La circulación de trenes en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) seguía afectada este martes por una medida de fuerza, que se extenderá hasta el mediodía. Las formaciones operan a una velocidad máxima de 30 kilómetros por hora, lo que duplica los tiempos habituales de viaje y genera serias complicaciones para los usuarios en las seis líneas principales: Roca, Mitre, San Martín, Urquiza, Belgrano Sur y Sarmiento.
El malestar de los pasajeros era notoria en las primeras horas de la jornada. En la estación Constitución, uno de los puntos neurálgicos del sistema ferroviario, un pasajero comentó: “Así son los gremios. Hay que tener en cuenta que puede pasar, yo tengo que estar a las 8. Cuando pasa esto generalmente llego tarde”.
Otros viajeros manifestaron su incomodidad, por el servicio demorado y las malas condiciones de viaje. “Un desastre, un desastre”, exclamó un usuario ante un móvil de TN, mientras salía del andén. En las redes sociales, las críticas, la ironía y los insultos también se replicaron. Federico Sosa comentó en Twitter: “#TrenSarmiento vamos lento pero vamos”, mientras que Vero (@Moreve76) expresó: “Si me tomaba un tatú carreta, seguro llegaba bien a trabajar”.
Reclamos por infraestructura y salarios
El gremio La Fraternidad, que agrupa a los maquinistas, justificó la protesta señalando el “mal estado de las vías y del material rodante”, problemáticas que, aseguran, están relacionadas con la Emergencia Ferroviaria decretada por el Gobierno nacional en junio de este año. En panfletos distribuidos en estaciones, el sindicato denunció que “los trenes necesitan repuestos y reparaciones con urgencia, las vías deben tener obras para seguridad y confort, y los sistemas de comunicación y señales deben ser modernizados”.
Desde el Gobierno, en cambio, consideran que la medida responde a cuestiones salariales y no a problemas estructurales. Fuentes de la Secretaría de Transporte, dirigida por Franco Mogetta, acusaron a La Fraternidad de utilizar esta protesta como “excusa perfecta” para presionar en las negociaciones paritarias.
Según las mismas fuentes, el gremio es el único del sector que no firmó el reciente acuerdo de aumento salarial del 3,5% para los dos últimos meses de 2024, mientras el incremento fue aceptado por otros sindicatos ferroviarios. “No vamos a ceder ante las extorsiones sindicales que buscan no perder sus intereses y ponen a la gente en el medio de los reclamos”, afirmaron desde la Secretaría.
El sindicato viene denunciando un retraso acumulado del 42,6% en los salarios desde diciembre y sostiene que la oferta presentada por las empresas ferroviarias, agrupadas en Ferrocarriles Argentinos Sociedad del Estado (FASE), es insuficiente.
La protesta se da en un contexto de tensión recurrente entre el gremio y el Gobierno, con antecedentes similares en momentos de negociaciones salariales. Aunque en esta ocasión no se paralizó el servicio por completo, la reducción de velocidad afecta directamente a los usuarios, quienes deben lidiar con largas demoras y coches abarrotados.
El Gobierno asegura que el viernes 29 de noviembre cerró acuerdos con el resto de los sindicatos ferroviarios, lo que, en su opinión, demuestra que La Fraternidad busca beneficios adicionales mediante esta medida. “Hacen esto de reducir la velocidad, que es lo que más jode a la gente, y le buscaron el gancho de la emergencia ferroviaria”, argumentaron desde la Secretaría de Transporte.
En las estaciones más concurridas, como Once, Retiro y Constitución, la medida generaba escenas de frustración. Trenes repletos, esperas prolongadas y el aumento en la duración de los viajes complicaron la rutina de miles de personas. A la tarde de este lunes, en pleno regreso a casa pasadas las 18, hubo algunos tumultos en la estación ubicada en las cercanías de Plaza Constitución.
La Emergencia Ferroviaria se presentó como una medida para abordar los problemas de infraestructura que afectan al sector. Sin embargo, su implementación y los avances concretos han sido motivo de controversia. La Fraternidad insiste en que las condiciones actuales de los trenes representan riesgos para trabajadores y usuarios, mientras que el Gobierno asegura que la situación está siendo atendida.
Las disputas entre el gremio y las autoridades no son nuevas. En varias ocasiones, durante la gestión encabezada por Javier Milei, las negociaciones salariales han derivado en conflictos que afectaron al servicio. El conflicto reapareció sobre un telón de fondo de advertencias cruzadas, en la que el Poder Ejecutivo evalúa avanzar con la privatización del servicio, una medida que, a priori, no es resistida por algunas de las organizaciones gremiales.