Ammonites, fósiles marinos de la era Mesozoica, fueron destruidos durante las obras de remodelación de la sucursal del Banco Nación en la localidad rionegrina de Allen.
Estos fósiles, que datan de más de 400 millones de años, estaban incrustados en las piedras lajas de la fachada del banco y fueron descubiertos por un viejo cronista del lugar que ante su asombro consultó a paleontólogo para confirmar su naturaleza.
En su momento, el descubrimiento llamó la atención de medios locales y nacionales pero a pesar de sus esfuerzos por proteger esos muros, no se logró una declaración oficial para su preservación.
Es por ello, y ante la necesidad de hacer refacciones en la sucursal bancaria, que comenzó un proceso de ampliación hace algunos años debido a la alta demanda de servicios y el limitado espacio disponible.
Según informó el portal LM Neuquén, las obras, que habían quedado paralizadas, se retomaron recientemente, y los muros con las lajas fósiles fueron removidos por obreros utilizando herramientas neumáticas. Los fósiles, conocidos como ammonites, fueron desechados como escombros, perdiéndose así un valioso testimonio de la historia geológica de la región dentro de un volquete.
Los ammonites son considerados un ícono de la era Mesozoica, comprendida entre hace 400 y 66 millones de años. Sus conchas espirales ofrecen información crucial sobre la paleoecología y la evolución de los cefalópodos, además de ayudar a entender la dinámica de los ecosistemas marinos del pasado. Estos fósiles han sido objeto de estudio por paleontólogos y coleccionistas debido a su singularidad y valor científico.
El portal especializado Todo Fósiles destaca que los ammonites proporcionan evidencias sobre la evolución de los cefalópodos y sus formas morfológicas, siendo esenciales para comprender la cadena alimenticia de los ecosistemas marinos antiguos.
Días atrás, y al cabo de dos intensas jornadas de trabajo, profesionales de Paleontología realizaron el rescate parcial de un reptil marino —de la era de los dinosaurios y llamados popularmente como pterodáctilos— y el monitoreo de restos de un cocodrilo en la localidad de Aguada de Tuco, en la zona norte de la provincia de Neuquén.
Según comunicaron las autoridades locales, el hallazgo se concretó en el marco de las acciones que se llevan adelante desde el Ministerio de Desarrollo Humano, Gobiernos Locales y Mujeres para la preservación del patrimonio natural y cultural neuquino.
Bajo la coordinación de los paleontólogos Mateo Gutiérrez, de la dirección de Patrimonio Cultural de la Subsecretaría de Cultura provincial, y Micaela Chaumeil Rodríguez, del Instituto de Investigación en Paleobiología y Geología (IIPG, CONICET-UNRN), en la primera jornada se realizó el rescate parcial de un reptil marino del grupo de los ictiosaurios en la formación Los Molles, cerca del arroyo Chacay Melehue. Estos organismos estaban completamente adaptados a la vida en mar abierto y presentaban un aspecto similar al de los peces o delfines actuales.
Las marcas se encontraron preservadas en rocas de la formación Candeleros del Cretácico Superior de la Cuenca Neuquina, que datan de aproximadamente 100 millones de años.
El descubrimiento fue publicado en la revista académica Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology.
Las huellas incluyen al menos 21 impresiones aisladas de manos y cuatro de pies. Las de las manos imprimen la marca de tres dedos y muestran una marcada asimetría, mientras que las huellas del pie revelan impresiones de tres dedos y una forma casi rectangular a casi triangular. Luego de compararlas con otras huellas de pterosaurios, encontradas en diferentes partes del mundo, se pudo reconocer que las estudiadas tendrían una morfología que, en principio, sería única en su tipo. Además, se encuentran asociadas a estrechos surcos interpretados como marcas dejadas por las garras de las manos y los pies de los pterosaurios, un detalle poco común en el registro fósil.
Ante este hallazgo, se tomaron muestras de roca para realizar análisis micropaleontológicos que ayudarán a determinar la antigüedad de los restos.
Este estudio representa uno de los pocos registros de huellas de pterosaurios en Sudamérica e incluso del hemisferio sur. En lo que fue el supercontinente de Gondwana, que incluía los actuales territorios de América del Sur, África, Antártida, Australia e India, solo se conocen huellas de pterosaurios en Marruecos y Argentina. Si bien, una posibilidad es que el escaso registro de huellas sea preservacional, es decir, que no se hayan dado las condiciones adecuadas para que se preserven, se cree que lo más probable es que sea una falta de búsqueda para su estudio.