El río Karawari se desarrolla a través de la provincia de East Sepik en Papúa Nueva Guinea, un país que comparte su territorio en una isla junto a Indonesia, al norte de la extensa superficie de Australia. El río avanza sinuoso en medio del bosque lluvioso tropical de las tierras bajas, albergando una biodiversidad que incluye una inmensa variedad de flora y fauna. El ser humano también es uno de sus habitantes, adaptándose a lo que la naturaleza le da, en gran parte, y le exige, mucho más. Las aldeas se multiplican sobre las orillas del Karawari. Cada una ofrece rasgos de una cultura general pero también una increíble individualidad que las distingue. A tal punto que en toda la zona se estima que se hablan alrededor de 850 idiomas diferentes.
La embarcación con la cual navegamos por el río, avanza sin prisa y nos permite observar y ser observados desde ambas márgenes del caudaloso curso de agua. A medida que nos alejamos de nuestro punto de partida, cada vez que vislumbramos un caserío, nos miran con más curiosidad, hasta que finalmente apuntamos la proa hacia la orilla, deseosos de entrar en contacto con los nativos. Ponemos los pies sobre tierra firme, estamos en una aldea situada a cierta distancia del lodge en el que nos hospedamos, la Aldea Kundiman. A primera vista, las viviendas elevadas sobre pilotes construidos con troncos, nos rebelan que en la estación lluviosa, entre octubre y abril, el Karawari puede elevar significativamente su nivel.
¿Por qué paramos en la Aldea Kundiman? Desde el bote vemos que en una de las casas de mayor tamaño hay mucha gente reunida. Consultamos a nuestro guía, y nos dice que en este momento están celebrando una ceremonia de Iniciación. Por eso, insistimos con el plan de poder presenciarla. Nos detenemos, el guía pregunta y ante la respuesta afirmativa, desembarcamos.
Nos dejan ingresar a la vivienda y ahí comienza una experiencia inolvidable, El paso de niña a mujer se celebra en muchas culturas occidentales con una fiesta cuando la adolescente cumple quince años. En Kundiman también se festeja dicho momento, pero de una manera diferente. La homenajeada comienza su día sin tomar el desayuno y ya en la casa de celebración se va a parar en el medio de un gran espacio junto a su tía, una hermana de su padre, de espaldas a ella. Lo que sigue es lo más llamativo; con un objeto cortante, en este caso una gilette, se le hacen una serie de cortes sobre la espalda en forma de diseños, que ella previamente elige, como por ejemplo la figura de la luna. Primero a la iniciante y luego a su tía.
La chica protagonista no es muy alta, tiene la tez apenas morena, como el resto de las personas que la rodea, y el pelo muy corto y apenas ensortijado. Sobre su piel se va delineando la luna, pero además, un amplio dibujo en su espalda apenas sangrante que representa al símbolo del clan al que pertenece, llamado alamei, que significa rana. La ausencia de desayuno se relaciona con que los cortes son dolorosos, así que recién una vez que están hechos, se puede proceder a comer. La chica, sentada en el medio de la cabaña con el torso desnudo, al igual que muchas otras mujeres en la cabaña, comienza a alimentarse. Pero la ceremonia no termina ahí; todos aquellos que aprecian a la iniciada, primos, hermanos e incluso amigos, también se hacen cortes en sus espaldas. Uno de ellos, soporta inmutable como le hacen marcas con el instrumento filoso desde la cintura hasta los hombros, de acuerdo a lo que un diseño de un cocodrilo lo requiere, después de pasarle una especie de aceite que hace que la piel permanezca más firme y tonificada, lo que facilita las incisiones. En la iniciante la figura de la luna tiene su razón de ser. Según la tradición, la luna penetra a las mujeres vírgenes primero y recién después los humanos pueden tener sexo.
Participamos en la celebración en Kundiman junto a Delma, la protagonista de la iniciación y a integrantes de los diversos clanes que componen la aldea, congregados en una casa familiar para festejar el evento. El desayuno tardío es compartido a todos los concurrentes, nosotros incluidos; una especie de pasta semi sólida proveniente de la palmera sago, además de un pescado llamado pacú y otros alimentos, que nos introducen en la dieta de los lugareños.
Descubrimos costumbres, compartimos tradiciones, nos sumergimos en la singular cultura de Kundiman, a orillas del Karawari, en la lejana Papúa Nueva Guinea.