El nene hipoacúsico de 8 años que sueña con jugar a la pelota y necesita un implante valuado en U$D 17 mil

Lucas Cavarretta nació sin audición en un oído y mínima en el otro. Sin embargo, un implante oseo bilateral podría hacer que escuche y reemplazar el audífono que tiene hoy y le impide hacer deportes. Cómo ayudarlo

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Lucas practica ejercicios de estimulación con ayuda de su mamá

Jugar al futbol y poder nadar son dos de los grandes deseos de Lucas Cavarretta, el niño de 8 años que nació con hipoacusia bilateral severa debido a una disgenesia, una condición que impidió el desarrollo de sus pabellones auriculares y que hizo que sus orejas estén cerradas. La pérdida auditiva que tiene es significativa en ambos oídos. En el izquierdo, carece de audición y en el derecho posee una capacidad mínima para percibir sonidos.

Así lo explica su mamá, Paola Mareco mientras, algo nerviosa, dialoga con Infobae, y se anima a pedir ayuda amparada en el sueño de su hijo menor. “¡Su gran sueño es poder jugar al fútbol! Es fanático de Messi, hincha de Boca y, como todo niño, lo que más desea es también poder jugar a la pelota, pero tengo que decirle que no...”, cuenta al borde de las lágrimas la mujer que vive con sus hijos en Vicente López.

Pese a eso, hay una única solución: una cirugía de implantación ósea auditiva, la cual mejoraría su calidad de vida y le aseguraría entre el 80 y 90 % de audición.

Poder escuchar un grito de gol

Lucas se ilusiona al pensar en que podría llegar el día en que pueda quitarse la vincha y no tener que usarla más. Le gusta mucho el agua, y cada vez que se mete a una pileta, le pide a su mamá que le retire el audífono para no mojarlo. Disfruta ese tiempo aunque no escuchar lo haga encontrarse con un torrente de sentimientos: ¿Y si lo invitan a jugar y no se entera? ¿Si lo quieren alertar de alguna situación y no se da vuelta?... También se imagina junto a sus amigos corriendo detrás de una pelota, gambeteando a un rival y metiendo un gol. Por ahora, todo eso queda en su mente.

Consternada, Paola cuenta que el parto de Lucas fue de urgencia. “Nació a las 36 semanas porque mi cuerpo no le estaba pasando oxígeno ni alimento. Entonces me indujeron el parto porque él estaba ya en las últimas, digamos. Cuando nace, por parto normal, se dan cuenta de que tenía las orejitas mal desarrolladas: las tiene cerrada directamente. No tiene el ‘agujerito’ que tenemos nosotros y por esa malformación, que se llama agenesia auditiva, él no escucha”, cuenta.

Cuando fue dada de alta, Paola llevó a su hijo al Hospital Garrahan para que lo viera una otorrinolaringóloga, que lo evaluara porque ya era muy probable que con una malformación de este tipo tuviera hipoacusia.

La descripción médica del implante que necesita Lucas: cada uno vale cerca de 17 mil dólares
La descripción médica del implante que necesita Lucas: cada uno vale cerca de 17 mil dólares

“A los tres meses le empezaron a hacer todos los estudios y le diagnosticaron hipoacusia bilateral profunda. En ese momento no tenía nada de audición. Después, al desarrollarse un poquito más, pudo tener un poquito. Ahí fue cuando los médicos nos recomendaron un audífono”, detalla.

Al año de vida, Lucas comenzó a usar audífono, un procesador de sonido llamado Baha 5 que funciona mediante vibraciones. “Este dispositivo le permite escuchar parcialmente a través del oído derecho, que es el único que conserva algo de audición”, cuenta la madre. Sin embargo, este procesador es una solución temporal ya que no puede oír cuando se lo quita.

Al poco tiempo, el niño comenzó a asistir a un colegio para hipoacúsicos que le cubría la obra social del padre. También acudía a terapias como fonoaudiología para aprender a hablar y a escuchar.

“En ese colegio todos los chicos tienen implantes o son sordos. Le iba bien allí, pero dejó de ir cuando su progenitor dejó de pagarlo. En realidad, lo cubría la Obra Social, que todos los meses le depositaba el dinero, pero él decidió dejar de pagarlo y quedarse con la plata. Entonces, el colegio lo dio de baja porque yo no lo podía costear. Al poco tiempo, cuando le suben la cuota alimentaria, que logré por medio de abogados, él, enojado porque le subieron lo que debía pagar, renunció al trabajo y dejó a su hijo sin obra social. Pero yo lo seguí haciendo atender en los hospitales públicos”, resume la cruda historia que debió vivir y admite que antes de la separación debió denunciarlo por violencia.

Lucas a los pocos días de tener su audífono
Lucas a los pocos días de tener su audífono

En medio de su propio dolor, Paola se focalizó en las necesidades de sus cuatro hijos: “Yo soy cocinera y con ese trabajo me gano la vida y mantengo a mis hijos, de 19, 18 y 14 años, los más grandes; y Lucas de 8 años. Ahora, sólo necesito ayuda para que mi hijo pueda escuchar y cumplir sus deseos de jugar al fútbol. Sé que deberá tener siempre cuidados. Ya lo llevé a un club y nos dijeron que con el audífono no puede jugar, pero además, a él le molesta el sonido del silbato porque su aparato funciona por vibraciones”, cuenta angustiada la mujer que hace todo por brindarle a Lucas las oportunidades que necesita para desarrollarse plenamente, a pesar de las limitaciones económicas que tiene.

La esperanza

Hace poco tiempo, Paola supo que existe una posibilidad que cambiaría la calidad de vida de su hijo: una cirugía de implante óseo. Este procedimiento permitiría a Lucas tener una audición del 80-90% y mejorar notablemente su calidad de vida. Para que esto suceda, su mamá hace un gran esfuerzo pero no alcanza.

“Ahora, Lucas escucha de un lado con el audífono y sin ese audífono tiene muy poquita audición. Si se le habla fuerte por ahí escucha, los ruidos muy fuertes puede llegar a escuchar”, describe la mujer.

Es por esto que, ahora Lucas tiene una nueva oportunidad que representa una intervención definitiva para él: implantes óseos que podrían sustituir el procesador de sonido temporal y ofrecerle una solución más estable y duradera para su audición, pero costearlo es imposible para la madre soltera que cría sola a sus cuatro hijos.

Lucas y Paola
Lucas y Paola

“Con esta intervención (Implante Activo de Transducción Ósea de uso interno Permanente) se lograría un cambio radical porque lo que tiene él ahora es algo provisorio. Sin embargo, la cirugía que propone su médico es implantarle un aparato en el hueso, y eso le permitiría tener una audición cercana al 90%. Y se deben poner en el hueso porque los implantes cocleares, que se usan mucho son colocados en los pabellones auriculares, que él no tiene”, detalla.

El aparato que necesita Lucas se llama Procesador de Audio Samba-2, y es el primer implante auditivo activo para estimulación por conducción ósea que mantiene la piel intacta. Entre sus características, destacan que posee transmisión mecánica directa por conducción ósea, estimula directamente el hueso, es un transductor vibratorio que es colocado de forma segura bajo la piel, pero el riesgo de infección cutánea es muy bajo y no requiere cuidado posterior de la piel.

Además, tiene diseño ergonómico y está optimizado para diferentes tipos de anatomía, lo que significa que no sería muy exagerado para el niño y tiene protección para el agua.

Para estar en el agua, Lucas debe quitarse el audífono y entonces pierde la audición
Para estar en el agua, Lucas debe quitarse el audífono y entonces pierde la audición

Pese a esta discapacidad, la vida del niño, en lo posible, es igual a la de otro chico de su edad: Lucas asiste a una escuela pública y aunque debe esforzarse más que sus compañeros para comunicarse debido a su limitación auditiva, busca que su falta de audición no sea un impedimento.

“Estoy haciendo una campaña por las redes sociales que se llama Ayudemos a Lucas a escuchar y busco recaudar fondos para poder conseguir los implantes que vienen de Austria, me piden pago por adelantado y me respetan el presupuesto sólo por 45 días. Lo enviaron el 30 de octubre”, dice.

Lo que destaca es que “este aparato es definitivo”. “No deberá ser reemplazado como el que tiene ahora que aunque le brinda audición en un oído, ya debe ser reemplazado porque es pequeño en tamaño para él y además debe llevarlo con una vincha, que desde hace un tiempo le resulta chica, y le apena usarla. Tengo esperanzas de que podamos, entre todos, ayudarlo”, finaliza.

*Quienes deseen ayudar a Lucas, su mamá comparte el alias: grumo.laguna.pera o CBU 0140139003510151814100, a nombre de Paola de Jesús Mareco, del Banco Provincia.

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