“Llora soldado, que no te avergüence llorar”: las cuatro piezas ganadoras de un concurso de poesía sobre la guerra de Malvinas

Un amor que se concretó después de años, un veterano que fue herido tratando de salvar a un compañero, una chica de 17 años que liberó palabras guardadas, y una carta enviada por una madre a su hijo en la trinchera parecen, a simple vista, historias inconexas, pero tienen algo en común: ganaron el concurso de poesía “Malvinas, identidad y cultura”

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A la ceremonia de entrega de premios, asistieron Graciela Beatriz Cao -hermana de Julio Rubén Cao, "el maestro soldado", y su tía María Eva Hasenclever (Daniel Duhau)
A la ceremonia de entrega de premios, asistieron Graciela Beatriz Cao -hermana de Julio Rubén Cao, "el maestro soldado", y su tía María Eva Hasenclever (Daniel Duhau)

El pasado 23 de noviembre se conocieron los ganadores del concurso de poesía “Malvinas, identidad y cultura”, organizado por el Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur, en el marco de un día de actividades que giraron en torno a la conmemoración del combate de la Vuelta de Obligado.

Carolina González obtuvo el primer puesto en la categoría adultos. Con Daniel Martínez, “El Sapo” para sus amigos y conocidos, se conocían de años, se atraían pero la vida los llevó por diferentes caminos. Él combatió en Malvinas con el regimiento 7 y fue herido. Sus propios compañeros le improvisaron un vendaje y pudo llegar caminando al puesto sanitario. Perdió parte de su oreja y la audición del oído derecho. Los años pasaron y ella tenía 48 años cuando, gracias a las redes sociales, volvieron a encontrarse y no se separaron más. Ella es profesora de letras, ya jubilada, y confesó que vivió “una verdadera historia de amor, el último que tuvo”.

A Daniel le descubrieron un tumor en la parte derecha de la cabeza, del lado de donde había sido herido. Se sometió a una operación y a ella le sorprendió la fidelidad de sus compañeros veteranos, que ni por un minuto lo dejaron solo mientras estuvo convaleciente.

A la izquierda, Carolina González, ganadora en la categoría Adultos. La poesía estaba dedicada a su pareja veterano de guerra (Daniel Duhau)
A la izquierda, Carolina González, ganadora en la categoría Adultos. La poesía estaba dedicada a su pareja veterano de guerra (Daniel Duhau)

Parecía que el cáncer era cuestión del pasado cuando reapareció. Carolina contó a Infobae que la sordera lo imposibilitaba mucho, aunque en el último tiempo se había entusiasmado porque especialistas le dieron esperanzas de un tratamiento. Pero no logró hacerlo, ya que falleció en febrero de 2019.

Dos años antes, Carolina escribió la poesía que resultó ganadora. “Esa herida, que es mía también” dijo que la ayudó a dimensionar la guerra desde lo humano, y eso es lo que quiso plasmar en un poema que tituló “A una oreja perdida en Malvinas. Para “El Sapo” Martínez que perdió su oreja a los 18 años en la guerra”:

Adivinábamos de qué color estaba el cielo

Mirándolo por las rendijas de nuestros miedos

Adivinábamos el canto del zorzal

La calle y el rumor desde el umbral

Junto a tu herida, que ahora es la mía.

Adivinábamos en qué lugar saldría la luna iluminándonos con el reflejo de aquellas brumas

Adivinábamos la gota que al temblar

Se abandona y se cae desde el umbral

Junto a tu herida que ahora es la mía

Que ahora es la mía.

Y mientras tanto yo

Besaba tu oreja

Tu oreja reja de mis suspiros

Tu oreja presa de historias viejas como un zumbido

Como un zumbido

¿Caerá tu reja, será el olvido?

Tu verde oreja que escucha el llanto de la llanura

Y que conversa con el misterio que tiene el verde redondo trébol de tus pupilas

Tu oreja reja, tu oreja vida.

Tu sabia oreja que en sus vueltitas llega y refleja la mancha oscura que deja el hombre que hace la guerra

Tu oreja faro, tu oreja niebla.

Tu oreja humana que escuchó el eco de los secretos

Que se callaban desde su almita los soldaditos mudos y quietos

Tu oreja llano, tu llaga oreja

Marrón oreja que gusta el río de los marrones

Rayos del sol

Que pintan nuestra aventura sobre la arena.

¿Caerá tu pena, será el amor?

Marrón arena, rayo de amor

Tu oreja antena, juntos los dos.

El grupo Proyecto Coctel interpretó la poesía ganadora, adaptada a ritmo de milonga (Daniel Duhau)
El grupo Proyecto Coctel interpretó la poesía ganadora, adaptada a ritmo de milonga (Daniel Duhau)

El segundo puesto fue para Marta Alicia Lete (Tigre, Bs.As.) y el tercero para Roberto García (CABA) por “Niño correntino”. Hubo varias menciones especiales: Sergio Fabián Amad (Mendoza) por “Junio 1982″; Armando Antúnez (J.C.Paz, Bs.As.) por “Creo en Dios”; Juan Ramón Martínez (Florencio Varela, Bs.As.) por “Ellas en las islas” y Facundo Irazoqui (La Plata, Bs.As.) por “Invitación”.

Para González, lo más lindo fue recibir el premio rodeada por dos de los compañeros veteranos de Daniel, su hija y nietos. Su poesía, adaptada como milonga, fue interpretada por el grupo musical Proyecto Coctel.

Herido por intentar rescatar a un soldado

El rosarino Darío Hernández no quiso continuar la escuela secundaria, sino seguir los pasos de sus dos hermanos suboficiales y fue a estudiar a la Escuela General Lemos. Egresó como cabo el 7 de abril de 1982, tenía 17 años y fue destinado al Regimiento 12 en Mercedes, Corrientes. Sin imaginarlo, estaba en Malvinas.

En Darwin combatió bajo las órdenes del subteniente Ernesto Peluffo, que era el jefe de sección. Hernández recuerda que en la noche del 27 de mayo estaban soportando un intenso ataque de artillería y morteros y, cada tanto, se producían pequeños momentos de calma y de un extraño silencio. En uno de ellos, escuchó que un soldado argentino pedía ayuda porque estaba herido.

Cuando se arrastraba hacia el lugar de donde provenían los gritos de auxilio, el fuego se reanudó y las esquirlas de una explosión de mortero impactaron en sus piernas. Aún así llegó a donde estaba el soldado para comprobar que ya había fallecido.

Un joven Darío Hernández, cuando aún no imaginaba que participaría en una guerra
Un joven Darío Hernández, cuando aún no imaginaba que participaría en una guerra

Como pudo regresó a su pozo de zorro y la adrenalina lo hizo continuar combatiendo. Cuando fue tomado prisionero lo hicieron caminar y no recuerda dónde se desmayó. Se despertó sobre una camilla en un puesto de socorro inglés y alguien le alcanzó un trozo de madera para que mordiese. Le iban a sacar las esquirlas sin anestesia.

En helicóptero fue llevado al buque Canberra y de ahí al continente. Continuó su carrera y se retiró como suboficial mayor. Luce orgulloso el distintivo de veterano de Malvinas y la condecoración que le dio el Ejército de herido en combate.

En la localidad santacruceña de Comandante Luis Piedrabuena fundó el centro de veteranos “3 de junio”. La fecha no es caprichosa. El teniente Alejandro Dachary, el sargento René Pascual Blanco y los soldados Oscar Diarte y Jorge Llamas fallecieron ese día de 1982 por un misil que destruyó el radar que operaban. Hernández quiso que el centro llevase como denominación esa fecha porque esa acción involucra a oficiales, suboficiales y soldados, y que ese debía ser el espíritu del centro, el de involucrar a oficiales, suboficiales y soldados.

En su momento para contar su historia -le cuesta menos abrirse a extraños que a su propia familia, con la que hace poco comenzó hablar de la guerra- escribió el libro Cicatrices del cuerpo, heridas del alma.

Darío Hernández en la actualidad, con sus condecoraciones y su historia a cuestas
Darío Hernández en la actualidad, con sus condecoraciones y su historia a cuestas

Siempre le gustó escribir y recuerda que una vez se presentó en un certamen de cuento corto, con una narración en la que Rosario Central y Newell’s se enfrentaban en una final de la Copa Libertadores. Pero no ganó.

Además tiene media docena de poemas sobre Malvinas. En el reciente concurso obtuvo el primer puesto en la categoría Veteranos de Guerra y se titula “Llora soldado”.

Llora, soldado llora,

Que no te avergüence llorar…

Llora por tus compañeros caídos

Y el sol que ya no los iluminará

Y por sus seres queridos

Que ya no los verán…

Llora por los que volvieron,

Y no se pudieron recuperar…

Llora por los que aún sueñan

Lo que no pueden olvidar,

Es su dolor, hecho verdad.

Llora por los que aún

Prisioneros están

De su propia realidad.

Llora, soldado, llora…

Que no te avergüence llorar…

Que tus lágrimas formen ríos

Y sus aguas lleguen al mar

Para acariciar y custodiar

Esas islas aún lejanas

Que cobijan y que guardan

A esos Héroes vigilantes

Que con su arma en las manos

Eternos están, para volver a luchar.

Ahora Hernández vive en Villa Carlos Paz y pide que por favor se nombre a su esposa, Marlí Bohling, quien lo acompaña y lo apoya, y a sus hijos Gastón Fabián y Gonzalo Cristian, y a su nieto Guillermo. Cuenta que cuando se siente inspirado, vuelca en el papel más poesías y cuentos.

Cuando las palabras brotan

Se enteró del concurso por César Scalerandi, su profesor del taller de comunicación institucional y comunitaria quien, conociendo sus condiciones para la escritura, reaccionó como todo buen maestro: la alentó a participar.

Alexia Moya tiene 17 años, vive en Llavallol, está cursando el último año de la secundaria y planea ingresar al conservatorio de música.

Alexia Moya tiene 17 años. Admitió que su generación poco conoce de Malvinas, pero su papá le habla sobre las islas
Alexia Moya tiene 17 años. Admitió que su generación poco conoce de Malvinas, pero su papá le habla sobre las islas

Aseguró que en una semana la poesía ya estaba escrita, que le salió de la nada. Contó que “las palabras estaban ahí y que solo había que soltarlas”. Dijo que para ella y sus amigos, Malvinas es un tema un tanto lejano, pero como su papá, un entusiasta de las islas, le habla seguido y está familiarizada con el tema. Confesó que para ella fue una caricia al alma cuando veteranos de guerra presentes en el acto de premiación elogiaron su trabajo y que, además, le dijeran que necesitaban a más jóvenes como ella. Alexia, que se define como vergonzosa, se sintió muy emocionada cuando esos veteranos le demostraron su agradecimiento por lo que había escrito.

Nada es casual. Alexia cursa sus estudios en el colegio “Héroes de Malvinas”, en Turdera, provincia de Buenos Aires. Su poesía, en la categoría Infanto-juvenil, salió primera por “Susurros de nuestros héroes”.

Eran jóvenes y fueron niños

Como nosotros

Pelearon y lucharon en el frente de batalla

Con sus compañeros que se volvieron amigos.

De adolescentes se convirtieron en adultos en un parpadeo

Y mientras el país dependía de ellos, ellos no podían depender de nadie.

Mentira tras mentira llegaban al país

Y ellos eran la raíz de la guerra

Con el cielo como manto y el mar

Cómo testigo,

Se levantaron firmes, sin miedo ni abrigo

Sus corazones latían al ritmo del deber, defendiendo la tierra que aprendieron

a querer.

Las olas guardan secretos, esos mismos

secretos que conservan lamentos

y ecos de aquellos que cayeron en batalla.

Pero en cada lugar resuenan sus nombres

Y de aquellos que ni su nombre se conoce,

Un canto de memoria que nunca

se olvidará.

Levantamos la voz en honor a su historia,

Conmemorando su valentía con memoria.

Héroes de Malvinas, viven en nuestra alma y corazón

y serán siempre recordados

Con gratitud y adoración.

Alexia con su profesor César Scalerandi, quien la alentó a escribir y a participar en el concurso (Daniel Duhau)
Alexia con su profesor César Scalerandi, quien la alentó a escribir y a participar en el concurso (Daniel Duhau)

El segundo puesto fue para Dora Doriche (Alderetes, Tucumán) por “Herida Abierta” y Jonatan Díaz Correa (Rosario, Santa Fe) por “Los recuerdos de mí abuelo” fue tercero. La mención especial se la llevó Ezequiel Aguirre (Lomas de Zamora, Bs.As.) por “Malvinas en el alma”.

Viejas cartas

La poesía que tuvo una mención especial fue escrita hace 42 años. Omar Brunner fue la guerra con el Regimiento 3, estuvo en la Compañía Cotagaita y estaban apostados en las afueras de Puerto Argentino, cerca de Sapper Hill. Relató que su sección, más de apoyo, no combatió cara a cara con el enemigo, aunque debieron soportar los bombardeos diarios.

Brunner se casó, tuvo tres hijos y ocupó hasta su jubilación, puestos directivos en la industria automotriz. Le costó relacionarse con los centros de veteranos, a los que vio demasiado politizados. Hace cerca de seis años comenzó a ubicar a sus compañeros de posición y localizó a 33.

Afirma que no habla tanto de la guerra pero sí de la posguerra, y que las situaciones límites que enfrenta el hombre en tales circunstancias, lo ayudaron en sus trabajos a separar lo realmente importante de la vida y a tomar las cosas en su justa medida.

Parte del poema que la mamá de Omar Brunner le mandó con una carta a su hijo, que estaba en Malvinas
Parte del poema que la mamá de Omar Brunner le mandó con una carta a su hijo, que estaba en Malvinas

Durante el conflicto recibió varias cartas. Hace un tiempo las rescató, les sacó copias y se dedicó a ubicar a los remitentes para devolvérselas. Para él, son un testimonio histórico.

Una de esas cartas la escribió su mamá Esther Soria, quien siempre se había expresado a través de la poesía y había ganado premios en recitados. Con el permiso de su madre, presentó al concurso una poesía que ella le había escrito mientras estaba en Malvinas. Dice así:

Parece que la vida

quiere brindarte todo,

ochomesino, chiquito,

dulce en tus modos,

callado y observador

entre tus primeros compañeritos

padres y maestros te iban formando

un humilde hombrecito.

Parece que la vida,

no quiere olvidar nada

y a tus diecisiete

llenó tu mirada

el corazón de quien hoy

profundamente amas.

Parece que la vida

quiere mostrarte todo

de las cosas más sencillas

el amor de todos

amigos te eligió los mejores

al igual que tus profesores

y te dio a la más madre

de todas las madres

Parece que la vida va dándote todo

Te dio la timidez

y el no dejar pisarte por nadie

¿Quién puede hacerlo?

Si a ti te harían daño

sería la injusticia más grande

entre todos los años

pero parece que la vida

quiere brindarte, no olvidar nada

y mostrarte todo.

Una emocionada Esther, de 82 años, subió juntos a su hijo a recibir el premio. José Bustamante (Temperley, Bs.As.) obtuvo el segundo puesto por “Los olvidados de Georgias” y Francisco Elizalde (Vicente López, Bs.As.) por “Memoria”, el tercero.

Brunner contó que estando en la trinchera con su compañero Adrián Villalba, éste le hizo una pregunta casi sabiendo la respuesta: “¿No salimos de ésta, no?” ante la respuesta pesimista de Brunner, Villalba agregó, resignado “que todo sea por un país mejor”. Brunner acotó que todo lo que se pueda hacer por los veteranos es un granito de arena “para cuando ya no estemos más”. Pero las palabras están, esas que no se borran más.

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