: Era bastante habitual que, cuando uno dejaba de salir con una, ella pasara a estar con el otro. Por ahí, un mes estaba con Mariano y, al siguiente, conmigo. Pero eso era cuando éramos chicos.
—¿No generaba roces entre ustedes?
M: ¡Cero! Para nada.
J: Porque era como que uno la soltaba.
—O sea que la chica seguía viniendo a la casa pero a visitar al otro hermano...
M: Sí. Igual, era cuando íbamos al colegio. Pero nos sucedió varias veces.
J: De grandes, por suerte, nunca nos pasó que nos gustara la misma persona.
—¿Y alguna novia se confundió a uno con el otro?
J: Eso sí. Me acuerdo en la fiesta de egresados, que yo estaba con una chica y vino la que estaba con Mariano y me abrazó de atrás. La que estaba conmigo se quedó mirándome como diciendo: “¿Qué onda con ésta?”. Y le tuve que explicar que era la novia de mi hermano.
M: Esas cosas nos pasaron. Pero igual, nunca hubo conflicto entre nosotros por estos temas.
—Fuera de estas cuestiones divertidas, ¿en algún momento les pesó el hecho de ser gemelos?
J: No, para nada. Yo siento que es una gran ventaja, al menos en lo que nosotros hacemos. Porque, aunque somos dos los que estamos en el proyecto, pensamos igual y tenemos el mismo objetivo.
—¿Y en qué momento nació su pasión por la música?
M: Siempre nos gustó y, de chicos, escuchábamos mucha música en casa. Pero creo que la vocación se despertó por la PlayStation. Suena raro, pero había un juego llamado Guitar Hero, que era de guitarras. Y nosotros nos pasábamos todo el día con eso. Hasta que en un momento dijimos: “Si nos gusta tanto esto, ¿por qué no probamos con un instrumento de verdad?. Ahí nos compraron una guitarra y nunca más la soltamos.
—¿También tocan otros instrumentos?
M: Los clásicos: guitarra, piano, batería, bajo...Y, a la vez, los dos cantamos y producimos.
J: Eso es una ventaja porque tenemos un stock ilimitado de canciones. O sea que, si queremos, podemos armar un álbum en dos semanas sin depender de otras personas. De hecho, en la pandemia montamos un estudio y, desde entonces, empezamos a lanzar nuestros propios temas.
M: Hasta ese momento éramos una banda cuatro, pero a partir de entonces quedamos nosotros dos solos.
—¿Qué pasó con los otros?
J: Yo los entiendo porque, formar parte de un grupo con dos gemelos, debe ser imposible. Como te digo, nosotros pensamos muy parecido. Y, si pensamos distinto, llegamos a un acuerdo y avanzamos. Pero, con una tercera o cuarta opinión, a veces las cosas se vuelven más lentas.
M: No es fácil para los demás. Igual, sabemos trabajar con otra gente. Ahora estamos promocionando un tema que se llama No te puedo olvidar, que escribimos con un compositor tremendo que se llama Omar Alfaro, ganador de Grammys, que es como el Lionel Messi de la música. Y estamos muy contentos con este lanzamiento. La idea es tener listo nuestro segundo álbum para el año que viene. Y poder seguir conectando con la gente en los shows en vivo, que es lo que más disfrutamos y para lo que trabajamos todos los días.