La periodista Cristina Pérez y la diputada nacional Sabrina Ajmechet fueron reconocidas con el galardón JAI por su destacada labor en la defensa de los Derechos Humanos y su compromiso en la lucha contra el antisemitismo. Este reconocimiento se entregó durante una ceremonia en la sinagoga de la comunidad Benei Tikva, ubicada en el barrio de Belgrano en la ciudad de Buenos Aires, en el marco de la conmemoración de la Kristallnacht, también conocida como la “noche de los Cristales Rotos”. Esta masacre histórica, ocurrida el 9 de noviembre de 1938, es una fecha emblemática en la historia de la Shoá.
La ceremonia de este año se desarrolló en un contexto internacional marcado por recientes ataques contra la población civil en Israel y un incremento de actos antisemitas a nivel global. Bajo el lema “Voces que se alzan reclamando justicia y libertad contra el terror y la impunidad”, el acto buscó reforzar la importancia de la memoria y la enseñanza histórica, según se informó en el evento acontecido durante la noche del sábado.
La Kristallnacht representa un momento crucial en la historia del Holocausto: fue el día en que se desató una ola de violencia contra los judíos en la Alemania nazi, una premonición de lo que ocurría al año siguiente, un anticipo cabal del horror que se vendría. Este año, la conmemoración adquirió un significado especial debido a los recientes ataques del grupo terrorista Hamas en territorio israelí en octubre de 2023, lo que ha generado una preocupación renovada por la seguridad y los derechos de las comunidades judías en todo el mundo.
El reconocimiento JAI, que significa “Vida” en hebreo, se otorga a individuos que han demostrado un compromiso excepcional con la promoción de los Derechos Humanos y la lucha contra el antisemitismo. Pérez y Ajmechet fueron destacadas por su interés en los acontecimientos recientes y su defensa constante de estos valores fundamentales. Los condecorados en la edición pasada habían sido Daniel Hadad, fundador y CEO de Infobae, y Adriana Lerman, farmacéutica y docente de hebreo, quien con mucho empeño y trabajando sobre un extenso archivo logró reconstruir una historia que marcó a su familia: la de su abuelo, Shlomo Lerman.
La ceremonia del último sábado no solo sirvió para recordar los horrores del pasado, sino también para subrayar la necesidad de mantener viva la memoria histórica y continuar educando a las nuevas generaciones sobre los peligros del odio y la intolerancia. Judith Nowominski, rabina de la Comunidad Benei Tikva, abrió la noche con palabras de reflexión sobre la importancia de recordar, aprender y enseñar en un momento crítico. En su discurso, rindió tributo y pidió memoria “por los asesinados salvajemente, por las mujeres violadas, por los aún 101 secuestrados que no han sido liberados”.
“Me siento honrada pero no creo que hacer lo correcto merezca un honor, creo que simplemente es hacer lo correcto. Le agradezco a la comunidad por este honor. Yo no soy judía pero soy un ser humano, y de eso se trata el problema que nos convoca. No es un problema que tenga que ver con el pueblo judío, es un problema que tiene que ver con la antihumanidad, algo que radica en lo más profundo de los seres humanos”, dijo Cristina Pérez en su presentación.
“El silencio es un crimen. La voz es lo que se le opone. Primero tiene que ser un estandarte y es lo que nos hace ser. El pueblo judío es el pueblo del libro pero los seres humanos nos distinguimos del resto de las especies por nuestra voz. Somos humanos porque podemos elevar la voz, porque nos podemos comunicar entre nosotros, porque podemos elegir. Es extraño, pero vivimos en un tiempo en el que debemos volver a explicar que ser judío es ser humano. En algún momento hubo que explicar que ser mujer es ser humano, que ser negro es ser humano. Tal vez sea nuestra misión”, remarcó antes de subrayar: “Hoy, que tenemos este reflujo oscuro de la historia, tenemos que ponernos de pie, tenemos que levantar la voz y rendirle honor a los que descubrieron en los campos de concentración, en la diáspora, en la valentía y en el coraje, que aun en los tiempos más oscuros podemos llevar la antorcha de luz en nuestra vida y que tenemos el deber de honrar su determinación por vivir. Ponernos de pie frente al terror y decirle que no con la voz en alto es honrar su determinación por vivir”.
Por su parte, Ajmechet valoró: “Estamos con una sensibilidad a flor de piel desde el 7 de octubre, pero es momento de recordar todo lo que se vino haciendo a lo largo de los años. Porque justamente hoy suena poco. Todo lo que se hizo hay que celebrarlo, reconocerlo y entender que vamos a tener que hacer siempre más”. En su discurso, relató la historia de su vida y su rebote en la coyuntura: “Mi historia es la de mis bisabuelos, tatarabuelos, que llegaron a la Argentina huyendo de los pogroms de Ucrania. Mi historia es la de mis abuelos maternos, mi abuela que estuvo en Auschwitz, mi abuelo que estuvo en un campo de trabajo. Mi historia es la de mis padres y que nos educaron de una forma absolutamente laica, integrada dentro de la comunidad argentina y festejando en casa cada Pésaj, cada Rosh Hashaná”.
“Los judíos estamos en uno de los mejores lugares donde podríamos estar hoy en el mundo -expresó-. Argentina es tan extraordinario: tenemos una comunidad muy numerosa, muy integrada, que no necesita aislarse y vivir en determinados barrios encerrados. Formamos parte de la capilaridad en todas las dimensiones de la vida nacional. Somos al mismo tiempo este complejo país donde, en comparación con lo que está pasando en otros lugares del mundo, los niveles de antisemitismo son relativamente bajos, no son comparables con lo que está pasando en Europa o en los campus universitario de Estados Unidos”.
Luego, la presidenta de la Comunidad Benei Tikva, Judith Patrich, también dirigió un mensaje a los asistentes: “Los invito en esta noche de recordación a renovar nuestro compromiso con la justicia y la verdad”. El evento concluyó con una interpretación de Shir Hapartisanim, el Himno de los Partisanos, en honor a las víctimas de la Shoá y un mensaje de esperanza para un futuro libre de odio y violencia. Entre los asistentes se encontraban miembros de la comunidad judía y representantes de diversas instituciones, como Markus Sasse, consejero de cultura de la Embajada de Alemania, Doron Peer, agregado de Diplomacia Pública en la Embajada de Israel en Argentina, Marcos Cohen, vicepresidente primero de la DAIA, Sergio Widder, representante del Joint para América Latina, Irene Sohn, presidenta de Asociación Filantrópica Israelita, Mónica Rohman, representante de la Comisión Directiva de Vida Linda, Karina Paley, asesora de las Escuelas de la Red Escolar Judía y miembro del Vaad HaJinuj.