Este miércoles 150 familiares de caídos argentinos en la guerra de Malvinas integrarán un viaje humanitario a las islas para visitar la tumba de sus seres queridos en el cementerio en Darwin. Del contingente participarán familiares de muertos en el Crucero General Belgrano. De esta forma se reactivaron los viajes que estuvieron suspendidos durante el gobierno de Alberto Fernández.
La prioridad la tuvieron las madres y los padres. Son 26, y todos superan los 85 años. Cada uno va acompañado de un hijo o de un familiar y pudieron ser de la partida previa aprobación médica. Algunos debieron resignarse y no podrán viajar.
El vuelo saldrá de Ezeiza a las una y media y, previa escala en Río Gallegos, aterrizará en Malvinas cerca de las seis y media. Los familiares dispondrán hasta el mediodía para estar en el cementerio.
La concreción de este viaje es el resultado de una empresa contrarreloj que a puro pulmón lleva adelante la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas e Islas del Atlántico Sur, coordinando con los gobiernos argentino y británico junto a Cancillería y contando, además, con el invalorable apoyo de Aeropuertos Argentina, quien siempre estuvo junto a los familiares. A través de Eduardo Eurnekian, este empresario fue clave en la construcción del cementerio argentino en las islas y de su mantenimiento, y además se ocupa de organizar y financiar los vuelos charter con familiares de caídos.
Una larga lucha
El origen de la comisión hay que buscarlo en la incertidumbre ante la falta de respuestas y precisiones que abrumaban a los familiares cuando la guerra terminó: conocer dónde descansaban los restos de sus seres queridos, ya que nadie les brindaba una explicación oficial y poca información se tenía.
Fue en septiembre de 1982 que decidieron organizarse. Sabían que tendrían por delante un arduo camino. Su primera acción fue casi temeraria. El 30 de abril de 1983, sin la autorización de los gobiernos argentino y británico, 80 personas embarcaron en el buque carguero Lago Lácar con el objetivo de llegar a las islas y visitar las tumbas de sus seres queridos. Pero en Puerto Madryn debieron dar marcha atrás, ya que se corría el riesgo de que la nave fuese hundida al ingresar en aguas jurisdiccionales del archipiélago.
Ante ese panorama, papás, mamás y hermanos se juramentaron que trabajarían para rendir homenaje a los caídos. Luego de arrojar, como homenaje, miles de flores al Mar Argentino, todos prometieron que regresarían y que bregarían por la construcción de un monolito el que se cristalizaría, una década después, en el monumento argentino emplazado en el cementerio argentino de Darwin, levantado en una hectárea donada por un habitante de las islas.
En un comienzo se contrató a un argentino que vivía en las islas y que estaba casado con una lugareña, pero no se ocupaba como correspondía. Fue así que se contrató a la empresa Stanley Growers y su dueño Tim Miller se tomó un año en preguntarle a casi todos los habitantes de las islas si estaban de acuerdo en tomar el trabajo.
La mayor parte de la tarea es el de mantener las placas del cenotafio, que se despegan por la acción implacable del agua y del hielo. Hay obras atrasadas, que se habían suspendido por la pandemia.
La lucha de los familiares
Entre los miembros fundadores de la Comisión estaba el ya fallecido Héctor Cisnero, hermano del sargento Mario “el perro” Cisnero, comando de la Compañía 602 caído el 9 de junio de 1982. Había partido a la guerra sin avisarle a su familia para no preocupar a sus ocho hermanos y menos a su papá Luis, que estaba delicado de salud.
La labor de la Comisión fue incansable. El 18 de marzo de 1991 representa un hito para ellos. Ese lunes viajaron 357 familiares y pudieron estar una hora en el cementerio. Como muchas sepulturas no tenían nombre, cada uno eligió una para rezarle.
Con el tiempo se construyó el monumento en el cementerio argentino y hasta el momento, organizaron 30 viajes de familiares y dos al punto donde fue hundido el Crucero General Belgrano, con el propósito que los seres queridos que descansan en el fondo del mar pudieran honrarlos y realizar el duelo en el lugar que correspondía.
El monumento alberga una imagen de la Virgen de Luján la que, antes de entronizarla el 10 de octubre de 2009 con la presencia de más de 600 familiares, peregrinó por todo el país, desde La Quiaca hasta la Antártida. De la Comisión explicaron que “en el combate muchos soldados pedían por sus madres y nos pareció adecuado llevar a la Virgen, la madre de todos”. En el 2004 se la colocó en una ermita en el cementerio en Darwin y el 10 de octubre de 2009 quedó inaugurado el monumento.
Como muchas de las tumbas no estaban identificadas, la Comisión participó en 2012 de la organización del “Plan Proyecto Humanitario Malvinas” (que tuvo dos etapas y se espera una tercera) en conjunto con el Comité Internacional de la Cruz Roja, el Ministerio de Relaciones Exteriores, el Equipo de Antropología Forense, la Fundación “No Me Olvides”, los ministerios de Salud y Desarrollo Social y el Centro de Asistencia a las Víctimas de Violaciones de Derechos Humanos “Dr. Fernando Ulloa”. Todos unidos por un mismo objetivo: localizar e identificar a los argentinos cuyas tumbas tenían la placa “Soldado Argentino Solo Conocido Por Dios”. De la Comisión destacan que resultó clave la participación y ayuda del empresario Eurnekian -padrino de la Comisión- sin la cual la mayoría de estos logros no se hubieran podido concretar.
Cuando las sepulturas fueron identificadas, aquellas placas fueron colocadas en lugares emblemáticos a lo largo y ancho del país, especialmente en las ciudades y pueblos de donde eran oriundos los soldados caídos.
No todo es color de rosa. Para la titular de la Comisión María Fernanda Araujo -hermana del soldado Elbio Eduardo Araujo, caído el 11 de junio en Monte Longdon- describió a Infobae la labor como “remar en dulce de leche y repostero”. Remarcó que es inconcebible que una entidad, que solo persigue fines humanitarios y que nació meses después de finalizada la guerra, aún no tenga sede propia. Por años se reunieron en cafés o en oficinas prestadas hasta que Aeropuertos Argentina les cedió un espacio en su sede en Palermo. Pero ellos pretenden un lugar propio, no solo para trabajar, sino para montar un museo con las pertenencias de los caídos.
Araujo, quien además desde 2023 es diputada nacional por La Libertad Avanza, aseguró “estar dolida” por esta situación y se lamenta de que muchos padres ya fallecieron y no pudieron ver concretada plenamente las obras propuestas.
Hace tiempo que se presentó en el Congreso un proyecto de ley relacionado a beneficios para los familiares de los caídos, que contemplaba que el Estado organizase un viaje anual, pero ya perdió estado parlamentario en dos oportunidades.
Araujo contó que la agenda de los viajes se reactivó con este gobierno y ayudó el Consejo Malvinas, conformado por diputados, senadores y especialistas de Cancillería. Desde allí se logró un diálogo fluido con la entonces canciller Diana Mondino, y siempre se insistió que la principal motivación de la comisión era humanitaria.
Detalles del viaje
Muchos de los familiares nunca antes habían viajado, y en tiempo récord, con la colaboración del Renaper, se consiguieron los pasaportes. En el día de hoy serán alojados en un hotel céntrico, donde estarán controlados por un equipo de médicos y psicólogos. Antes de embarcar, a cada uno se les proporcionará un croquis del cementerio con la ubicación de la tumba de su ser querido. Tal como ocurrió en anteriores oportunidades, se cree que irá el ministro de relaciones exteriores al hotel a despedirlos.
Habrá además una ceremonia religiosa concelebrada por un sacerdote católico -que viajará con los familiares- y se sumará el cura católico local y un pastor anglicano. Luego se tocará un minuto de silencio y estará presente una guardia de honor con integrantes de la guarnición militar.
El trío de tenores “Héroes” junto a la orquesta de Aeropuertos Argentina, cantará temas alusivos. Antes de la partida, habrá una fotografía grupal y se permitirá desplegar una bandera argentina.
Como el dolor por la pérdida de un ser querido no termina nunca, en la Comisión buscan construir algo permanente. “Nuestros familiares representan el espíritu de Malvinas y la herida de cada ausencia es nuestro combustible para continuar por este camino”, aseguran. Un camino que, este miércoles, seguirá marcando el rumbo propuesto.