Los accidentes por derrames tóxicos, que antes ocurrían de manera ocasional o poco frecuente, ahora se convirtieron en una de las mayores preocupaciones para los expertos químicos. La estadística es alarmante: en los últimos dos años tuvieron un aumento significativo de más del 30% y en 2025 el Área Metropolitana de Buenos Aires registró al menos 4 incidentes de este estilo en solo 15 días.
Los episodios no solo ratifican el incremento progresivo de esta problemática, sino que, por sobre todo, tienen como consecuencia el desparramo de diferentes sustancias químicas que son peligrosas tanto para el medioambiente como para los ciudadanos.
En la suma total de los siniestros ocurridos en las últimas semanas en el AMBA, se volcaron mil litros de ácido láctico corrosivo, 500 litros de ácido fosfórico y 50 kilos de cloro diclorado, los cuales se desparramaron a lo largo de zonas transitadas como autopistas y a metros de transeúntes.
En diálogo con Infobae, el presidente del Consejo Profesional de Química de la Provincia de Buenos Aires (CPQ), Carlos Colángelo, explicó con un ejemplo la gravedad de estos casos.
“El ácido fosfórico es corrosivo y puede reaccionar con la soda cáustica, que estaba transportando en este caso. Esto hace que se produzca una reacción exotérmica con liberación de calor y que se creen gotas que pueden caer sobre los vecinos. Esto puede producir un problema de quemaduras o inhalación de esos vapores de la reacción química”, describió.
Los hechos de las últimas dos semanas se registraron en diferentes circunstancias, pero reflejan los escenarios más comunes en los que suelen desarrollarse estos incidentes. Según los especialistas, la mayoría se producen en accidentes viales o en comercios donde manipulan sustancias químicas utilizadas para sus productos, como un local de limpieza o una ferretería.
También destacan que en 2024 hubo muchos incidentes provocados en casas donde, ante la desesperación por el aumento del dengue, muchas familias experimentaron con productos químicos para fabricar sus propios repelentes caseros.
Los accidentes recientemente registrados, por ejemplo, fueron provocados por un camión cisterna que se dio vuelta en Villa Devoto a raíz de una maniobra imprudente; dos camiones que frenaron fuertemente y generaron roturas en los contenedores donde llevaban las sustancias; y un recipiente que se rompió en un local de productos de limpieza.
En este sentido, desde el Consejo Profesional de Química de PBA insisten con la matriculación y capacitación de quienes manipulan o transportan las sustancias. Desde los trabajadores y camioneros hasta los propios bomberos voluntarios y personal de Defensa Civil que intervienen para resolver los accidentes una vez causados.
“En un local de productos de limpieza o en una ferretería, se manejan productos químicos y muchas veces quien lo maneja no sabe lo que está manipulando. Los almacenan por orden alfabético o color y resulta que a veces pueden tener al lado dos materiales potencialmente peligrosos y puede generarse una reacción química. Como consecuencia puede haber explosiones o incendios”, explicó Colángelo a este medio.
Y alertó sobre otros casos en aumento: “También hemos notado dentro de estos productos peligrosos la venta de caramelos que son en realidad cebos para ratas. Vienen envueltos en papel en celofán y a veces se venden sueltos. Cuando se venden sueltos pierden la identidad porque no tiene ningún tipo de identificación. Si cae en las manos un chico que se ve tentado por el atractivo de este pseudo caramelo, se lo come y genera un problema tóxico”.
Para trabajar en la prevención del derrame de tóxicos, desde el CPQ insisten en que se tenga conciencia de la gravedad de la situación actual y en la matriculación de las personas en contacto con diferentes sustancias potencialmente nocivas.
“Estamos viendo que la cantidad de matriculados que hay en nuestro consejo de química es exiguo frente a la actividad que realmente debe tener mucha más cantidad de gente. Entonces ese es un tema muy importante”, subrayó el presidente del organismo como un tema a resolver.
Y concluyó: “Que tanto los cuerpos de bomberos, no solo de provincia de Buenos Aires, sino también del país y que las industrias en general, tomen conciencia de este tema y de la existencia del Consejo Profesional de Química. Que sepan la necesidad de la matriculación y que el Consejo acompaña el proceso. Estamos abiertos a la recepción de consultas por parte de las industrias en general y los bomberos en general para estas cuestiones. Matriculación, capacitación y cuidado del ambiente y la sociedad en general”.