Tamara Bella y la odisea de trabajar con un bebé en brazos: “A la noche no puedo más del dolor de espalda”

Por distintas circunstancias, la modelo tuvo que criar sola a sus dos hijas, Renata, que ya tiene 15 años, y Bruna de apenas 7 meses de edad, con quien hoy se las debe ingeniar para poder cumplir con sus compromisos laborales

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Tamara Bella junto a su
Tamara Bella junto a su hija Bruna (Fotos: gentileza Tamara Bella)

Tengo que ir con ella hasta el baño”, cuenta Tamara Bella en diálogo con Infobae. Y es que, para una mamá sola, hasta lo más simple se vuelve complicado. La modelo, de 34 años, tuvo a su primera hija, Renata, de 15, siendo muy jovencita. Y al separarse de su papá, que vivía en Córdoba, se vio obligada a aprender lo difícil que es criar a una criatura sin ayuda. Máxime, teniendo en cuenta que en su intención de desarrollar una carrera en Buenos Aires, también estaba lejos de su familia de origen que vive en Rosario.

Lo cierto es que, cuando todo parecía encaminarse en su vida y ya había logrado tener un nombre conocido en el mundo del espectáculo, apareció en su vida un hombre que le hizo creer que era la protagonista de un cuento de hadas. Él era el psicólogo Pablo Vázquez Kunz, con quien se casó estando embarazada tras apenas cuatro meses de noviazgo. Y de quien se separó en medio de una denuncia por violencia de género cuando faltaba apenas unas semanas para el nacimiento de Bruna y con quien mantiene un conflicto por la manutención de la niña.

Así las cosas, cada mañana, Tamara carga a su beba de siete meses en brazos para salir a trabajar, con todas las dificultades que esto acarrea. Y, aunque sin lugar a dudas sus hijas son la felicidad de su vida, reconoce que no es simple afrontar el día a día con una criatura en brazos. Algo que para ella es una suerte de déjà vu, teniendo en cuenta lo que le pasó con la mayor. “El papá de Renata fue mi primer novio. Me separé poco tiempo después de tenerla a ella, pero en buenos términos. Y tenemos una buena relación hasta el día de hoy. Lo que pasa es que, por la distancia, nunca me pudo ayudar mucho en el cuidado de su hija”, explica la modelo.

Tamara Bella junto a sus
Tamara Bella junto a sus dos hijas, Renata y Bruna

La situación con el progenitor de Bruna, que actualmente está viviendo en los Estados Unidos, es completamente distinta. “Acá se declaró insolvente y se fue a vivir una vida de rico a Miami. A la beba la vio una sola vez porque yo quise que la conociera. Eso fue apenas nació, que estuvo en neonatología. Ahí hizo un escándalo tremendo y bueno....Yo quería que mi hija supiera cuál era su identidad, supiera de dónde venía. Quise hacer las cosas de la manera correcta. Pero las personas no cambian”, explica con prudencia, ya que por cuestiones legales no puede dar detalles de la causa.

¿Cómo están hoy su pequeña y ella? “Sin ningún tipo de contención ni apoyo económico. Nada”, dice Tamara. Y explica: “Yo no tengo parientes en Capital Federal, ni uno. Y es muy difícil. Renata me está ayudando un montón, igual que mis amigas. Pero las niñeras requieren de un presupuesto que yo no estoy pudiendo manejar. Soy una sola persona que trabaja y que se tiene que desdoblar para ser mamá. Por suerte, hay lugares con muy buena gente en los que me contratan igual, porque tienen empatía. Así que lo que hago es llevar a Bruna conmigo a todas partes”.

La modelo cuenta que la beba estuvo tres veces en neonatología y que, al principio, no engordaba. “Por todo esto, yo tengo que estar muy atenta. Tiene una salud delicada. Y, además, todavía toma el pecho. ¿Cómo hago? No lo sé. Pero creo que las mamás podemos todo”, reflexiona. Pero la realidad es que, hasta la rutina más cotidiana, se vuelve un verdadero desafío con un bebé en brazos y Tamara lo sabe: “Aunque todavía no camina, ya gatea de un lado para el otro. Así que la tengo que estar mirando todo el tiempo”.

Renata y Bruna, las dos
Renata y Bruna, las dos hijas de Tamara Bella

En la actualidad, Tamara se las rebusca haciendo producciones fotográficas con contenido adulto, publicidades, conducciones y colaboraciones en distintos programas de televisión. También acaba de lanzar Bellamente, un canal motivador con el que intenta ayudar a otras personas, y está escribiendo un libro basado en su experiencia. Pero no es nada sencillo trabajar cuando se está pendiente de una criatura. “A Bruna siempre la llevo conmigo y, cuando puede, viene Renata o una amiga a cuidarla. Tengo que ir resolviendo cada día. Cuando voy a El Nueve, por ejemplo, o se queda con alguien en el camarín o va con las productoras. Y es tan sociable que ella feliz”, dice.

Quienes la ven siempre espléndida, pueden pensar que lo suyo es fácil. Sin embargo, llega un momento en el que Tamara de verdad siente que ya no tiene fuerzas para seguir adelante. “Sí, me pasa. A la noche siento que no doy más. Pero ahí es cuando le miro las manitos a Bruna, veo la carita de Renata y digo: ‘Esto es lo mejor del mundo’. Yo quiero que ellas vean el ejemplo de una mamá que salió a laburar, que las mantuvo, que las crio y que pudo ser su propio soporte. Ser madre ya es, de por sí, un trabajo aunque no esté remunerado”, reconoce.

Y si aún las mujeres que están en pareja, con familiares alrededor y un trabajo estable entran en crisis, ¿qué le queda a alguien que no tiene a nadie en quién respaldarse? “Yo trato de no entrar en la desesperación. Mis hijas son mi fortaleza. Pero es muy difícil. Cuando llega la noche no puedo más del dolor de espalda. ¡Es terrible estar todo el día con una beba que pesa siete kilos y medio a upa!”, señala. Y explica que, como recién ahora pudo alquilar un lugar fijo para que vivieran después de haber tenido que dejar la casa que compartía con el padre de la pequeña, el hecho de haber estado de un hotel a otro más el estrés que le dejó su paso por la neonatología volvieron a la pequeña muy apegada a los brazos.

Tamara Bella y Bruna en
Tamara Bella y Bruna en la celebración de los 15 años de Renata

Pero la realidad es que Tamara no es la única que está en esta situación. “Me contactan muchas mujeres para decirme ‘gracias’. Gracias por hacer visible lo invisible. Porque hay muchas madres en esta situación, que no tienen la posibilidad de decirlo porque no tienen los medios o el valor para hacerlo. Es muy difícil salir de una relación tortuosa. Y si bien yo no me siento capacitada como para darle consejos a nadie, les cuento lo que yo viví y de donde saco la fortaleza. Porque ni yo puedo creer todo lo que me pasó”, confiesa.

¿Si en algún momento imaginó estar criando a una segunda hija sola? “Yo compré la historia del príncipe azul y no fue ni siquiera marrón claro. Pero hay muchas alertas que las mujeres tienen que tener en cuenta. Con la lente del amor una ve la realidad distorsionada. Te hacen creer que sos vos la que estás loca, que sos la culpable de sus reacciones. Y terminás dudando hasta de vos misma. Es como un ciclo. Porque, sin no hacés lo que quieren, simulan estar mal. Entonces vas a contenerlos y te prometen el oro y el moro, que es lo que se conoce como la luna de miel del psicópata. Y después caes en lo mismo, bajo la promesa de que van a cambiar. Pero es cada vez peor. Y vos te quedás esperando que vuelva a ser la persona que conociste y que, en realidad, nunca existió porque fue solo una careta. A mí me lo venían advirtiendo un montón de personas hasta que pude reaccionar. Y la verdad es que no se lo deseo a nadie”, asegura la modelo.

De todas formas, Tamara sabe que tiene que dejar de lado la culpa. “Si tenés a tus hijos con vos, sonríen y están bien, ya está. No tiene sentido quedarse pensando qué hubiera pasado si hubiera hecho esto o aquello. Cada acción tiene una consecuencia y uno tiene que ser responsable. Lo bueno es que voy a aprender de lo que me pasó y voy a estar atenta para no repetir los mismos errores. Pero cuando la veo a Bruna, que es lo más del mundo y se aferró a la vida, digo: ‘Si pasé por todo esto para que hoy ella esté conmigo, valió la pena’”, concluye.

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