La noticia llegó como un golpe inesperado y perturbador. El 14 de octubre, a pocos meses de terminar el año escolar, Rodrigo Rey, arquero de Independiente, y su esposa María Laura recibieron una carta documento del colegio privado al que asisten sus hijos en City Bell, donde les informan que ni Benicio ni Renata serán matriculados en 2025.
Más allá de que no se detallaban los motivos, ellos consideran que se trata de una “represalia” a un posteo que el arquero del club de Avellaneda había subido a sus redes en el mes de junio, donde se quejaba de la falta de inclusión para Benicio, su hijo de 8 años que padece Trastorno del Espectro Autista (TEA).
Antes de realizar ese descargo, el deportista había ofrecido costear las reformas necesarias para que su hijo pudiera desenvolverse en un ambiente adaptado a su condición, pero -según aseguran sus padres- las propuestas fueron ignoradas.
La gota que rebalsó el vaso fue una imagen. La terapeuta acompañante de Benicio envió a los padres una foto del niño acostado sobre una colchoneta improvisada, inadecuada para su cuerpo. Como Benicio tiene bajo tono muscular se fatiga con frecuencia; por lo que debe contar con un lugar para reposar adecuadamente, descansar y autorregularse. Se lo veía con la mitad del cuerpo sobre colchoneta y con la otra mitad sobre el piso, en pleno invierno.
“Es imagen es el supuesto ‘espacio de calma’ para nuestro hijo en el colegio. Esta imagen nos parte el alma en mil, esta imagen describe lo que venimos renegando con esta escuela”, empezó escribiendo Rey junto a la fotografía de una colchoneta de gimnasia de un metro lago por cincuenta centímetros de ancho y de un espesor muy finito. El material era de cuerina y, según explicó, estaba muy fría, lo cual acrecentó su sensibilidad sensorial. “El equipo de orientación de esta escuela se nos está riendo en la carga. Hoy, una vez más, le faltaron el respeto a nuestro hijo”, añadió.
La escuela, incómoda por las denuncias de discriminación, optó por enviarles una primera carta documento el 24 de agosto para que se retractaran de sus dichos. “La institución tomó una actitud muy soberbia”, señaló a Infobae Carla Junqueira, la abogada querellante.
Por su parte, la familia Rey, respondió con otra carta documento donde les exigió que cumpliera con la ley y realizara todos los ajustes pertinentes para garantizar el neurodesarrollo de su hijo. “Fue todo muy difícil desde el comienzo y se generó mucho desgaste. En los últimos meses, prácticamente no había diálogo. Pero lo que jamás imaginamos es que también iban a dejar sin matrícula a Renata, que tiene 16 años y ya consolidó fuertes lazos afectivos con compañeros”, explicó Junqueira.
Ante esta situación de “acoso legal e incumplimiento del instituto a la normativa que le aplica en materia de educación inclusiva”, la familia Rey solicitó una inspección del colegio por parte de las autoridades competentes. “Junto con el señor Diego Navarreta, Inspector Jefe de Región 1°, coincidimos en que el mejor camino era programar una reunión con el colegio para poder reconstruir un camino de diálogo en función del bienestar de Benicio dentro del espacio escolar, porque ese ha sido siempre nuestro único foco e interés exclusivo con relación al colegio y a nuestro hijo”, precisó la abogada respecto a la reunión que tuvo lugar el 1° de noviembre con el fin de diagramar opciones y mejoras para la situación educativa de Benicio durante lo que resta de 2024 y durante el próximo año.
Ilusionados con que se podría haber iniciado un camino de diálogo y de construcción con el colegio, la segunda carta documento que recibió la familia los descolocó por completo. “Fue una actitud unilateral, intempestiva y discriminatoria del colegio”, remarcó Junqueira. “Quedó claro que la institución redobló la apuesta y se olvidó del interés superior de los niños”, agregó.
El recurso de amparo que presentó el matrimonio para que sus hijos continúen en el mismo colegio el año que viene se tramita en Juzgado Número 3 de La Plata. Sin embargo, el 28 de noviembre, la justicia rechazó la medida cautelar. Pero ellos no se rindieron y el lunes siguiente apelaron la resolución, conscientes de que cada día que pasa representa una amenaza al bienestar emocional de Benicio y su hermana.
“Ordene a la demandada que proceda con la matriculación de nuestros hijos en el instituto para el ciclo lectivo 2025 y para el resto de su escolaridad, adoptándose, en lo particular, las medidas y condiciones necesarias que Benicio Rey Cáceres, debido a su condición de TEA, requiera para un correcto desarrollo escolar en dicho instituto”, exigen en el amparo judicial al que tuvo acceso este medio.
Rodrigo Rey reveló sus impresiones a través de historias de Instagram. “No son días buenos ni son días malos, son simplemente días. No logran ser buenos porque sé que los míos, que mi familia, que mi mujer, que mis hijos, al igual que yo tenemos esa sensación de injusticia. Esa impotencia que se canaliza como se puede, que te atraviesa. Esa bronca de ver que a veces no alcanza con ser buena gente, que defender los derechos de tus hijos le molesta a otras personas y deciden, en represalia sacar a tus hijos de sus espacios, de sus círculos de amigos, sin importar si su estabilidad emocional está en juego, sin importar que son chicos que su entorno los adora, sin importar que uno de ellos es TEA (autista) y que justamente sus amigos lo ayudaron a avanzar este año a pasos agigantados al punto de poder reducir sus terapias de 5 a 3 semanales. Estamos rotos”, expresó.
“Ahora, tampoco puedo permitirme que sean malos porque en mi mundo, en mi trabajo no hay pausas, no hay tiempos, se sigue siempre para adelante y hay que estar listo para la próxima batalla. Hay que juntar los pedacitos, pegarlos rápido y estar fuerte para seguir adelante dando pelea. Si hay algo que me enseñó el fútbol y la vida es eso, es a no bajar los brazos, es a hacer que las cosas sucedan, es que vale la pena librar las batallas que son honestas, que son justas y eso haremos. Con el corazón en la mano, juntos como familia, como equipo para buscar fuerzas de donde hoy es difícil encontrar. Confiamos mucho en Dios y en la justicia”, concluyó.
Laura, la mamá de los chicos, también había publicado un breve y sentido mensaje por redes sociales hace dos días. Eligió la misma frase para cerrar su consideración: “Les prometo que no encuentro palabras para explicar lo que se siente ver a tus hijos sufrir por una injusticia. Sufrir en silencio es una de las cosas más difíciles que nos ha tocado enfrentar. Que Dios y la justicia nos ayude. ¡No damos más! No nos merecemos esto como familia. Estamos rotos”.
La familia Rey habían anotado a sus hijos en 2021, “guiados por los valores que la escuela afirmaba promover”, según dijo la abogada. Durante este tiempo, ambos menores “forjaron amistades que volvieron fundamentales para su desarrollo social y académico, y actualmente se sienten plenamente integrados a la comunidad escolar, donde crecieron no solo en lo intelectual, sino también en lo personal”, destacó Junqueira.
Benicio, quien ingresó al instituto desde el jardín de infantes, cursa actualmente segundo grado. En 2023, tras varios desafíos, fue diagnosticado con Trastorno del Espectro Autista (TEA). Frente a este nuevo panorama, la familia no dudó en emprender una búsqueda exhaustiva de especialistas, terapistas y acompañantes terapéuticos, con el objetivo de crear, junto a la escuela, un equipo interdisciplinario sólido que pudiera garantizar su bienestar y su adecuado desarrollo. Algo que hasta el momento, aseguran, no sucedió y por eso tuvieron que judicializar el caso.
Infobae se comunicó con el Instituto José Manuel de Estrada de City Bell, donde cursan los hijos del arquero, sin conseguir una respuesta de las autoridades.
Lo que le sucede a la familia Rey no hay que tomarlo como un hecho aislado. Desde la Asociación Civil TEActiva, que lucha por la instalación del autismo en la agenda pública, salieron a apoyar a los padres de Benicio, “Pensamos que puede ser un caso testigo, un ejemplo que siente un precedente para que a las miles de familias que les pasa esto todo el tiempo a lo largo y a lo ancho del país no se le cierren más puertas”, precisó Paulo Morales, presidente de la ONG.
Según la información que maneja esa organización, “en Argentina no hay estadísticas de ningún tipo respecto al autismo, pero los especialistas estiman que, siguiendo prevalencias internacionales, 1 niño de cada 8 tiene alguna neurodivergencia”.
“Es una barbaridad lo que le están haciendo a la familia Rey y a sus hijos. Los que trabajamos en el mundo del autismo, y tengo la experiencia de mi propio hijo, terminamos comprendiendo que pese a estar rodeados de profesionales (entre psiquiatras, neurólogos, terapistas, maestras integradoras sus mejores terapeutas terminan siendo sus propios compañeros, sus amiguitos. No se le puede quitar ese andamiaje de un día para el otro porque corren el riesgo, por su vulnerabilidad, de generar un retroceso evolutivo que en algunos casos puede ser dramático”, explicó Morales.