Se llevaron el avión y quedó el desastre. Este jueves por la noche concluyó en las afueras del aeropuerto de San Fernando el operativo para remover los restos del Bombardier Challenger 300 que despistó y se estrelló contra las casas linderas a la pista. Las viviendas quemadas y a medio demoler son las huellas que dejó el trágico paso de la aeronave por el lugar.
Tal como puede verse en las imágenes que capturó Infobae en la zona del incidente, el hogar más afectado fue el de José Terry al 3658. Es la casa pintada de rojo, donde vivía una familia entera de 12 personas. La cabina en la que murieron el piloto Martín Fernández Loza (44) y el copiloto Agustín Oforte (35) terminó recostada sobre el portón del domicilio vecino, que sufrió daños menores.
La vivienda del 3658 tenía planta baja y primer piso. La planta alta fue parcialmente demolida porque la pared estaba a punto de caerse. El fuego que desprendió el avión alcanzó la estructura de la casa y la debilitó completamente.
Por el impacto y el efecto de las llamas, los bomberos declararon el lugar con peligro de derrumbe y está inhabitable. Además, la esquina quedó vallada por prevención.
La dueña de la vivienda es Narcisa Martínez (62). Junto a sus hijos y nietos pasaron la noche en el Club Social y Deportivo La Unión, ubicado a unas siete cuadras de su hogar. El Municipio de San Fernando acondicionó el lugar y los asistió con elementos de primera necesidad, según informaron.
“La casa está destruida, eso es lo que nos dijeron. Está destruida, se quemó todo adelante. El departamento de arriba, el segundo piso, se quemó todo. Nos quedamos sin nada, perdimos todo”, le dijo Martínez a Radio Rivadavia esta mañana.
Además, indicó que no saben qué harán en el futuro, ya que les quedó el temor de que vuelva a ocurrir un episodio similar. Según contó, habían comprado el terreno y construido su hogar hace más de 30 años.
Durante todo el jueves trabajó en la zona del siniestro una grúa especial para cargas pesadas, vehículo utilizado generalmente en obras de construcción. Con la supervisación de la Policía Federal Argentina y la Policía de Seguridad Aeroportuaria, colocaron los restos de la aeronave en los acoplados de tres camiones.
Quedarán bajo custodia de la PSA en un hangar del aeropuerto de San Fernando, a disposición de Juzgado Federal en lo Criminal y Correccional N° 1 de San Isidro, a cargo de Sandra Arroyo Salgado, y del Ministerio Público Fiscal.
Si bien ya se hicieron los peritajes correspondientes en el lugar de los hechos, lo que quedó del Bombardier Challenger 300 podría volver a ser analizado mientras avance la causa judicial.
Arroyo Salgado ya dispuso las primeras medidas requeridas para poder determinar cuál fue el motivo que provocó el siniestro. Hasta el momento, se estableció que el Challenger 300 inició viaje a las 11.12, cuando partió desde Punta del Este hasta aterrizar en Uruguay a las 11.44. Una hora más tarde, el avión volvió a despegar rumbo a San Fernando y a las 13.18 se reportó el accidente.
Además, la jueza decretó el secreto de sumario en la causa.
“El avión entró pasado a la pista y por alguna circunstancia no pudo frenar, terminó despistándose e impactando con viviendas que están al lado del aeropuerto”, detallaron fuentes aeronáuticas a este medio, en referencia al recorrido que realizó la nave hasta estrellarse en la zona de viviendas bajas.
Cerca de las 23.30 del miércoles, las autoridades extrajeron la caja negra de la aeronave. Será sometida a las pericias correspondientes en las próximas horas.