El video se viralizó en las redes sociales. Generó sorpresa. En las imágenes se puede ver a varios pescadores en un gomón y unas cañas finitas. Pelean por sacar del agua un pez que le presenta una dura batalla. Giran el reel y mueven la caña. En pocos minutos, tienen en sus manos un dorado de unos 3 kilos. Unos minutos, después se repite la escena con un surubí de un peso similar. Todo esto podría ser normal en los ríos de la Mesopotamia, en Corrientes o Entre Ríos. En este caso, sucede a pocos minutos del centro porteño. Mientras la embarcación salta las pequeñas olas de agua marrón del Río de la Plata, de fondo se ven los edificios y un paredón perteneciente al puerto porteño.
De pesca en la Ciudad
Los creadores del clip son Nicolás Ferrari y Alan López, dos pescadores aficionados que crearon la cuenta de Instagram @pescaydevolucion.arg en la que suben sus excursiones en los ríos nacionales. “Este año es una muy buena temporada de pesca de surubíes y dorados en el Río de la Plata y también en la Mesopotamia -explica Ferrari en diálogo con Infobae-. El mayor caudal de agua luego de la sequía del año pasado trajo gran cantidad de peces desde Brasil por el Paraná y el Uruguay”.
Los gomones para la pesca en estos sitios de la Ciudad salen desde el club náutico de costanera norte. La excursión cuesta unos 50.000 pesos por persona y en uno de 10 minutos ya están en la zona portuaria en la abundan dorados y surubíes. El agua tibia por la cercanía de las usinas lo hace un lugar ideal e impensado para atrapar estos peces que bajan desde el río Paraná o Uruguay y llegan hasta la costa porteña. Hay otras expediciones que salen de la zona de Vicente López en el norte o Berisso en el sur. “Te llevan cerca de Uruguay y en esos sitios se pueden pescar dorados más grandes de hasta 12 kilos”.
En este tipo de excursiones funciona el boca a boca. Toda la comunidad de pescadores los conocen. “Los fines de semana puede ser que ya estén cubiertos hasta fin de año. En la semana es más tranquilo y se consiguen lugares”. La expedición completa dura unas cinco horas en las que generalmente el pescador está tirando la caña casi todo el tiempo. “Volvés a tu casa muy cansado, pero feliz”, cuenta Nicolás. Ferrari prefiere no dar precisiones sobre el sitio exacto al que llegan con la embarcación en busca de los peces. “En realidad está prohibida esta actividad”, explica.
Detalles del río sin orillas
El Río de la Plata tiene una forma triangular de 290 kilómetros de largo. Sirve de frontera en todo su recorrido entre Argentina y Uruguay. Además, el Plata tiene una anchura máxima de 221 kilómetros, lo que le convierte en el más ancho del mundo. Con respecto a su caudal, es capaz de transportar 22.000 metros cúbicos de agua por segundo de agua. Su profundidad media es de 13 metros.
El conjunto fluvial de la Cuenca del Plata forma el principal sistema de recarga del acuífero Guaraní, la tercera reserva continental de agua dulce del mundo. El Río de la Plata es la desembocadura en el océano Atlántico de una cuenca hidrográfica de alrededor de 3.200.000 kilómetros cuadrados. Ésta está formada principalmente por los ríos Paraná y Uruguay. Esta es la segunda cuenca más extensa del mundo tras la del Amazonas. Se extiende por territorios pertenecientes a Argentina, Bolivia, Brasil, Uruguay y la totalidad de Paraguay.
Un día de pesca porteña
La lancha navega rumbo a la zona en la que están la mayoría de los dorados y surubíes. Mientras tanto, un avión de Aerolíneas Argentina despega de aeroparque y el ruido aturde a todos. Algunos porteños se acercan hasta la costanera norte a ver el río. Muchos autos pasan por la avenida Rafael Obligado rumbo a la zona de la Ciudad Universitaria. De allí, seguirán camino para el norte del conurbano. Nadie imagina que del otro lado, hay pescadores en un gomón que luchan para atrapar dorados y sacarse la foto como si estuvieran en los esteros del Iberá o el delta del Paraná .
“Salgo de Caseros y en menos de una hora ya estoy en el agua luchando contra el pez que no quiere salir del agua - cuenta Ferrari, entusiasmado-. Es raro ver la Ciudad desde el otro lado. Pasamos cerca de la línea de edificios que bordean la costa y a lo lejos se siente el smog que rodea todo el cielo. Algo que no nos damos cuenta cuando caminamos por las calles porteñas”.
Nicolás comenzó a pescar a los 10 años con una caña que le había regalado su papá. Luego, en la adolescencia empezaron las excursiones con sus amigos a la laguna de San Miguel del Monte, Entre Ríos o en la costanera norte porteña. Ahora, sus hijos ya tienen caña propia. “Por ahora, se quedan un ratito y se aburren”, cuenta. Ferrari no pesca con carnada, usa señuelos y una técnica parecida a los que usan la mosca en los ríos de la Patagonia para atrapar truchas. “Te genera mucha adrenalina es como una pelea mano a mano con el pez - explica Ferrari-. Son apenas unos cinco minutos en los que se define la situación. Además, el dorado es una de las especies más difíciles de atrapar. Son muy escurridizos. Encima usamos cañas finitas y la pelea se siente en todo el cuerpo”.
Ir con guía es clave para lograr encontrar la zona en la que es seguro que haya pesca. “Te llevan al lugar exacto y ahí vas tirando la caña. En un buen día podés llegar a sacar unos 50 peces”, relata Ferrari. Nicolás cuenta que en el video que se publica en esta nota fueron tres tiros de caña en los que atrapó tres piezas.
Nicolás y Alan devuelven casi todo lo que pesca en sus excursiones en la costa porteña. “Sólo me como de vez en cuando algún pejerrey, pero no los que atrapo en Buenos Aires”, admite Ferrari.
Para estos pescadores la devolución es clave para que se mantenga la chance de pescar. “A nosotros nos apasiona el momento de la disputa con el pescado para sacarlo del agua. Pero queremos que haya cada vez más peces -explica Ferrari-. No podemos ir contra el recurso que nos da tanta felicidad. Si hacés una cuenta, por ejemplo mil lanchas los fines de semana y cada una saca dos piezas, se pierden unos 2.000 sólo en un sábado y domingo”.
En la costa porteña, hay otros peces que pueden aparecer y generar una gran conmoción al pescador de turno. La tararira azul es una de esas especies que generan los aplausos de todos los que presencian su aparición. El otro es el chafalote que tiene unos colmillos grandes y su captura es muy preciada. “Es conocido como el pez fantasma y en los últimos tiempos apareció en la zona del Río de la Plata”, explica Ferrari.
Nicolás y Alan cada vez que pueden se suman a la excursión que incursiona en la costa porteña. Salen desde Caseros y en menos de una hora ya están en el agua. Los vecinos que los ven salir desde el conurbano piensan, quizás, que se van lejos de Buenos Aires. Pero la dupla pesca ahí nomás en las aguas marrones del Río de la Plata a pocas cuadras de microcentro porteño.