Murió el 3 de septiembre de 1977, hace ya 47 años. Y eso explica por qué hay tan poco registro audiovisual de su trabajo. Sin embargo, Paloma Efron, más conocida como Blackie, sigue siendo una referente para la cultura argentina. Cantante, actriz, productora, conductora de televisión y radio y periodista, además de descubridora de grandes talentos, fue una mujer que rompió con todos los paradigmas de su época e impuso su carácter y profesionalismo en un ambiente por demás machista.
Había nacido el 6 de diciembre de 1912 en Basavilbaso, una de las colonias de inmigrantes judíos de Entre Ríos, pero con apenas 5 años de edad se trasladó con su familia al barrio de Villa Crespo, en la ciudad de Buenos Aires. Después de terminar su educación primaria, se dedicó a cuidar a su madre enferma, Sara Steinberg, y entró a trabajar como bibliotecaria en el Instituto Cultural argentino-estadounidense, donde comenzó a despuntar el vicio del canto. Gracias a esto, tuvo sus primeras participaciones en radio y se empezó a relacionar con diferentes círculos intelectuales.
Aunque sabía hablar perfectamente inglés, francés, italiano, portugués y alemán, además por supuesto del castellano, sus primeras interpretaciones fueron en idish. Sin embargo, no tardó mucho en sumar a su repertorio temas de música gospel y, fundamentalmente, de jazz. De hecho, en 1934 y con apenas 21 años, ganó un concurso en Radio Stentor patrocinado por Jabón Federal, donde cantó Stormy Weather, de Harold Arlen y Ted Koehler. Y eso le permitió sumarse a la orquesta Los dados negros, lo que le dio una gran visibilidad.
Fue entonces cuando el visionario empresario de medios Jaime Yankelevich le propuso firmar un contrato que multiplicaba diez veces su sueldo para empezar a cantar tango. Pero Paloma sentía que lo suyo era estar en una big band, así que lo rechazó. “Usted es una mentirosa, porque canta el folclore de un pueblo que no conoce: ¡vaya y aprenda!”, le dijo entonces su padre, Yedidio Efron, un maestro de escuela. Y ella no lo dudó: de inmediato armó sus valijas y partió rumbo a los Estados Unidos para estudiar sobre el género que tanto amaba.
Vivió seis años en Harlem, Nueva York, donde estudió Antropología en la Universidad de Columbia en la que trabajaba su hermano David. Allí se relacionó con figuras como Marian Anderson, Louis Armstrong, Duke Ellington, Count Basie y Ella Fitzgerald. Efron volvió a la Argentina con el pseudónimo de Blackie (Negrita), que había adquirido cantando junto a las más prestigiosas bandas de jazz de la época. Entonces volvió a la radio, donde impuso los programas de diálogo, y dio sus primeros pasos en el cine. También comenzó a trabajar en el Teatro Maipo junto a Pepe Arias. Y allí conoció al escritor Carlos Olivari, un católico con quien se casó desafiando a su familia y con quien mantuvo un matrimonio durante diez años.
Pero, sin lugar a dudas, su gran desafío estaría de la mano de la televisión, medio que recién había comenzado a dar sus primeros pasos en el país en 1951. “Me había fascinado ese mundo, con sus luces, sus cables, sus botones, su complejidad...Y enseguida empecé a trabajar como productora. Yo hice el primer reportaje, la primera charla. Gracias a mí apareció el primer living, el primer clavel”, dijo en una entrevista con la revista Panorama. Y no se amedrentó al ver que era la única mujer en el set, sino que se hizo respetar a fuerza de carisma y decisión.
Su primera aparición frente a una cámara había sido como cantante en Tropicana Club, uno de los grandes musicales de la época. En 1954 llegó uno de sus mayores éxitos. “Después de realizar La historia del jazz había un espacio en blanco en Canal 7 y el director me llamó para decirme que debía crear un programa de una hora de duración. ‘¿Para cuándo?’, le pregunté. ‘Para dentro de tres horas’, me dijo. ‘Tenemos un espacio que llenar’. Así fue que llevé un montón de fotos y aquel día nació Cita con las estrellas”, contó en una nota con la revista Gente y la actualidad. Se trataba de un ciclo en el que, a partir de las imágenes de su álbum personal, Blackie contaba historias y anécdotas de sus encuentros con destacadas figuras que había conocido a lo largo de su carrera, como Elia Kazan y Arthur Miller por dar algunos ejemplos. A partir de este proyecto, comenzó a dirigir la emisora junto a Cecilio Madanes.
Para entonces, ya había perdido a su padre y a su madre. Y, como no había tenido hijos, se dedicó de lleno al trabajo. Entre muchos otros ciclos que creó, pueden mencionarse Volver a Vivir, un programa en el que cada semana una figura hacía el recorrido de su historia y era agasajada con sorpresas y testimonios logrados a partir de un gran trabajo de producción, y Derecho a réplica, un envío en el que una tribuna de periodistas interpelaba a funcionarios y personalidades del mundo de la política. También condujo Odol pregunta, recordado concurso de interés general. Pero, de la misma manera, se animó a producir programas de entretenimientos populares como el mítico Yo me quiero casar, ¿y usted? que conducía Roberto Galán, o Titanes en el ring, la competencia de catch de Martín Karadagian.
“Con amor y con respeto”, como solía decir ella, fue la presentadora en las actuaciones de estrellas internacionales como Nat King Cole o Sammy Davis Jr en el Gran Rex. También se convirtió en la descubridora de grandes talentos, como la vedette Nélida Lobato, el humorista político Tato Bores, la directora María Herminia Avellaneda, el periodista Bernardo Neustadt, el grupo folclórico Los Huanca Huá, y las cantantes Marikena Monti y Susana Rinaldi, entre otros. Y, tras un largo recorrido, en 1976 volvió a ponerse frente a una pantalla en Canal 9 con el ciclo La mujer, en el que contaba con la colaboración de Horacio de Dios, Dionisia Fontán, Jorge D’Urbano, Carlos Burone y Bernardo Ezequiel Koremblit. También volvió a la radio, con dos programas en Continental y Splendid, en los que se negaba a acatar la prohibición de pasar música de algunos artistas impuesta por el gobierno de facto.
Lo cierto es que, con el cuerpo deteriorado por su adicción al trabajo y al cigarrillo, al año siguiente fue internada a causa de una úlcera estomacal por la que fue intervenida quirúrgicamente y, al tiempo, murió tras sufrir un infarto. Tenía 64 años. En su honor y a instancias de Fanny Mandelbaum, se declaró el 6 de diciembre, fecha de su natalicio, como el Día del productor de Radio y Televisión en la Argentina. Y, en junio de 1997, se bautizó una plazoleta de Buenos Aires con su nombre.