“Me había quedado sin nada y, de a poco, volví”: las crudas palabras del baqueano sobreseído por el crimen de las turistas francesas

Santos Clemente Vera había sido acusado por el doble asesinato de Cassandre Bouvier y Houria Mounmi, ocurrido en la provincia de Salta en 2011. Los recuerdos de quien pasó 10 años en prisión siendo inocente, está libre desde diciembre de 2023 y este año ya no tiene más vínculo con la causa

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Santos Clemente Vera, el día
Santos Clemente Vera, el día de su liberación en el penal de Villa Las Rosas, Salta

“Mi perro se perdió por salir a buscarme por lugares en los que nunca anduvo, mi caballo se murió, me había quedado sin nada (su madre, padre y hermanos fallecieron mientras él cumplía condena) y, de a poco, volví”.

Esa frase, extraída de una entrevista de este miércoles en Radio con vos, resume la resiliencia de la injusticia hecha persona: Santos Clemente Vera, aquel baqueano de 45 años que pasó una década preso -en dos instancias- por un crimen que no cometió, el de las turistas francesas Cassandre Bouvier y Houria Mounmi, salvajemente violadas y asesinadas, cuyos cuerpos fueron hallados el 29 de julio de 2011 en la Quebrada de San Lorenzo, provincia de Salta.

Cassandre Bouvier y Houria Moumni,
Cassandre Bouvier y Houria Moumni, las turistas francesas asesinadas en Salta en 2011

Trece años después de los asesinatos que conmocionaron al país, finalmente, el Tribunal de Impugnación de Salta, en su Sala IV, resolvió el último 30 de diciembre el sobreseimiento definitivo de quien está en libertad desde el 11 de diciembre de 2023. Una fecha que jamás olvidará.

“Hasta ese momento, no sabía nada (sobre su salida de prisión), era como un día más y las autoridades de la cárcel me habían dicho que esperara. Eran las seis menos diez y en un momento me dicen: ´Vera, visita´, y pensé que era un amigo o algún otro que estaba empadronado, pero no, era mi mujer, a la que hacía como tres semanas que no veía“, rememoró al teléfono con el periodista Ernesto Tenembaum.

Emocionado, desde su Salta natal, Vera recordó aquella antesala hacia la libertad. “Ella me decía llorando: ´Ya está, ya está, terminó todo, llegó el fallo de la Corte Suprema´. Quería ponerme de rodillas para agradecer a Dios. Cuando uno no es, él siempre te va a ayudar”, admitió con fervor.

La Quebrada de San Lorenzo,
La Quebrada de San Lorenzo, el lugar en donde fueron encontrados los cuerpos de las turistas francesas (Télam)

Por entonces, aquella calurosa tarde de jueves, este hombre de campo pensó que ya todo era un trámite y se abrazaría con sus seres queridos del otro lado de los muros del penal salteño de Villa Las Rosas. Pero no, había que sudar las últimas gotas de paciencia: “Llegó el viernes y nada, se hizo sábado y el abogado me dijo que iba a presentar un escrito, el lunes era feriado... Hasta que llegó el gran día. Era martes, a las dos de la tarde, y el encargado me dice: ´Te vas en libertad´. Imaginate la felicidad que tenía“.

Afuera del penal, los medios periodísticos se agolpaban para tener la palabra de Vera una vez que este cruzase el portón. Antes, detrás del paredón, hasta los reclusos que en su momento lo habían visto con recelo (“echaron la bronca”), formaron un pasillo en el patio del presidio para despedirlo entre aplausos y ovaciones. “Fue emocionante, pasé por el medio y me gritaban: ‘Verita se va’“. Un justo desenlace para un inmerecido calvario.

La década enjaulada

Al principio, por el doble femicidio al que se lo imputaba, Vera era apuntado por los reclusos más bravos del pabellón. “Me empezaron a tratar re mal, me decían cosas, tenían facas, de todo. Por eso, fui aislado”, recordó el baqueano sobre los comienzos de la larga y cruda estadía penitenciaria.

En una jaula ciega, de un metro y medio por un metro y medio, encerrado las 24 horas detrás de una puerta de chapa, Vera solo podía salir a higienizarse y regresar al encierro diario.

“Allí iban los más castigados, porque no tenían dónde meterlos. Así pasé un año y medio. La vida en la cárcel es tremenda, algo que no se lo merece nadie. Ningún inocente tiene que estar ahí, pero sí las personas culpables”, admitió Vera.

Santos Clemente Vera en una
Santos Clemente Vera en una de las audiencias del juicio (NA)

Gracias a la fuerza de la familia y sabiendo de su inocencia, como así también “manteniendo la calma para estar sano y seguir”, aquel recluso confiaba en que demostraría tarde o temprano su inocencia en el hecho.

Mientras tanto, Vera debía tomar serios recaudos en el universo tumbero. “El respeto como base y evitar entablar demasiadas amistades que lleven a un desacuerdo futuro o bien la lucha por la búsqueda de un liderazgo“, resultaron recursos claves para atravesar indemne el encierro. Según él, tuvo que cuidarse mucho en el penal porque su compañero de causa, Daniel Vilte Laxi (también absuelto), “fue apuñalado”.

Acusación, juicio y desenlace

Vera recordó, durante la entrevista radial, el origen de su brutal peregrinaje judicial y penitenciario: “En 2011, encuentran (los cadáveres de) dos chicas francesas y la brigada buscaba evidencia, por eso precisaban de un baqueano de la zona porque es un lugar muy empinado, ladera, muchos cerros y yo vivo en la zona y les serví para buscar evidencia”.

Y también le sirvió al baqueano Gustavo Lasi, como coartada, inculpando a Vera (“por envidia y problemas de vecinos por el tránsito de los animales”) del crimen, lo que derivó en el primer paso por prisión de Vera. “En agosto de 2011 me llevan a la alcaidía y después fui a parar a un calabozo”, recordó sobre los primeros tormentos.

Gustavo Lasi, el acusado por
Gustavo Lasi, el acusado por el doble crimen, sentenciado a 30 años de prisión (NA)

Tres años después, llegó el juicio oral público, que duró tres meses, y fue absuelto por la Sala II del Tribunal de Juicio de Salta. Por aquel entonces, Vera creía que la pesadilla había concluido y, un año y ocho meses después, se desató otro infierno para este baqueano.

Esa decisión fue recurrida ante la Sala III del Tribunal de Impugnación por el fiscal, mientras que la Sala II requirió la anulación de la absolución y el reenvío para un nuevo juicio, el segundo solicitó su revocación y condenarlo a la pena de prisión perpetua como coautor.

Aquella drástica resolución, que revelaba irregularidades en el proceso judicial, derivó en la intervención de la Corte Suprema. “Apelamos con mi abogado a la Corte y aguardamos un fallo que tardó, nada más ni nada menos, que 7 años y 10 meses. Lo aguardé en prisión“, recordó Vera.

Crimen de las turistas francesas: "Siempre me pregunté por qué a mí", dijo Vera (El Tribuno de Salta)

En paralelo, Gustavo Lasi, luego de un largo proceso judicial, se quebró ante las autoridades y reconoció haber estado en la escena del crimen, luego de que rastros de su ADN fuesen encontrados durante las pericias en los cuerpos de las víctimas. Hoy purga una pena de prisión perpetua.

Finalmente, los jueces de la Sala IV declararon que el tiempo transcurrido desde el inicio del proceso, hace más de trece años, excedía los plazos razonables para garantizar un juicio justo a Vera. Según el tribunal, prolongar el caso habría representado una vulneración de sus derechos fundamentales. Así, quedó en libertad.

Operativo reconstrucción

Una vez libre, lo primero que hizo Vera al salir de la prisión fue acompañar a una de sus hijas, que padece parálisis cerebral, y así poder estar “el mayor tiempo posible con la familia”, por más que sepa que el tiempo usurpado por designios de la Justicia, jamás lo podrá recuperar.

Cuando se le preguntó al aire si tiene más bronca por la injusticia de haber estado preso casi 10 años, sin haber hecho nada, o más alegría por haber salido entero, respondió: “Tenía una bronca, no entendía por qué mierda estaba preso, tenía que estar con mi familia y no ahí encerrado”, bramó.

Si hoy en él existe cierto atisbo de revanchismo para ir contra la Justicia salteña, parece ser un enigma. “Solo quería que me dijeran, ´Vera, sos libre´. Llegó el momento de eso y no volví para atrás ni le pregunté al doctor (por su abogado) qué se podía hacer. Doy gracias a Dios de estar sano, fuerte y que estén mi mujer y mis hijos, lo otro va a venir solo. Voy a transpirar, voy a trabajar, voy a seguir”.

Jean Michel Bouvier, padre de
Jean Michel Bouvier, padre de Cassandre, y Santos Clemente Vera

Durante la entrevista, Vera destacó la firmeza de su mujer. “Me esperó hasta que yo salí, fueron muchos años de espera. Salir y que esté ella con mis hijos, la familia entera, fue lo que más fuerza me dio”, destacó. A la hora de los agradecimientos finales, no olvidó la representación legal del doctor Manuel Garrido que le brindó la fundación Innocent Project, como así también el apoyo de Jean-Michel Bouvier, padre de Cassandre, quien confió en su inocencia. “Me visitó en el penal y en mi casa, esas cosas son muy valiosas”, agregó Vera sobre el apoyo que tuvo.

En febrero de 2017, el programa 66 minutes, del canal M6 de Francia, proyectó el documental Salta: el asesinato de dos francesas, que por entonces recorría nuevas hipótesis al señalar que de los dos detenidos por el caso, uno -Gustavo Lasi- podría estar encubriendo a los verdaderos autores, y el otro –Clemente Vera– era inocente.

“Levantarme, escuchar el canto de los pájaros, mirar a mi mujer cómo duerme, salir de la casa y respirar aire limpio y puro, ver a mis hijos descansar, despertarlos, prepararles el té”, enumeró emocionado al aire “esas cosas” que hoy valora. Más que nunca.

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