Mauricio Mizrahi fue juez durante casi 30 años y desde que dejó su cargo en la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil de Capital se dedica, en base a esa larga experiencia, a analizar y difundir el tema de la alienación parental y la consecuente obstrucción del vínculo entre el menor y su padre o madre. El divorcio de los padres lleva a veces a una separación de los hijos de uno de los progenitores, con frecuencia velozmente decretada por la justicia y luego muy lentamente reparada, por motivos que van de la desidia a la falta de medios -el número de divorcios ha aumentado muchísimo y los instrumentos no han ido a la par- pero también por motivos ideológicos. En palabras de Mizrahi, muchos jueces temen “ser víctimas de denuncias por discriminación de género”.
A la publicación, en 2022, de un libro sobre el tema (Alienación parental: niños huérfanos de padres vivos), Mizrahi suma ahora la realización de este Congreso Internacional e Interdisciplinario sobre alienación parental y violencia familiar, un acontecimiento inédito que habilita el debate sobre una problemática que se da en el marco de la judicialización de los de los conflictos por la tenencia de los hijos, y que afecta gravemente a los derechos de los niños.
El Congreso, convocado por el Centro de Estudios en Alienación Parental (CEAP), tendrá lugar los días 14 y 15 de noviembre en el Aula Magna de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. La asistencia, presencial o virtual, es libre y gratuita, abierta a todo público, pero con previa inscripción en la página del CEAP.
Las separaciones de alta conflictividad, las falsas denuncias de violencia familiar, los casos agudos de alienación parental y las consecuencias de esta disfunción familiar en las psiquis de los niños afectados son algunos de los temas que abordarán los expertos invitados.
También se analizarán las repercusiones psicosociales y judiciales de los impedimentos de contacto entre padres e hijos, así como el análisis de las leyes de violencia familiar y su impacto en los vínculos parento filiales, la ideología de género como motor de la alienación parental, la negada evidencia de la alienación parental, cómo litigar en la praxis judicial los casos de alienación parental, el derecho del niño a la coparentalidad, entre otros.
Las disertaciones del Congreso se difundirán en cuatro lenguas, el español, inglés, francés y portugués. Habrá abogados, jueces, psicólogos y psiquiatras. Además de los profesionales locales, intervendrán expositores de Estados Unidos, Brasil, Chile, Francia, Uruguay y Costa Rica.
Mauricio Mizrahi, organizador y presidente del Congreso, explicó a Infobae qué es la alienación parental, por qué existe tanta resistencia a reconocer este concepto y su realidad y qué propuestas se debatirán en este encuentro.
— ¿Qué definición de alienación parental puede darnos para que lo entienda el público en general?
— Se presenta la alienación parental cuando un hijo rechaza sin razones justificadas a su madre o padre como consecuencia de las acciones de descalificación, abiertas o encubiertas, promovidas por el otro u otra, de mala o buena fe, acciones destinadas precisamente a lograr ese rechazo. Es una suerte de emprendimiento o cruzada, consciente o inconsciente, que lleva a cabo la madre o el padre alienante, manipulador o favorecido, con la finalidad de eliminar la presencia afectiva, psicológica y física del otro progenitor, padre o madre, en la vida del niño; para lo cual se utilizan diversas estrategias. Si acontece la alienación parental el hijo se encontrará totalmente manipulado por uno de sus padres; quedará seducido, captado y colonizado afectivamente y así, transformada su conciencia, se convertirá en un portavoz del padre o madre excluyente o alienante. Sobradas pruebas nos ha proporcionado la clínica en el sentido de que esto es lo que suele producirse en estos casos.
— ¿Qué efectos tiene o cómo se manifiesta esta alienación parental en el niño?
— Con la alienación parental el hijo es objeto de una instrumentación perversa y aparecerá incluido en la controversia de sus padres, haciendo suyo el conflicto existente entre ellos; y por eso el niño queda convertido en lo que se denomina “pequeño adulto”. Ha de acontecer una unión simbiótica, y tendrá lugar un vaciamiento del linaje del niño, hasta es probable que no quiera usar más su apellido, por ejemplo. Este vaciamiento vendrá a detener su desarrollo y anular su autonomía, por lo que ya no será un sujeto de derecho. Se borrará la diferencia entre padre o madre alienante y su hijo. Este repetirá su discurso, palabra por palabra, con la misma entonación y modulación de voz que el padre o madre inculcador. Se genera en el hijo una distorsión cognitiva; por lo que quedará hechizado y paralizado psicológicamente. Por tal motivo, en estos supuestos es posible observar que mediará un claro abuso del padre o madre alienante en el ejercicio de la función parental, dado que el niño estará instalado en una dependencia estructural exagerada y patológica con ese progenitor, quedando a su merced. Sin el menor asomo de duda, con la referida disfunción familiar el niño sufrirá un daño en su estructura yoica y en su identidad, paralizando su desarrollo.
— ¿Cómo llega usted a estas conclusiones?
— Lo que acabo de decir no es una mera formulación o especulación teórica. Muy por el contrario, estas situaciones las he vivenciado personalmente cuando me desempeñé como Juez de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil; y nunca dejé de sorprenderme al comprobar estos procesos en las familias concretas judicializadas en las que me tocó intervenir.
— ¿Por qué hay tanta resistencia a debatir estos temas?
— La llamada ideología de género, o ideología woke, ha invadido gran parte de los espacios públicos; entre ellos el Poder Judicial. Se impone el fanatismo, el discurso del odio y la visión única; y entonces lo que rige es la política de la cancelación. Esta ideología afirma irracionalmente que los que invocamos la alienación parental pretendemos atacar a las mujeres y quitarles a sus hijos. Es un discurso absurdo e irreal que perjudica mucho a las mujeres cuando el sujeto alienante o manipulador es un hombre. Debido a la referida ideología extremista y autoritaria, se pretende eliminar a quien se atreve a pensar diferente; y aquí es donde muchos de los jueces (aunque no todos) se someten a ese discurso por temor a ser víctimas de denuncias por discriminación de género. Se comprobará, incluso, que ese temor genera una autocensura. Así sucede, verbigracia, con la principal editorial jurídica existente en la Argentina. No admite que se publique nada referido a la alienación parental.
— ¿Por qué alienación parental y violencia familiar? ¿Cuál es el vínculo?
— Los casos típicos en los que puede verificarse la vigencia en los tribunales de la ideología de género son las denuncias de violencia familiar. Hoy basta hacer una denuncia para que el denunciado se convierta automáticamente en culpable. Y entonces, solo con esas denuncias, sin pruebas de ningún tipo, se cortan los vínculos entre padres e hijos. La vigencia de la ideología de género, y su aceptación por los tribunales, diría más bien forzadamente, implica en muchos casos un violación grosera de la Convención sobre los Derechos del Niño.
— Hay una suerte de campaña de negación de la alienación parental o de deformación de lo que significa...
— Sí, todo esto ha generado también la viralización de información falsa que se expande por doquier. Se produce una falsificación, alteración de citas y mutilación de las fuentes originales; de manera que se hace decir a los autores lo que nunca dijeron. Esta tergiversación de lo que es en la realidad la alienación parental, adquiere ya proporciones de crisis; de modo que se vive una suerte de epidemia de información falsa, por su gran magnitud.
— Pero la justicia ha empezado a reconocer el concepto de alienación parental, ¿no es así?
— Sí, aunque muy lentamente, pero se podría decir que se vislumbran algunos cambios. Ya la celebración de nuestro Congreso, nada menos que en la Facultad de Derecho de la UBA, exhibe esta tendencia. Lo digo más claramente, un año atrás hubiera sido imposible celebrar un Congreso internacional como el que haremos el 14 y 15 de noviembre. Se hubiera impedido lisa y llanamente su realización. Entonces, existe ahora un mayor espacio para difundir la realidad de la alienación parental. El puntapié inicial, tal vez, lo ha dado en los tribunales un leading case que ha admitido hace un par de años, con todas las letras, la existencia de la alienación parental. En un fallo de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, Sala J, el que claramente sostuvo que en ese juicio el hijo estaba “atado a su madre por la manipulación,”; “que lo que el niño verbalizaba no era auténtico”; por lo que, decía la sentencia, “se trata de un caso que puede calificarse de alienación parental”.
— ¿Qué espera que deje este congreso?
— Tendrá un rol importantísimo en el esclarecimiento de la problemática de la alienación parental. Creo que los aportes de los 25 oradores, entre locales y extranjeros, tendrán una gran importancia para el estudio con mayor profundidad de este fenómeno familiar. Por otro lado, junto a un grupo de colaboradores, estamos trabajando intensamente para que el Poder Ejecutivo Nacional dicte una nueva reglamentación de la ley de violencia familiar. La idea es dar un mayor sustento a los jueces para que no corten sin mayores miramientos los vínculos parento filiales; y que como mínimo exijan la verosimilitud del derecho y acudan a otros caminos intermedios antes de romper con las relaciones entre padres e hijos. Hay que poner fin a que el mero relato de la denunciante valga como prueba. Igualmente, se incorpora como propuesta que las acciones de cualquier progenitor obstaculizando las relaciones del hijo con el otro padre, se consideren como actos de violencia familiar. Al mismo tiempo, se persigue que tenga lugar un cambio radical en la histórica debilidad de los jueces en tolerar mansamente las falsas denuncias. Se propone el dictado de una ley específica sobre el punto, que sancione severamente a los falsos denunciantes.
— También se postula que el testimonio de los niños debe tomarse como prueba sin más.
— Hay que reconocer de una vez por todas de qué manera se produce en los niños el implante de memoria falsa, terminando con esa creencia indiscriminada en todo lo que verbalizan los niños. Ello es así porque está científicamente demostrado que los niños confunden con facilidad lo vivido, escuchado e imaginado. Al respecto, quienes niegan la alienación parental dicen que “los niños nunca mienten”. Desde una perspectiva, se podría admitir esta conclusión, lo que no significa decir que todo lo que relata un niño responda a la realidad. Lo que acontece es que un niño, víctima de un implante de memoria, cree que sucedió lo que en verdad no sucedió; ya que no sabe que ha sido inducido. Así las cosas, bien resulta posible que el hecho falso que relata el niño tenga para él carácter de certeza.
— ¿Qué otras actividades desarrolla al CEAP?
— El objetivo principal del CEAP es defender los derechos de los niños, la humanidad en ascenso. Toda nuestra labor para que se reconozca y se trate adecuadamente la alienación parental no implica avalar otros maltratos que los niños sufran, tales como los abusos sexuales, físicos, psíquicos y emocionales. En nuestro Centro queremos que se ponga fin al flagelo de las falsas denuncias. Neutralizar y combatir el flagelo de las falsas denuncias lo estimamos como un modo de proteger a los hijos víctimas de los abusos reales, e impedir así que unas y otras denuncias se confundan, generando un manto de impunidad para adultos que realmente son abusadores y maltratadores. En definitiva, queremos proteger a los niños de una orfandad inducida; vale decir, que no queden huérfanos de una madre o padre vivos.