Llega el día soñado para las cien chicas y chicos de las distintas escuelitas y clubes deportivos que participan del torneo Uniendo Valores, que tendrá un final para muchos inesperado. Los finalistas se encuentran con dos copas sobre la mesa de los trofeos: una grande y brillante, que despierta la ilusión de todos, y otra más pequeña. La sorpresa llega cuando el campeón del certamen, quizás, se queda con la copa menor; mientras que el equipo que no ganó ni un solo partido se lleva la otra.
A primera vista, la situación les puede parecer injusta. Sin embargo, comprenden que la verdadera recompensa se encuentra en el espíritu deportivo, la solidaridad y el juego limpio. Estos valores, cultivados durante el torneo, trascienden los límites de la cancha y se convierten en semillas para el futuro. Los integrantes del equipo que haya acumulado la mayor cantidad de tarjetas verdes durante el certamen serán los que reciban la Copa de Valores, un reconocimiento a sus buenas acciones.
“Estamos acostumbrados al castigo dentro de la cancha. La tarjeta amarilla y roja son un castigo, no premian nada. Entonces, ¿por qué no hacer lo contario y poner en valor lo positivo? Decidimos utilizar la tarjeta verde en todas nuestras escuelitas de futbol y en todos los torneos, y premiarlos con la Copa de Valores”, resume Clara D´Onofrio, presidenta de la Fundación River, el objetivo que tiene esa tercera tarjeta en los bolsillos de los árbitros y el significado del trofeo que desde que lo implementar, todos se esmeran por ganar.
Desde su creación, ésta Fundación trabaja para promover la inclusión social mediante programas educativos, culturales, deportivos y sociales en los diferentes barrios vulnerables del país, a donde llegan gracias a las filiales del club o de referentes locales que los convocan. El objetivo, a través de sus escuelitas de fútbol, recreativas y mixtas, es fomentar valores y promover vínculos sanos y saludables. Así, el deporte se convierte en la herramienta fundamental para unir a los chicos, las chicas y las familias, y contribuir a una mayor integración social, demostrando también que el verdadero espíritu del Club Atlético River Plate va más allá de la vida del plantel de la Primera División sino que se ancla en las necesidades de las personas, sean o no sus hinchas.
Con esa perspectiva, en tiempos en los que la desigualdad es palpable, esta Fundación —confía D´Onofrio— se erige como un símbolo de esfuerzo y compromiso, recordando que los logros alcanzados con dedicación son los que realmente otorgan orgullo y satisfacción. La visión de un país integrado, donde todos tienen un lugar, es más que una aspiración: es una promesa que esta entidad renueva día a día.
Lo hacen por medio de los distintos programas que desarrollan. Uno de ellos es Valores a la Cancha, que tiene a la pelota como llave para abrir las puertas de un futuro con más y mejores oportunidades para los niños y niñas de los barrios vulnerables a los que llegan.
Más allá del Monumental
“Hacemos un montón de cosas y un trabajo que, quizás, ni los propios socios o hinchas de River conocen, pero cuando empiezan a conocerse es un motivo más por el cual sentir orgullo”, asegura Clara D´Onofrio en diálogo con Infobae.
Si bien los primeros pasos en la historia de la Fundación fueron dados durante la presidencia de Daniel Pasarella, no fue hasta la llegada a la presidencia del club de Rodolfo D´Onofrio que comenzó a delinearse el perfil que hoy tiene y con los objetivos que persigue.
“La Fundación inició en junio 2013 y surgió de un grupo de socios que se presentaron a la Comisión Directiva de Pasarela. Al año, llegan al club D´Onofrio y (Jorge) Brito, se enteran de su existencia y piden ponerla en valor, pese a las condiciones económicas financieras en las que el club estaba en ese momento. Como era independiente y autónoma, y no dependía de fondos de River, que siempre tuvo una cultura social, pero en ese momento la prioridad era salvarlo de la situación en la que estaba. Entonces, para junio de 2014, un grupo de socios del que yo formaba parte, empezó a trabajar pese a ninguno veníamos de la rama social, por lo que contratamos a la primera directora ejecutiva para que ordenara todo, porque pese a que la fundación estaba inscripta y tenía un estatuto, aún no estaban definidos los programas ni los valores que iba a promover. Definimos cuál sería la misión y con quién íbamos a trabajar: niñas y niños en contexto de vulnerabilidad”, resume Clara el camino a seguir y los primeros tiempos de la entidad.
En ese lineamiento, decidieron también abrazar a los futbolistas de Casa River, los cien habitantes de la pensión que por razones económicas y de distancia viven dentro de las instalaciones del estadio y alejados de sus familias. “Ellos sí están en una situación de vulnerabilidad. Por más que el club cubra todas sus necesidades, había un costado que no estaba siendo cubierto y que nosotros lo identificamos”, asegura sobre lo que se convirtió en “Nuevos Horizontes”, el programa que promueve un espacio recreativo y de contención para ellos, que buscan formarse como deportistas de alto rendimiento.
Para esa instancia, lo económico todavía no lo tenían resuelto. “Salimos a pedirle plata prestada a Jorge Brito, que era quien nos ayudaba; y la devolvimos con la primera cena que organizamos como Fundación. Eso nos hizo identificar qué programas podíamos hacer y que fueran gratis, para empezar a movernos... De esos primeros momentos, ¡ya pasaron 10 años...! —reconoce admirada—. En los primeros tiempos nos fuimos puliendo, fuimos una suma de buenas voluntades en una oficina vacía, con una cuenta de cero pesos en el banco. Así empezamos”, subraya orgullosa al volver la vista atrás y volver al presente junto al impacto social logrado.
Emocionada en ese racconto, Clara confía: “Me da alegría este repaso porque sé cómo empezamos, con todas las dudas de qué vamos hacer, cómo... Pensaba en eso y me decía a mí misma: ‘¡Yo soy administradora de empresas...!’ Porque si bien siempre tuve ganas de trabajar en algo social, al no ser esa mi formación todo eran dudas. Ahora hago este repaso, miro atrás y recuerdo que mis miedos y dudas quedaron atrás en un segundo porque lo mío fue querer poner un granito de arena en la gestión que estaba empezando de mi papá; y con todos los miedos, obviamente. Queriendo hacer una diferencia, demostrando que no estoy acá porque soy la hija de... sino haciendo mi propio camino. Los dos empezamos en ese momento; y mi papá no era lo que es hoy. El que hacemos en la fundación es un trabajo, feliz para nosotros porque estamos en contacto con las necesidades, con lo negativo y con el sufrimiento de diferentes familias y de niños, pero llevando respuestas. Lo intentamos mirar desde el lado positivo siempre; viendo qué podemos aportar para lograr una transformación en esas personas”.
Los programas y formaciones
Valores a la cancha es el programa iniciado en 2015 a través de escuelitas de fútbol, recreativas y mixtas mediante el que fomentan valores y vínculos sanos y saludables. “Consideramos al fútbol nuestra herramienta fundamental para unir a los chicos, las chicas y las familias y así contribuir a una mayor integración social. La pelota es nuestra llave para abrir las puertas de un futuro con más y mejores oportunidades”, describen desde Fundación.
El trabajo es realizado en los barrios vulnerables de Argentina. “Cuando detectamos la necesidad de trabajar en determinados barrios, articulamos con una organización local a fin de trabajar en red y poder llevar adelante, y de mejor manera, nuestras escuelitas de fútbol. Esto nos permite realizar un mejor seguimiento de cada uno de los participantes y sus familias. Así podemos brindar un acompañamiento integral”, agregan sobre lo que sucede en clubes de los barrios de San Martín, Hurlingham, La Matanza, Lomas de Zamora, Iguazú (Misiones) y Barrio La Católica (Santiago del Estero).
Es normal que cuando en los barrios, sobre todo en el interior del país, se enteran que llegara la Fundación, se confundan con qué pasará en ese encuentro. “Lo primero que hacemos al llegar, es contar que somos Fundación River, pero que no estamos allí para captar talentos. Cuando decimos eso, muchas familias se van y está bien. Si algún chico la rompe y quiere ir a probarse en River, nosotros con gusto les podemos facilitar ese contacto”, dice determinante.
En ese tono, pero sin perder la sonrisa, sigue: “Somos muy honestos desde el principio sobre cómo vamos a trabajar: todos nuestro programa son gratuitos y los llevamos adelante pidiendo compromiso de los dos lados. Lo único que pedimos a cambio es responsabilidad y compromiso de las familias, porque además de trabajar con los chicos, trabajamos con sus familias para lograr el cambio e integración”, explica D´Onofrio sobre cómo es el plan de trabajo en cada lugar, donde son recibidos con tanta emoción que los desborda porque, en muchos casos, esas familias sienten que por primera vez son vistos por fuera de los límites de sus barrios, y fueron vistos, nada menos, que por el club con más socios de Argentina.
Ese contacto mano a mano es para Clara la oportunidad de “demostrar que la grandeza de River es que tenemos los pies sobre la tierra, que vamos a donde podemos ir y que estamos en contacto con ellos, pero siendo un conjunto con el club”.
Otro de los programas, creados en 2015, fue Sin Fronteras. “Desde aquí acompañamos los partidos del equipo de Primera División cada vez que juega en Argentina o afuera. Nosotros vamos a conocer algún club, organización o fundación local. Lo lindo es compartir y conocer a esos chicos; y a veces nos acompaña algún jugador o exjugador, como lo hace Leo Ponzio, que habla con los chicos, y que por ahí les dice algo parecido a lo que les dijeron en el club, pero como es él, le hacen caso”, admite entre risas.
La meta siempre es trabajar con programas de transformación e integración social a mediano y largo plazo, que impacten en las realidades de las familias que participan de ellos. “Detrás de los números impactantes que tenemos como llegada, en cuanto al alcance de los programas, están las historias de las personas, de los niños y sus sueños cumplidos. Yo estoy más cerca de chicas y chicos que están pasando por alguna situación delicada de salud, que cuando vienen a la cancha se olvidan de lo que están pasando, que conocen al jugador que admiran y se olvidan de lo que les duele, de sus tristezas... ?¡Poder ser parte de eso es tan emocionante! Es inmenso el poder de algo tan simple como un saludo, compartir un rato; eso a ellos los transforma y muchas veces, los médicos y enfermeras, cuando estamos en contacto, nos llaman para decirnos que los chicos volvieron a sus tratamientos con más energía después de ver a su ídolo. No está clínicamente comprobado, pero sí es verdad que eso les cambia la energía. Está bueno que los jugadores entienda lo que ellos representan en la vida de un niño y lo bueno es que lo asumen y se hacen un tiempo para compartir unos minutos con ellos, sacarse fotos”, dice con la voz entrecortada y los ojos brillosos.
Ese programa del que habla es Sueños Cumplidos, que busca hacer realidad el anhelo de niñas, niños y jóvenes en situación de vulnerabilidad de conocer el Estadio Monumental y/o al Plantel de River Plate, a través de visitas al museo, la cancha o partidos de fútbol.
Otro de los vértices más importantes es la capacitación a los líderes sociales y deportivos de los clubes u organizaciones barriales a las que llegan. “Escuela de Formadores” busca contribuir al fortalecimiento institucional de los clubes de barrio de todo el país y organizaciones sociales, mediante la promoción de valores a través del deporte, capacitando a quienes tienen la tarea de formar niñas, niños y adolescentes.
“Es hermoso saber que esto logra un efecto multiplicador porque, por lo general, quienes están al frente de los grupos son personas con buenas voluntades, sin ninguna formación ‘formal’ sino que se trata de un vecino que quiere ayudar a que los chicos de su comunidad no pasen por lo mismo que él pasó, en el caso de una infancia o adolescencia traumática, tal vez de adicciones; y quiere ser él quienes los contenga. Entonces, es muy importante ayudarlos dándoles materiales de trabajo, capacitándolos y trabajando en la formación de valores; dándoles todas las herramientas que les podamos dar para que trabajen con los niños en los deportes, que no tiene que ser necesariamente fútbol, porque lo que enseñamos en los talleres se puede aplicar en todas las disciplinas deportivas”, remarca la presidenta de Fundación.
Todo ese enorme trabajo, hace que hasta el momento, sea la única del país en realizar distintos programas de trabajo a mediano y largo plazo junto a clubes y organizaciones sociales. “Podemos decir que somos referentes. No es una cuestión de ego decirlo, pero está bueno porque podemos compartir lo que hacemos con quienes lo necesiten y que crea, le es útil. En Sudamérica sí hay más clubes que trabajan con esta perspectiva, como Cerro Porteño y Flamengo”.
Este año, además, organizaron el I Congreso Internacional de Fútbol para la inclusión y el desarrollo, del que fueron parte 49 clubes de 14 países y 278 participantes. “De este Congreso quedó la Red de Clubes, que venimos trabajando todo este año para seguir generando charlas porque todos, más o menos, tenemos las mismas problemáticas, aunque sean de diferentes países. La realidad es que una pelota de fútbol es una herramienta educativa enorme y los chicos tienen interés en ella”, sintetiza.
Otra de las iniciativas más destacadas de la Fundación es “Entrenándome para la vida”, un programa que conecta a los jóvenes jugadores del club con sus raíces, alentándolos a soñar y a creer en su potencial: comparten sus historias de superación, convirtiéndose en faros de luz para niños y jóvenes que buscan inspiración.
También desarrollan “Nuevos Horizontes”, enfocado en el desarrollo cultural de los jóvenes deportistas que residen en la pensión del club. Para ellos organizan salidas recreativas y visitas a lugares emblemáticos de la ciudad de Buenos Aires, los ayudan a fomentar la autonomía y la integración social, brindándoles la oportunidad de explorar el mundo más allá de las cuatro paredes de su hogar.
La Fundación también se involucra en la lucha contra la desnutrición infantil a través del programa “Educando en Nutrición”, que no solo se centra en la alimentación sino que también promueve el vínculo madre e hijo, y el compromiso familiar, enfatizando la importancia de la salud y el bienestar en los primeros años de vida.
“Cada uno de estos programas es un testimonio del poder del trabajo en equipo, donde cada integrante es fundamental para alcanzar el objetivo común: un futuro más brillante para aquellos que enfrentan adversidades. Fundación no sólo busca cambiar vidas; aspira a construir una sociedad más justa y solidaria”, subraya la importancia de este trabajo.
En números
En los últimos 11 años, el trabajo que realizaron benefició a 109.114 personas a través de nueve programas educativos, deportivos y sociales. El recorrido para lograr realizar 32.030 entrenamientos de fútbol y valores, implicó 297.035 kilómetros por todo el país.
Además, construyeron cinco canchas y suman siete las escuelas de fútbol y valores que sostienen en cinco barrios vulnerables de Gran Buenos Aires, Misiones y Santiago del Estero. Escuela de Formadores llegó a 9.617 líderes, entrenadoras y entrenadores; y a 2.087 clubes de los barrios.
También, realizaron 108 ediciones de Sin Fronteras, el programa que fortalece el vínculo con filiales y organizaciones locales en las distintas ciudades del interior y exterior del país donde juegue el plantel profesional masculino de River Plate. Ya son catorce las provincias visitadas y nueve países sudamericanos. “Esta iniciativa que busca generar lazos de unión entre clubes y países en un marco de apoyo al trabajo de clubes de barrio y organizaciones sociales donde el fútbol es una gran herramienta social”, describen desde la entidad riverplantense.
Sin dudas, uno de los programas que más compromiso y emociones lleva a cuesta es “Sueños cumplidos”: 22.800 niños y niñas conocieron el Estadio Mâs Monumental y al plantel de Primera División. “Con esta iniciativa premiamos a nuestros super campeones de valores que con esfuerzo, garra, coraje y alegría luchan para salir adelante y son para nosotros verdaderos ejemplos de vida e inspiración”.
También otorgaron 391 becas para estudiantes del nivel secundario y 79 del universitario. Todos estos estudiantes son acompañados para impulsar y promover su permanencia en el sistema educativo. A eso, suman las 3.519 becas económicas entregadas en el programa Jóvenes al Mundo que acompaña a 61 chicas y chicos del Barrio Padre Carlos Múgica para que puedan finalizar sus estudios, fortaleciendo la integración y permanencia en la escuela.
A los residentes de Casa River, se les entregaron 4.648 cajas alimentarias a sus familias; y 1.367 cajas alimentarias fueron entregadas durante la pandemia a familias de Valores a la Cancha. En tanto, el Premio Fundación River Plate ya tuvo seis ediciones: 18 clubes ganadores y 5.371 beneficiarios. Asimismo, llevaron a cabo 16 ediciones del programa Entrenándome para la vida, con 6.836 participantes.
En marzo de este año, realizaron el Primer Congreso Internacional de Fútbol para la Inclusión y el Desarrollo: estuvo dirigido a líderes y referentes de fundaciones, áreas de responsabilidad social y sostenibilidad de los clubes de fútbol profesional. Y tuvo el objetivo de proporcionar un espacio propicio para la difusión, sinergia e intercambio de conocimiento sobre las temáticas principales relacionadas con el deporte como herramienta para el desarrollo sostenible.
Esta fundación recibió el reconocimientos de la UEFA Foundation y la Embajada del Reino de los Países Bajos por el programa “Valores a la Cancha”.
En un mundo donde a menudo se silencian las voces de los más vulnerables, la Fundación River Plate se erige como un baluarte de esperanza. A través de su labor, demuestra que el verdadero triunfo va más allá de los trofeos: se encuentra en las sonrisas de quienes están encontrando un camino hacia la inclusión y el desarrollo. Así, los valores de uno de los clubes más importantes de América continúa en cada vida que toca, en cada gol de esperanza, en cada abrazo compartido.